Tras la reivindicación en anteriores temporadas de la obra del tenor y compositor sevillano Manuel García, el Teatro de la Maestranza retoma su empeño por recuperar el trabajo de autores españoles que el tiempo relegó al olvido o, en el mejor de los casos, al acotado ámbito del debate erudito. Es el caso, ahora, de Ramón Carnicer (Tárrega, 1789-Madrid, 1855), uno de los compositores de mayor talento y oficio de la primera mitad del siglo XIX, nombre esencial del parco Romanticismo musical español y responsable de sinfonías y piezas sacras pero sobre todo de una amplia producción operística.

Precisamente una de sus óperas, Cristóbal Colón -estrenada como Cristóforo Colombo en el Teatro del Príncipe de Madrid en enero de 1831, donde sólo se vio dos veces- es la que ofrece el teatro del Paseo Colón en versión concierto en el cierre de su temporada lírica. Esta "joya del patrimonio español del XIX", como la califican los responsables del Maestranza, cuenta con un libreto -en italiano- de Felice Romani, que escribió también para obras de Bellini, Rossini, Donizetti y Verdi. Autores -en especial los tres primeros- nada ajenos al universo lírico de Carnicer, que revivirá mañana en Sevilla, en este "estreno en tiempo modernos", gracias a la paciente tarea del director musical Santiago Serrate, colaborador habitual del director artístico del coliseo, Pedro Halffter, y encargado de la puesta al día de esta partitura junto con los músicos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Coro del Maestranza.

"Es una mezcla entre Rossini y Donizetti y Bellini", coincide el tenor David Alegret (Barcelona, 1974), uno de los cantantes más destacados de su generación, que junto a Joan Martín-Royo, Yolanda Auyanet, Cristina Faus, César San Martín y Damián del Castillo integra el elenco vocal que defenderá sobre las tablas una obra muy exigente desde el punto de vista técnico. "Tiene una parte rossiniana, una coloratura en la que hay que ser muy precisos, y tiene todos los matices del belcantismo. Como cantante necesitas tener ese punto de lirismo, de legato, que exige la partitura. Por todo esto, me parece una obra muy atractiva para el público y para nosotros los cantantes, atractiva y además difícil", explicaba ayer Alegret en su camerino del Teatro de la Maestranza tras una de las sesiones de ensayos.

"Santiago Serrate ha hecho un trabajo fantástico. Y no ha sido fácil. Tenemos que valorar mucho a las personas que como él tienen el arrojo de recuperar estas obras. La causa del olvido, yo creo, es que en España, a diferencia de lo que ocurre en otros sitios de Europa, nos cuesta aceptar que lo nuestro es también muy bueno. A veces no somos conscientes del nivel que tienen estos compositores, pero pienso que estamos empezando a cambiar un poco el chip. Pero sí, pecamos a veces de no arriesgarnos con estas cosas. Por eso me hace mucha ilusión participar en este proyecto, y creo de verdad que le va a gustar mucho al público", dice.

"No había tenido contacto previo con Carnicer. Sabía de su existencia, por cosas que había leído, sabía que compuso el himno de Chile, pero es ahora cuando he profundizado en su obra. Fue un compositor muy importante en su época, de los mejores, y tiene una obra de gran valía, más allá de Cristóbal Colón", dice el tenor sobre un creador que también se prodigó como escritor e investigador -publicó varios estudios sobre la Castilla medieval- pero que sin embargo, hasta ahora, era recordado sobre todo por haber escrito el citado himno. Alegret, por su parte, vivirá mañana su debut operístico en el Maestranza, donde partiticipó, hace casi una década, en sus comienzos profesionales, en uno de los Mesías participativos de Haendel que organiza anualmente La Caixa en colaboración con el teatro.

Desde entonces, el barcelonés se ha labrado una reputación sólida -está considerado como uno de los mejores tenores lírico-ligeros del panorama actual-, ha actuado en varios de los escenarios europeos más prestigiosos -desde el Liceo de su ciudad natal a la Ópera de Zúrich, pasando por la Wiener Staatsoper, donde sustituyó en una ocasión al tenor peruano Juan Diego Flórez- y se ha especializado en un repertorio que elige cuidadosamente. "Me encuentro siempre muy cómodo, y eso no quiere decir que no esté estudiando y perfeccionándome constantemente, en el repertorio rossiniano, en sus óperas más conocidas, como El barbero de Sevilla, La Cenerentola, Il turco in Italia o L'italiana in Argel. Ahora estoy empezando a hacer cosas más líricas, sin dejar de ser ligeras: el Don Giovanni o Così fan tutte de Mozart, La sonámbula de Bellini... Soy muy estricto con el repertorio, y no quiero hacer más de lo que pueda hacer. Creo que aún mi voz tiene que evolucionar, tengo que dar unos pasitos".

Cristóbal Colón llega al Maestranza después de semanas complicadas, en las que se ha hablado mucho más de cifras, fallos judiciales y consejos de administración que de música. "El panorama está jodido, pero yo soy optimista", sonríe Alegret. "A lo mejor suena muy utópico, pero si todos hacemos un esfuerzo, si todos somos capaces de hacer un pequeño sacrificio, saldremos adelante. Pero todos: desde el primer miembro de una orquesta o el último violín o un solista como yo... hasta el político que está sentado en la silla. Todos. Porque ocurre que los que toman mayor conciencia de estas dificultades son quienes más las sufren. Pero pienso que llegará el día en que los políticos se den cuenta de que esto no puede continuar así. Ellos lo primero que hacen es recortar en cultura, pero la cultura es la identidad de un pueblo, individual y colectiva, y si la cultura desaparece, desaparece todo".