Zan Tabak, entrenador ayudante del Cajasol

Zan Tabak: "Split es una ciudad que sólo admite campeones"

  • El técnico cajista desmenuza su extensa trayectoria como jugador y sus últimos años como ayudante de Joan Plaza en los banquillos, con anécdotas, recuerdos, títulos con la Jugoplastika, vivencias en la NBA, análisis del baloncesto de antes y el de ahora… Da gusto sentarse con el croata y dejarlo hablar.

Una curiosidad: ¿cuál era su sueldo y el de sus compañeros en aquella Jugoplastika fabulosa?

En el socialismo no tenías derecho como deportista a ser profesional, por tanto, tampoco oficialmente a salario, sino a una vivienda digna o mejor que la de una familia normal, un coche normal; lo otro se llamaba estipendio, no salario. Empecé con un estipendio de ayuda por alimentación con 15-16 años, un dinero al mes para que te alimentes te forma adecuada. Era para jugadores con perspectivas altas. Luego firmé el contrato con 17 años por cuatro temporadas. Kukoc, Radja y yo firmamos el mismo: coche, piso… En el socialismo no tenías propiedad de piso, sino que podías disfrutarlo. Mi salario era de 20.000 marcos alemanes al año, unos 10.000 euros, más premios por títulos ganados.

Poco dinero y muchos trofeos…

Sería injusto mirarlo así. Nosotros en esa época vivíamos mejor dentro del sistema que nuestros compatriotas. Dentro de ese modo de vida éramos unos privilegiados. Pero quiero hacer hincapié en que Yugoslavia tenía un socialismo mucho más liberal, con una vida mucho mejor que en otros países del Este, no se puede comparar con Rusia, Rumanía o Albania. A mí no me faltaba de nada, ni a otros chicos que no jugaban al baloncesto.

¿Cómo sale esa Jugoplastika?

Toda España se acuerda porque le ganamos tres veces al Barcelona en la Final Four. Pero antes estuvo la Jugoplastika donde jugaba mi suegro (Rato Tvrdic), con Petar Skansi, Damir Solman… Marcaron una época. Perdieron la final de la Copa de Europa en Tel-Aviv contra el Varese. Y ganaron la Korac dos veces. No fuimos la primera generación dominante de la Jugoplastika.

Recuerde aquel título llegando como cenicienta a la primera Final Four.

Era un premio estar allí. Jugué los dos partidos, con 17-18 años, pero tenía por delante a Radja, titular, a Sobin y a Kukoc, que era 1-2-3-4. Tenía una participación de 8-10 minutos y 2-4 puntitos. El año siguiente me fui de militar, era obligatorio, lo vi claro cuando fichamos a Savic. Decidí aprovechar el año. Tenía permiso para jugar la Euroliga, participé en todos los partidos y fui a la Final Four de Zaragoza. Volví al año siguiente, se fueron Radja, Ivanovic, Maljkovic… Tuvo más mérito aquella Euroliga porque con las bajas la gente decía que se había acabado el proyecto. Y ganamos tres títulos: la Copa, la última liga yugoslava y la Euroliga en París. Una cosa que demuestra la fuerza de este equipo es la pugna con Partizán. Ganamos tres ligas seguidas contra un rival con Djordjevic, Danilovic, Obradovic, Ivo Nakic, Paspalj… Un equipo para matar, que jugador por jugador era mejor que la Jugoplastika y aun así seguimos ganando.

¿Cómo celebraron la primera Euroliga?

Fue espontánea. Split es una ciudad de muchas celebraciones. Cuando Ivanisevic gana Wimbledon, se reúne entera en el paseo marítimo; cuando Blanka Vlasic se lleva una medalla, igual. Pero el único festejo espontáneo fue el nuestro. Aterrizamos por la tarde, oscureciendo, y vimos abajo miles de luces. ¡Qué es esto! Había una barrera llena de gente, se cayó y entraron para recibirnos. Fuimos a la ciudad, una media horita, y en todo el camino había gente para saludarnos en la carretera. Al entrar en el pabellón hay una fábrica de dulces y salieron todos los trabajadores. Dentro estaba lleno para hacernos una fiesta descomunal.

Un recibimiento majestuoso.

Sí, pero para que se vea la mentalidad de Split diré que el segundo año ganó la Jugoplastika la Copa de Yugoslavia al Estrella Roja por pocos puntos y hubo más críticas que celebraciones. En el tercer año o en el cuarto ganamos otro título y sólo la señora de la limpieza nos esperaba para recoger las bolsas. Quiero decir que Split es una ciudad que sólo admite campeones y no por mucho tiempo porque se aburren. Hay un proyecto de hacer una calle como en Hollywood con nombres de deportistas porque en Split creo que hay más de 100 medallas olímpicas ganadas en una ciudad de 300.000 habitantes. Vive por el deporte y ha dado muchísimos deportistas de altísimo nivel en muchas disciplinas. Saben reconocer el mérito, pero no durante mucho tiempo.

Es impresionante la estatura de los dálmatas…

Dalmacia y Montenegro son las dos zonas junto a Holanda con la gente más alta y atlética que nace en Europa. Pero no es en toda Croacia, sólo la costa. La mayoría de los deportistas croatas proceden de la costa.

¿Tanta diferencia hay entre el método Maljkovic respecto a los actuales sistemas de entrenamiento?

No es el método Maljkovic, sino de la escuela yugoslava. Él es un excelente entrenador, el mejor que he tenido en Europa, pero no es único. El sistema llega del profesor Asa Nikolic, y lo utilizan muchos entrenadores como Obradovic. Es un método de mucho trabajo, disciplina y sacrificio. Hay cuerpos para construir jugadores de baloncesto, pero las horas que echábamos nosotros no las echa ya nadie. Puede que 25 años después aquel trabajo no se considere hoy saludable, seguro, pero se trabajaba muchísimo y pienso que cualquier profesional que quiera conseguir resultados extremos debe hacer cosas extremas.

Entonces salió de Croacia y jugó dos años en Italia.

Me fui un año a Livorno y otro a Milán. En esa época era la mejor liga europea. Quiero aclarar la diferencia entre jugar como extranjero o como comunitario. La gente de mi país empezó a ser comunitario en 2000. Muchos como Petrovic, Delibasic, Kukoc, Radja o también Sabonis compitieron como extranjeros y la presión es mucho mayor. En Italia jugaban dos extranjeros y yo era uno. En Livorno estuve con Michael Ray Richardson; en Milán, con Djordjevic. Richardson ha sido uno de los tres o cuatro mejores extranjeros en Europa, como McAdoo o Wilkins. En Milán jugué con 22 años, uno de los más jóvenes de la Lega, y fui compañero de Dino Meneghin, con 44 años. Es un gran amigo. Mantenemos la relación. También estaba Antonello Riva.

¿Fue talismán por llegar a Houston y ganar el anillo?

Cuando me eligió Houston, me equivoco a medias. Está bien ganar el anillo, pero el problema es jugar. El título, un equipo impresionante, sí, pero no jugaba. Mi mala suerte es que habiendo sólo siete u ocho europeos en la NBA, me fui a un equipo con el mejor pívot de todos los tiempos. No soy un talismán. Sé apreciar un título, pero quería jugar.

¿No se aprecia igual jugando que sin hacerlo?

No sé otros, yo no.

¿Dónde lo guarda?

Es un anillo enorme y no llevo nada en las muñecas, ni reloj. No es mi estilo. Está en un banco de Split, en una caja. Lo enseño cuando los niños lo quieren ver.

¿Y la experiencia de jugar con Olajuwon?

Me preguntaron hace poco en Canal Plus si fue un año especial para mí. Y respondí que sí porque nació mi hija, porque pasé todo el año trabajando con el mejor pívot del mundo y, en tercer lugar, porque gané el anillo. Tenía cosas más importantes que eso. No me considero gran parte de este anillo.

Y decide cambiar.

Fuerzo mi salida. Es el draft de expansión, llegan Vancouver y Toronto, que es donde me voy; ahí es cuando jugué más en la NBA. Estuve tres años en Toronto; la última temporada fue mala de todo el equipo. Acabé en Boston. Al principio Pitino me quería en el equipo, pero empieza el ‘lock out’ (la huelga de jugadores) y mi mujer estaba embarazada. Esperé, esperé, esperé y decidí quedarme en Europa con mi mujer. Me fui al Fenerbahçe y después volví a la NBA, aunque no por una decisión deportiva.

¿Qué le parece el papel de la selección de Croacia?

Hay muy buenos jugadores, pero ahora no hay ningún líder claro. Croacia no ha sacado el 100 por 100 de sus posibilidades, aunque ganamos el bronce en Alemania, el bronce en Toronto y el bronce en Grecia.

¿Qué piensa de Drazen Petrovic?

Era un grandísimo jugador, un grandísimo ganador y un fanático del baloncesto. Consiguió lo que consiguió no sólo por su talento, sino por su trabajo. Lo respeto más que nada por eso.

¿Más egoísta que líder?

No sólo él. Un jugador debe tener un toque de egoísmo. He jugado con varios. Me parece una cosa normal, no estoy hablando como algo negativo, sino como una cualidad que un deportista de alto nivel debe tener.

¿Cómo se le veía en Split, como un héroe por croata o antihéroe por estar en la Cibona?

Cuando empieza la guerra los problemas están por encima del deporte; se le ve como deportista croata. Drazen no sólo tenía sólo un rol como deportista, sino antes del reconocimiento de nuestro país, cuando estaba en la NBA, era un gran activista de la causa croata. No sólo era un gran jugador, era un patriota. Esto de Split y Zagreb es una cuestión deportiva que se para cuando empiezan a ocurrir cosas más graves.

¿Ha sido el mejor jugador europeo?

No, ni de Croacia. El mejor es Cosic, el segundo Kukoc y el tercero Petrovic. Cosic fue el primer croata que entró en el Hall of Fame. Medía 2,10 y jugaba como base. En todos los equipos en los que jugó fue el más grande y lo ganó todo.

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