Aviso para navegantes

Advertencia El Cajasol cae ante el Fuenlabrada en un mal partido y pierde la ocasión de sellar la salvación definitiva Maquillaje Siete triples en el último cuarto dieron vida a los locales, que no culminaron la reacción

Savanovic intenta una canasta a aro pasado ante la opsición de Antonio Bueno.
Savanovic intenta una canasta a aro pasado ante la opsición de Antonio Bueno.
Pablo Salvago / Sevilla

19 de abril 2009 - 05:02

El Cajasol despertó del sueño. Tras seis victorias consecutivas, al séptimo partido, descansó. Y eso que el rival era propicio para acabar, con permiso del CAI que juega hoy en Vitoria, de certificar la permanencia. Pero el Caja despertó de un plomazo a manos de un buen Fuenlabrada liderado por el ex cajista Antonio Bueno, que casi finiquitó el choque en la primera parte. La salvación matemática tendrá que esperar. La próxima parada es el Palau Blaugrana, un escenario tan difícil como especial para dar el paso definitivo que todavía falta.

Ese pasó falta porque el Fuenlabrada se jugaba sus últimas opciones de meterse en los play off y no dudó en salir a comerse al rival. Sin Oleson de partida, pero con un extra motivado Antonio Bueno, los madrileños impusieron un altísimo ritmo al encuentro que sorprendió al cuadro local, que parecía recién levantado de la siesta. Sin la tensión e intensidad en defensa demostradas en anteriores partidos y sin el acierto de otros días, no le costó mucho a los de Luis Güil abrir brecha en el marcador ya en el primer cuarto.

Bueno lideró con seis puntos un parcial de 2-13 que obligó a Pedro Martínez a solicitar un tiempo muerto en busca de la reacción de los suyos. Llegó, pero a medias. En ataque la cosa fue mejor, pese a que Tucker, fallón y descentrado, no tenía el día. En defensa todo siguió igual y, claro, la ventaja se mantuvo más o menos en los mismos números en este periodo.

La entrada de Rivero, que no jugaba desde el choque en Badalona, palió en parte el atasco ofensivo, pero en la canasta propia Bueno hacía muchísimo daño en la pintura. Ni Triguero ni Rey pudieron en el primer parcial con el madrileño, que en 10 minutos se fue hasta los 12 puntos. Ver para creer la resurrección del pívot en Fuenlabrada tras el pobre rendimiento del año pasado. Así las cosas, los visitantes se fueron 13 arriba (15-28) al término del primer cuarto, evidenciando el porqué de que en la recta final de la Liga estén luchando por entrar en la pelea por el título.

El Cajasol, además, recaía en lo que venía siendo una de sus piedras angulares: el juego exterior. Con una serie de 0/6 acabó este primer periodo en el que, por si fuera poco, su rival también le superaba en el aspecto reboteador. Tocaba remar contra viento, marea y... los árbitros, que en el segundo periodo encresparon los ánimos de una afición volcada con algunas polémicas decisiones. Una de ellas fue la técnica que vio Tucker antes del descanso, que suponía su cuarta falta personal. Un hándicap para el Caja que obligaba a su técnico a sentar a su máximo anotador, si bien es cierto que lo hacía con sólo seis puntos y ningún triple. Pero hándicap al fin y al cabo, porque el norteamericano ha demostrado que es capaz de enjugar sus números en un abrir y cerrar de ojos.

Éste no era el único mal del conjunto local, que no encontraba la dinámica de juego que le ha llevado a enlazar seis triunfos consecutivos y conseguir un colchón sobre el descenso. El equipo jugaba a tirones, sin un referente claro en ataque. Mientras, enfrente, Oleson, entró en juego para, junto a Bueno, romper el choque antes del descanso. El de Alaska tomó las riendas en el tramo final cuando el Caja redujo la diferencia a ocho puntos (33-41) justo tras la técnica de Tucker gracias a un triple de Milisavljevic (el primero de los locales, que se fueron a los vestuarios con 1/9) y una canasta de Rey. El cuadro sevillano, con un renovado espíritu combativo, no estaba dispuesto a arrojar la toalla, pero la reacción se quedó en tentativa, porque un parcial de 0-7 que prácticamente sentenciaba el encuentro (33-48).

Nada cambió a vuelta de los vestuarios. El Caja fallaba canastas cómodas y no cerraba el rebote. Bueno seguía lo suyo. De él fueron los 11 primeros puntos de su equipo en el tercer cuarto -acabó con 29 y 28 de valoración- y Tucker, con cuatro faltas, ni defendía ni anotaba. La diferencia, que en este parcial llegó a ser de 20 puntos, se quedó 16 (53-69), gracias al trabajo bajo tableros de Caner-Medley.

Pero este Cajasol no baja los brazos nunca, y cuatro triples consecutivos, repartidos a pares entre Ignerski y Miso, dieron vida a los hispalenses, que por primera vez creyeron en el triunfo. Ambos lideraron la reacción, que tuvo su punto álgido tras otro triple de Tucker con adicional que dejaban a los de Pedro Martínez sólo cuatro puntos abajo (76-80) a tres minutos del final. San Pablo volvió a creer, pero tres pérdidas consecutivas (dos de Tucker) y un triple de Tskitishvili, otro ex cajista, devolvieron a todos a la realidad. Una mala tarde la tiene cualquiera. Pero una, que todavía queda trabajo que hacer.

stats