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Cultura

Al mal tiempo, buenos libros

  • Petros Márkaris dio una lección de optimismo y amor por la literatura en el último día, que comenzó con la entrega de premios en la que se distinguió, entre otros, a Juan José Téllez y la sección de Cultura de este diario

Una mañana lluviosa y una tarde casi invernal pusieron el telón de fondo a la última jornada de la Feria del Libro de Sevilla, que vivió sus momentos más intensos en la tradicional entrega de premios y el encuentro de Petros Márkaris con sus lectores. Esta edición, en la que han bajado algo las ventas, que se han recuperado hacia el final de la semana, conforme refrescaron las temperaturas, será recordada por presencias como las de Almudena Grandes, Eduardo Galeano, Manuel Vicent, Luis García Montero, Pilar Chaves y, por supuesto, el autor de Con el agua al cuello. Su lección de optimismo como opción vital ante los reveses de la existencia fue el broche de oro perfecto a una cita marcada por la crisis y que ha servido para refrendar el fuerte vínculo entre la Feria del Libro y Sevilla. Algunos de esos datos los desgranó el director, Javier López, en la ceremonia en la que la Asociación Feria del Libro distingue a una serie de personas y colectivos comprometidos con el fomento de la lectura. Los galardonados fueron el cuentacuentos Pepepérez, que tras 25 años sigue encandilando a lectores de todas las edades, el periodista y escritor Juan José Téllez, quien recordó que "los primeros indignados de la Historia fueron los libros" y defendió la importancia del uso de la palabra en un tiempo como éste "en el que parecen primar los números", la biblioteca pública de Alcalá de Guadaíra, el proyecto Todostuslibros.com, que hermana en la red a todas las librerías de España y hace visibles sus fondos, y la sección de Cultura de Diario de Sevilla. Charo Ramos, jefa de la sección, recogió el premio en nombre del equipo que integran Braulio Ortiz, Patricia Godino y Paco Camero en la redacción, Blas Fernández en la edición digital y los críticos literarios Ignacio F. Garmendia y Manuel Gregorio González, en representación del excelente plantel de colaboradores y críticos especializados que este medio mantiene en las diferentes áreas culturales. Este premio se dedicó de un modo especial "a la prensa cultural de Sevilla, porque el periodismo está inmerso en su propia revolución digital pero también más vivo que nunca". Ramos recordó que, cuando Diario de Sevilla vio la luz en febrero de 1999, regaló con su primer número un ejemplar de La ciudad de Chaves Nogales a sus lectores. "Fue una llamada de atención sobre la importancia que el periodismo literario y la defensa de la verdad tendrían en su espíritu editorial. Por eso nos hace especial ilusión recibir este premio en una feria dedicada al principal periodista sevillano del siglo XX. Todo un referente, para nosotros, de lealtad y dedicación a este oficio de contar la vida, tan necesario como maravilloso".

petros márkaris

Con el humor que le caracteriza, el escritor griego clausuró la Feria del Libro de Sevilla, con la presentación de su novela Con el agua al cuello, la última publicada en español, en el sello Tusquets. En un acto presentado por el periodista Alejandro Luque y organizado por la Fundación Tres Culturas, Márkaris no sólo habló de su obra sino que hizo un extenso repaso a la actualidad de un país azotado por la crisis económica y política y los recortes impuestos desde Europa. Siempre optimista, Márkaris explicó el origen de su natural vitalidad. "Me crié en una familia que pasó por malos momentos, pero que, pese a todo, siempre estaba de buen humor y riendo", explicó el autor.

De ahí que la actual crisis económica y política de su país se sobrelleve mejor con una sonrisa. Eso mismo plantea su novela, en la que el comisario Kostas Jaritos tiene que investigar el asesinato de un banquero. "Es la realización de una fantasía. Muchos lectores griegos me dijeron que era una idea ingeniosa, pero... ¡lástima! no podían ponerla en práctica". Dice Márkaris que en su nueva obra -que acaba de publicarse en Grecia y que es la segunda parte de la trilogía que se inicia con Con el agua al cuello- ha tenido que incluir una nota en la contraportada pidiendo a los lectores que no imiten a los protagonistas del libro. "Hay un asesinato de un evasor de impuestos. He tenido que advertir de que si alguien asesina a un evasor de impuestos no podremos recuperar nunca el dinero evadido".

Cuando habla de la situación actual de Grecia se pone un poco más serio. Lo hace a través de Jaritos, ese comisario de la Policía ateniense que tanto ama la vida tranquila en familia, tanto se preocupa por el futuro de su hija recién casada, Katerina, y encuentra tanto placer en los tomates rellenos de su mujer, Adrianí. "Jaritos está sufriendo como todos los griegos. Se siente inseguro con el futuro y tiene un problema con su hija, que quiere emigrar porque ha estudiado muchísimo, tiene un doctorado y le han ofrecido un empleo fuera".

Desde que se publicara la novela en España, en otoño de 2011, hasta hoy la realidad del país ha cambiado y a la crisis económica se le ha unido el caos político. "Lo que ocurre ahora mismo en Grecia es una crisis sin final a la vista, sin perspectivas de futuro, y eso se ha visto reflejado en el resultado de las elecciones del 6 de mayo. No sé si todas estas medidas de austeridad van a ayudar a salir de la crisis, que ha destruido ya el entorno político de Grecia".

Márkaris es un exponente de la novela negra mediterránea, en la misma línea de Vázquez Montalbán o Camilleri. Ayer trazó las diferencias de este tipo de literatura con la nórdica. Básicamente son tres las diferencias: la extensión de las novelas, mucho mayor en las escandinavas; la pasión de los detectives mediterráneos por la gastronomía; y la brutalidad de los crímenes en las creaciones nórdicas. "Las novelas son mucho más extensas porque los escritores no pueden hacer otra cosa que escribir, por el mal tiempo que hace", sostiene. En cuanto a las torturas a las que los escritores suecos y noruegos someten a sus víctimas, para Márkaris esto sólo esconde las imperfecciones de estas sociedades. "El mito de Suecia como una sociedad perfecta es irreal, por eso los autores sacan a la luz la realidad en sus novelas".

El griego concluyó su charla recordando a su amigo Theo Angelopoulos, el director de cine para el que escribió guiones durante 40 años y que falleció hace unos meses atropellado en Atenas. Lo hizo, como siempre que se enfrenta a un mal momento, con una sonrisa, con una broma. "Nos peleábamos continuamente. Él me decía que llevaba décadas trabajando con él y no había aprendido nada de cine. Y yo le contestaba que había estado todo ese tiempo corrigiendo sus guiones miserablemente malos". Aun así, sigue sin hallar explicación a "una muerte tan absurda" que todavía no ha superado. No deja de echarle de menos.

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