FERIA Tiempo Sevilla | Este martes se espera que sea el día más caluroso en la Feria

Almudena Grandes

"Hubo una resistencia contra el franquismo que a veces se ignora"

  • La escritora asegura que sus dos últimas novelas tratan de la guerrilla y que podría seguir escribiéndolas hasta el día de su muerte.

Almudena Grandes (Madrid, 1960) estudió Geografía e Historia en la Complutense y trabajó escribiendo textos para enciclopedias. Con una novela erótica, Las edades de Lulú, ganó el premio La Sonrisa Vertical en 1989. Fue llevada al cine por Bigas Luna y traducida a 19 idiomas. Después ha publicado ocho novelas más, que empezaron por lo contemporáneo hasta ir a la memoria histórica, y  la han encumbrado entre los grandes de la narrativa española. La última, El lector de Julio Verne (Tusquets, 2012), está entre los libros más vendidos actualmente. Es la segunda entrega de su proyecto Episodios de una guerra interminable.

-Su novela El lector de Julio Verne parece que es una de las que va a tener más éxito de crítica y público.

-De la crítica no me puedo quejar. Y de mis novelas recientes es la menos exigente para el lector. Tiene una lectura sencilla.

-¿Cómo la resumiría su autora en pocas palabras?

-Es una novela de aventuras. Tiene como protagonista a Nino, un niño que vive en el infierno de los años más duros del siglo XX español. Gracias a la literatura y a los adultos escapará de su destino. Es un homenaje a la literatura y un canto a la libertad, en un tiempo en que era una utopía.

-¿Está mitificada la historia del guerrillero antifranquista Cencerro?

-Cencerro muere a principios de la novela. Es importante como un mito que perdura, aunque en la realidad fue un hombre corriente, sin vocación heroica, que huyó al monte y se hizo famoso por su acción guerrillera en la sierra de Jaén. Fue mitificado por su vida y las circunstancias de su muerte. 

-El niño está inspirado en un amigo suyo.

-Digamos que mi idea en esta serie de Episodios de una guerra interminable es el modelo de Galdós. Crear historias de ficción y encajarlas en un marco real. En este caso, está relacionada con un amigo mío, Cristino Pérez Meléndez, profesor de Psicología en Granada. La novela me la ha regalado un personaje. Hay mucha información procedente de personas de carne y hueso.

-¿Por qué se le ocurrió escribir unos Episodios de una guerra interminable?

-El origen está en El corazón helado. Cuando empecé a escribirla, creía saber todo de la guerra y la posguerra. Leí mucho y descubrí que no sabía casi nada, tenía una visión estereotipada. Eso me absorbió;  ya no leía para documentarme, sino para mí.

-¿Y de ahí le van a salir seis novelas?

-No sabía qué hacer con las historias. En El corazón helado no cabían… Las examiné y vi que me salían seis, y que en Galdós estaba el modelo. Serán seis novelas que van desde 1939 a 1964, los 25 años de paz que decía el franquismo.  

-Visto desde el otro lado...

-Hubo una resistencia contra el franquismo que a veces se ignora, cuando fue una realidad. Hubo un PCE y hubo gente que en 37 años no dejó de resistir. Ahí tenemos un filón.

-¿Se ve como una Galdós del siglo XX español, aunque lo escriba en el XXI?

-No me atrevería a decir eso. Galdós se dedicó a contar el siglo XIX español y los Episodios Nacionales. Escribió con años de distancia, más o menos como yo. No me comparo, aunque mi idea es imitarlo. Para mí Galdós es uno de los grandes de la literatura, no sólo española, sino mundial.

-En Inés y la alegría cuenta una historia de maquis en el Valle de Arán. Y ahora en el Jaén profundo.

-Las dos son las novelas de la guerrilla en esta serie. Podría seguir escribiéndolas hasta el día de mi muerte. En Inés y la alegría es una mujer la que asiste al esfuerzo de la guerrilla que viene del exterior, y ella se salva, porque consigue escaparse y exiliarse. Nino cuenta otra historia, la de la guerrilla interior, más al sur. Son complementarias.

-Su Jaén rural es duro...

-Es lo que se llama el trienio del terror, entre 1947 y 1949. Es el terror aplicado desde el poder para conseguir un objetivo político. Franco, en el 46, se plantea acabar con la guerrilla. Como sabía que en el monte no podría, ataca en el llano a la población que la apoyaba. El terror preside la vida cotidiana en Fuensanta de Martos, lo impregna todo, se aplica sin excepciones.

-¿Qué papel juegan ahí los guardias civiles?

-Los guardias civiles también tenían miedo y eso los hacía más crueles. Al sentirse humillados ellos mismos, humillaban más. Creo que la realidad fue así.

-¿No eran malos del todo?

-Para que funcionen los malos en una novela no deben ser malos del todo. Me dan más miedo los que pueden sentir ternura y ser torturadores. Era un cuerpo represivo extremadamente cruel y por eso actuaban así.

-¿Hacia dónde irán los próximos episodios?

-Estoy terminando la tercera de la serie. Es una novela urbana que se desarrolla en Madrid. Las tres bodas de Manolita es distinta, es una historia de militantes que se organizan a un nivel ínfimo.

-¿Y después?

-Me quedarán tres novelas más. Tengo las historias, pero sin desarrollarlas.

-¿Qué queda de la Almudena Grandes de Las edades de Lulú?

-Pues supongo que mucho. Soy la misma, aunque pasa el tiempo y te deja arrugas y engordas. También soy mejor escritora, más poderosa. He perdido inocencia y ferocidad, ese es el precio. Sí tengo que decir que Las edades de Lulú me sigue gustando, no reniego.

-¿Lulú fue un trampolín decisivo para su carrera?

-Absolutamente. Fue una novela que me hizo un regalo, aunque estuvo a punto de aplastarme del éxito. Pero me permitió vivir como quería. Yo era una negra que escribía en situación precaria. Sin Lulú nada de lo que ha venido hubiera sido posible.

-También le dio una fama de escritora erótica.

-La novela se hizo más grande de lo previsto. Llegó un  momento en que me pregunté si quería ser famosa o escritora y decidí ser escritora. Con Malena es un nombre de tango me coloqué en otro sitio. Y hasta hoy…

-Ya hasta Vargas Llosa dice que es una de las mejores narradoras en español.

-Bueno, a Vargas Llosa le gustaba Las edades de Lulú… Mi compromiso es con la literatura. Soy exigente conmigo misma. También debo decir que tengo el mejor público de España.

-Está casada con el poeta Luis García Montero. Será una casa muy literaria.

-La literatura es nuestra vida. Vivir con un escritor es un privilegio. Primero porque Luis es mi primer lector, y siempre me dice la verdad. Y luego porque los escritores somos un poco neuróticos y entre nosotros nos entendemos mejor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios