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Cultura

Sanz Lobato revisa en Sevilla la totalidad de su obra creativa

  • Santa Clara exhibe desde ayer 'Bercianos de Aliste' y sus series más célebres, en las que atrapa el alma de una España rural y profunda.

Rodeado de reporteros que ven en él a un maestro insólitamente redescubierto a los 80 años, Rafael Sanz Lobato, documentalista del alma de España y retratista de sus grandes políticos, gestores y artistas (como Teo Escamilla, José Mercé, Alberto García Alix o Hernán Cortés), paseaba ayer con su bastón y cierta incontinencia emocional por las salas del Convento de Santa Clara. Hasta el 2 de marzo este espacio municipal acoge la muestra de fotografías que recorre todas sus etapas creativas de 1960 -cuando tomó sus primeras imágenes con ambición artística, como la pareja de niños de Valencia que considera su fotografía germinal- a 2008, en que realiza sus últimos bodegones, inspirados por el surrealismo y la pintura de Morandi. La exposición y su catálogo son fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento, el Ministerio de Cultura (que la llevará de gira por varias ciudades españolas, incluida Madrid) y la Fundación Lara.

Representante de una generación puente que entre los años 50 y 70 renovó el fotoperiodismo español y supo reflejar la diversidad cultural de un país en transformación, Lobato obtuvo por su condición de pionero del documental antropológico el Premio Nacional de Fotografía 2011, del que esta muestra es su corolario.

El artista, en la inauguración de este proyecto expositivo, el más ambicioso dedicado a su obra y que se realiza en la ciudad donde nació en 1932 (aunque desde los siete años está afincado en Madrid), lamentaba no poder mostrar imágenes de Sevilla, que recordaba de un modo muy diferente. "Aquella calle Sierpes que antes de la guerra estaba llena de bares que olían a café hoy es, en cambio, una anodina calle llena de tiendas. Nací en la calle Bécquer y, de niño, cruzaba por la Alameda de Hércules y oía a Realito con el riapitá desde su academia, disfrutaba viendo a las niñas bailar de noche sobre el albero. ¡A qué artista o arquitecto se le habrá ocurrido quitarle el albero a la Alameda y convertirla en una plaza vulgar!", lamentaba ante la mirada cómplice del alcalde Juan Ignacio Zoido.

Y es que a Sanz Lobato le gusta dejar memoria de un tiempo que desapareció y, especialmente, de la transformación del mundo rural tradicional. Sus portentosas series Bercianos de Aliste, A Rapa das Bestas o Auto Sacramental de Camuñas dejan boquiabierto al espectador del siglo XXI y confirman un camino propio, al margen de las modas, pero que ha ejercido una gran influencia en autores como Cristina García Rodero.

Para los comisarios de la muestra, David Balsells y Chantal Grande, "Sanz Lobato ha tenido en su época una mirada limpia, honesta y contundente. Por eso estas imágenes consiguen hacernos reflexionar sobre el paso enorme que ha dado este país: al entrar en las salas crees estar ante rostros de la Edad Media o el siglo XIX, no te puedes imaginar que estos personajes fueron retratados en la segunda mitad del siglo XX".

La profunda religiosidad zamorana, la altanería de Castilla, el estoicismo extremeño, la humillación de los penitentes, las luces de la verbena, las prostitutas que se ofrecen tras el último baile... Son todas escenas inolvidables. "Sanz Lobato no se queda sólo en el reportaje antropológico. Busca sensibilidades, actitudes, como vemos en estos retratos tan influidos por Irving Penn. Es una persona de una generosidad extraordinaria. Si él no se diera a la gente que va a retratar no podría conseguir esas+ miradas y gestos. Es el suyo un trabajo realista, honesto, sincero, ético y estético", recalca Chantal Grande.

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