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Cultura

Confundir emotividad con blandura

XXII Temporada de conciertos de abono. Solista: Gautier Capuçon, violonchelo. Director: Pedro Halffter. Programa: 'Brahms-Fanfare', de R. Frühbeck de Burgos; Concierto para violonchelo y orquesta en Mi menor, op. 85, de E. Elgar; Sinfonía nº 4 en Mi menor, op. 98, de J. Brahms. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves 21 de junio. Aforo: Tres cuartos.

Se despidió la Sinfónica de su abono y de su ciclo Brahms, de la mano de Pedro Halffter, dejando un agrio recuerdo en el oyente. Puede que sea por lo tirante de las relaciones del conjunto orquestal con su director artístico, con el agravante de los problemas laborales de los últimos días, pero el caso es que hubo escasa química entre ambos interlocutores a lo largo de todo este programa de conclusión.

Abría una anodina boutade de Frühbeck, autor de la casa, en la que lo único de interés era lo que procedía de Brahms y que, cuanto menos, permitió lucirse a los metales y a un inspirado Peter Derheimer en los timbales. También repetía (sería conveniente por cierto ir renovando la cartera de solistas, que se repiten ya demasiado) Gautier Capuçon tras la reciente comparecencia de su hermano, en esta ocasión para abordar una obra tan intensa y emotiva como el concierto para chelo de Elgar, tan unido a la memoria de Jacqueline du Pré. Capuçon, con un sonido de enorme suavidad, sedoso y tornasolado, con especiales resonancias en la franja aguda, hizo lo que pudo frente a una dirección plana, morosa hasta la lentitud, deslavazada y sin tensión, que parecía moverse de forma errática entre las secciones y que sólo se mostraba atenta a definir un bonito sonido, pero con una articulación falta de energía en momentos como la primera exposición del arrebatado tema inicial. Capuçon lució brillantes agilidades en el Allegro molto y una mayor entrega emotiva en el Allegro final.

No mejoró tras la pausa el perfil interpretativo de Halffter, que mostró ya desde el arranque del primer tiempo brahmsiano una total falta de coherencia interna en su fraseo, en general lento y blando sólo sacudido por ataques decibélicos seguidos de secciones lentas que se caían inevitablemente y que se movían con un amanerado rubato más allá de lo conveniente. ¿Qué será de la próxima temporada?

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