En los deportes colectivos la mayoría de las veces es injusto que se destaque el trabajo de un jugador sobre el resto del equipo. Pero, en ocasiones, actuaciones tan impresionantes como anotar 30 puntos y cazar 20 rebotes en un partido que te da el ascenso, y rehuir todo tipo de protagonismo en favor del grupo, merecen ser reconocidos con todos los honores, y ése es el caso de Virginia Pizarro, ala-pívot del Club Náutico.

A sus 23 años, esta sanluqueña de 1,78 que estudia la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas en nuestra ciudad, fue elegida la mejor jugadora de la fase de ascenso a la Liga Femenina 2. Sus comienzos se hallan en el club Abesa 80 de Sanlúcar de Barrameda, del que se fue a los 16 años al Guindos de Málaga, una experiencia clave en su carrera. "Fue chocante por pasar de un pueblo como Sanlúcar a una ciudad como Málaga, pero me alegro de haberme ido porque me abrió mucho las puertas". Y una de esas puertas fue la del Club Náutico, en el que milita desde la temporada 2004/05.

El problema de compaginar estudios y deporte es una constante en la mayoría de los deportistas jóvenes, pero Virginia Pizarro es clara en este aspecto: "Se tiene menos tiempo libre que la gente que no hace deporte, pero con organización hay tiempo para todo".

Se confiesa seguidora de la ACB y del Real Madrid tanto de fútbol como de baloncesto, aunque reconoce la supremacía del Barcelona en la cancha, pero con alguna que otra reserva: "Tienen un equipazo, pero este deporte es tan imprevisible que lo tienes todo a favor para ganar la Liga y la pierdes".

Algo muy similar a lo que el Club Náutico hizo en Córdoba imponiéndose al equipo anfitrión y favorito, logrando un ascenso histórico. "Tras seis años luchando por estar en la Liga Femenina 2 nos merecemos poder disfrutar de ella, y me consta que el club no para de buscar patrocinadores para lograrlo", confiesa al mismo tiempo que reconoce que seguirá practicando el deporte que ama "hasta que el cuerpo aguante".