Atascado en las vocales
El derbi sevillano
El Sevilla de Sampaoli se desangra en infinitas pérdidas en fase de iniciación. La insistencia de salir con el balón jugado incluso con presión alta frena el éxito del modelo.
En el aprendizaje de los automatismos, eso que a afición y prensa le hace tanta gracia cuando lo escuchan de boca de los entrenadores, el edificio ha de empezarse por abajo cuando un equipo empieza desde cero. Estamos de acuerdo en que el Sevilla de Sampaoli es un equipo en la fase del que debe aprender a andar, pero lo que demuestra en los partidos tras lo trabajado en los entrenamientos es que no se mantiene en pie.
La fase de iniciación, la salida del balón desde la propia portería, es la primera lección para un equipo. Lo hacen así todos los cuerpos técnicos. Ensayar, repetir una y otra vez una serie de estrategias como conjuntos de movimientos que los jugadores deben memorizar igual que lo hacen con las faltas o los córners, mucho más por tratarse de algo de suma importancia y que se repite durante un partido como diez veces más que la estrategia como la conocemos.
A base de tanto repetir, con cada una de las opciones presentes y trabajadas en la intimidad (que tienen bastante) de los entrenamientos, los jugadores implicados en la salida del balón acaban realizando movimientos sin pensar, visualizando ya la siguiente toma de decisiones. Para eso es el automatismo. Como cuando para conducir hacemos el movimiento de embragar sin tener casi conciencia de ello. Así, cada equipo ensaya 4, 5, 6, 8 salidas distintas, en muchas de ellas con maniobras de distracción para burlar la presión, como movimientos para ofrecerse de los pivotes y así arrastrar a rivales y crear el espacio libre en otra zona.
El Sevilla, con constantes pérdidas de balón en la fase de iniciación, ha dado demasiadas pistas a sus rivales. El sábado, sabedor ya de que sus centrales no van a dar un patadón, el Eibar fue a presionar arriba con decisión para provocar el fallo. Elogiable puede llegar a ser esa manera de interpretar el fútbol que tan de moda puso uno de los técnicos admirados por Sampaoli, Pep Guardiola, pero llevado hasta el último extremo se convierte en una especie de suicidio. No se trata de comparar ni situaciones ni plantillas, pero cuando el Sevilla de Juande buscaba el balón largo a Kanoute nadie lo interpretaba como fútbol directo ni criticaba que jugara al voleón. Simplemente se aplaudía que llegara con tanta rapidez arriba y pusiera el balón a un jugador de la excelsa calidad del franco-malí.
Esta cuestión, con todo el debate que durante el verano ha causado la mayor o menor destreza para jugar con los pies de Sergio Rico, privó, por poner un ejemplo, al Sevilla de llegar a la tanda de penaltis en la Supercopa de Europa ante el Real Madrid cuando jugaba con diez. Fue Konoplyanka quien la perdió como podía haber sido Rami, Vitolo o N'Zonzi. Más de un mes después, el Sevilla sigue perdiendo la posesión en la salida de balón desde atrás.
No es nuevo, pero sí está más acusado por la insistencia. Ya con Emery el Sevilla tuvo muchísimos problemas cuando, abiertos los centrales, era Krychowiak quien bajaba a recibir en la mayoría de los casos. La presión que ejercían los rivales, que, además, dejaban que el polaco recibiera, se traducía en numerosas pérdidas al no devolver el balón con la limpieza necesaria. El balón largo de Kolodziejczak también era un recurso según qué partido, por ejemplo, ante el Rayo de Jémez, al que atraía tocando atrás para sorprenderlo a la espalda.
Quizá lo que sorprende en el caso del Sevilla de Sampaoli es que, para ser un equipo especialmente sensibilizado en rasear el balón entre el portero y los centrales, tampoco tiene luego complejos en mandar un balón largo saltando líneas hacia los extremos o los hombres de ataque, aunque, curiosamente, nunca en salida.
Todo es trabajar, insistir en los entrenamientos y buscar la fórmula más eficiente para llegar a la portería rival, que es de lo que se trata. Y si el Sevilla está teniendo problemas para plantarse con soltura en el área contraria, quizá aprender las vocales es lo primero para leer y escribir con soltura.
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