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Una vida entera con el balón en los pies

El Betis femenino despidió este fin de semana la temporada con una nueva victoria, la vigésima tercera, ante el Sporting B (0-10). Los 72 puntos que lucen en su casillero son el fiel reflejo de la extraordinaria campaña que ha firmado el equipo dirigido por María Pry, imbatido en las 26 jornadas (empató los tres encuentros que no logró convertir en triunfos) y campeón del Grupo IV de Segunda División. Por segunda campaña consecutiva, el sueño del inédito ascenso a Primera está más vivo que nunca.

"La experiencia junto a mi equipo durante los play off de ascenso a Primera del año pasado fue sin duda el momento más emotivo de mi trayectoria deportiva. No conseguimos el objetivo, pero esta temporada volvemos a tener la oportunidad de disputarlos y no nos cabe duda de que este año es el nuestro". Así de segura se muestra Irene Guerrero, una sevillana de 19 años y estudiante de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad Pablo de Olavide que cuenta los días para volver a enfundarse la elástica verdiblanca y trabajar junto a sus compañeras por festejar un merecido premio.

La joven tendrá que superar una agenda de lo más apretada en las próximas semanas. A los exámenes finales del curso se le suman los entrenamientos y la preparación de la liguilla de ascenso. Pero lejos estresarse, Irene opta por organizarse y, sobre todo, por recordarse cada día que todo su esfuerzo merece la pena. Por algo el fútbol es su pasión. "Desde que tengo uso de razón me recuerdo con una pelota en los pies. Empecé jugando con mi hermano, él fue quien me metió en este mundo", recuerda.

Un mundo que, pese a la exigencia y los sinsabores de la derrota, aspectos indisociables de cualquier práctica deportiva, le ha reportado muchas alegrías. Baste un vistazo a su palmarés para corroborarlo, pues fue campeona de Andalucía sub 15 y campeona de España sub 18. A esto suma las decenas de victorias logradas con el Betis durante las dos últimas temporadas y los correspondientes campeonatos ligueros de Segunda División.

Irene no concibe la vida sin el deporte. "También he practicado natación, voleibol, tenis, gimnasia acrobática, rugby y atletismo", apunta con naturalidad. "Pero el fútbol es la manera que tengo para desinhibirme de todos los problemas. Una vez piso el césped sólo pienso en disfrutar y dar mi cien por cien", añade.

Sobre el terreno de juego Irene se transforma. Se crece y se siente parte de un equipo en el que todas sus piezas se unen en busca del mismo objetivo. Y aunque a ella normalmente le toca hacer las labores de mediocentro, afirma ser tan versátil como lo demande la situación: "Siempre estoy a disposición de mi entrenadora. Si hay que jugar en otra posición lo hago sin problemas".

Además del ascenso, la sevillana tiene otro sueño a largo plazo: que el fútbol femenino siga ganando visibilidad. A su juicio, muchas cosas se están haciendo bien para conseguirlo: "Desde hace un par de años se están televisando partidos de Primera y a través de las redes sociales también se mantienen informados a los aficionados". Eso sí, aún queda mucho camino por recorrer. "Seguimos estando a años luz del fútbol masculino", reconoce.

No será por falta de competitividad, si bien Irene prefiere poner como ejemplos los ámbitos que mejor conoce: "A nivel provincial hemos crecido bastante en cuanto a número de equipos y eso es muy positivo porque cada vez son más las niñas que quieren jugar. Y a nivel regional, en Segunda División el Grupo IV es uno de los más competitivos de España, pues en él están Betis, Sevilla, Granada y Málaga, entre otros".

Preparada para el cúmulo de emociones que están por venir, Irene desea añadir otro final feliz a su carrera, pero está convencida de que, pase lo que pase, seguirá encontrando en el fútbol un motor único para afrontar todos los días con la máxima energía.

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