Bernard Ruiz-Picasso

"A veces, trabajar bajo el nombre de Picasso lo hace todo más difícil"

  • El benefactor de la colección del Palacio de Buenavista brinda su personal balance de los primeros diez años de la pinacoteca y apunta al refuerzo de las colaboraciones con otros museos.

Bernard Ruiz-Picasso es presidente del Consejo Ejecutivo y vicepresidente del Patronato del Museo Picasso Málaga, pero ante todo es el hombre que hizo posible la puesta en marcha de la institución a modo de apuesta personal. También ejerce como benefactor primordial de la colección permanente de la pinacoteca a través de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte. Ayer regresó a su museo para inaugurar la muestra Álbum de familia, de inevitable y especial implicación para él y los suyos, y recibió al Grupo Joly para brindar su personal balance de los primeros diez años de vida del proyecto.

-¿Es hoy el Museo Picasso lo que usted quería que llegase a ser hace diez años?

-Hay que partir de la idea de que este museo fue un deseo que mi abuelo expresó en los años 50 y que después tardó mucho, hasta que mi madre inició el proceso para su materialización con la Junta de Andalucía. Después empezaron a salir yacimientos romanos, fenicios, y no sé de quién más, entre otras muchas dificultades. Así que hoy, después de diez años de existencia, de sus más de tres millones de visitantes y de todo el programa que hemos podido desarrollar, nos podemos felicitar todos. Y eso incluye a la ciudad de Málaga. Cuando se pregunta a quienes acuden si les gusta el museo casi todos responden que sí, que no esperaban encontrar una institución de tanta calidad.

-El museo ha hecho del diálogo de Picasso con otros artistas un santo y seña a través de su colección permanente. ¿Entraba eso en sus planes desde el principio?

-Sí, la idea nació de una manera sencilla, lo difícil fue realizarla. Desde el primer momento se contemplaba como argumento fundacional tener un Museo Picasso con una colección permanente, que se fuese ampliando con el tiempo, y también organizar exposiciones temporales que pudiesen estar dedicadas a Picasso, a todo lo que ocurrió antes de él y al arte contemporáneo. La institución asume hoy este mismo compromiso de ofrecer un programa variado.

-¿Cómo valora la relación de su familia con la Junta de Andalucía? ¿Ayudó la unificación de las fundaciones al entendimiento?

-Sí. El museo tuvo un punto de partida muy complicado, con una institución puesta en marcha con dos fundaciones, una con la familia que tiene las obras y otra con un Gobierno regional. Es muy difícil sostener algo así en cualquier institución, y por eso desde el principio se trabajó en la creación de un organismo único. Cuando al fin nos dimos cuenta de que lo podíamos hacer tuvimos la sensación de cumplir una aspiración que había quedado pendiente. Y, desde luego, que contemos con una sola fundación ha resultado esencial para mantener el museo abierto, con exposiciones diversas y con un criterio amplio en cuanto a la observación de la creación artística. Así que el recorrido de estos diez años con la Junta ha sido bueno.

-La crisis económica estalló justo cuando el museo aspiraba a su consolidación. ¿Ha retrasado esta situación la evolución natural de la pinacoteca?

-Todos los museos han tenido que continuar su oferta expositiva en condiciones muy difíciles. Lo más complicado, sin embargo, es ampliar las colecciones de los propios museos. Para ello se han buscado fórmulas como los convenios o los préstamos. Sin embargo, al mismo tiempo me parece importante subrayar la manera en que el arte está hoy presente en la vida social y abraza una parte de la experiencia de mucha gente. Eso se puede comprobar en Málaga. El arte es más aceptado. Así que hay una esperanza mayor de contar con más público por parte de las instituciones artísticas. Piensa que hace 30 años no había casi nadie en los museos. Es cierto que las colecciones se enfrían, pero ampliarlas es muy caro y no hay muchas fórmulas políticas para cambiar esto.

-Precisamente, ¿hay motivos para esperar una nueva ampliación de la colección del Museo Picasso en un plazo razonable?

-Ése es el deseo del museo. Se están buscando fórmulas para ampliar la colección, porque eso forma parte de la razón de ser de esta institución. Pero hay que admitir que, en estos tiempos tan difíciles, el museo no ha sido capaz de comprar más obras desde la fusión de 2009. Eso es una realidad.

-¿Es la relación con otros museos internacionales todo lo fluida que debiera ser?

-Hay que tener en cuenta que para organizar exposiciones en colaboración con otros museos se necesitan dos años de antelación como mínimo para empezar a trabajar. A partir de ahí se puede colaborar con otras instituciones y obtener préstamos, pero un museo necesita tiempo para consolidarse y poder hacer un buen programa trabajando con otras instituciones. Nuestro museo es aún joven, ya tiene algo de experiencia pero tiene que mejorar aún, establecer más vínculos. Esto lleva su tiempo.

-¿Y sigue siendo Picasso una buena carta de presentación?

-Destacaría dos ideas en este sentido. Picasso es cada vez más conocido y reclamado, la gente quiere ver más exposiciones de Picasso; pero, como está más valorado, es más difícil organizar exposiciones con su obra. La demanda encarece todo el asunto de seguros y transportes. La gente quiere ver cada vez más exposiciones de Picasso, de Cézanne, de Matisse, pero precisamente la magnitud de ese deseo dificulta a los museos poder satisfacerlo. Se tiene que trabajar mucho más el concepto y el contenido de las exposiciones, porque esto es una competición, como el deporte. Es difícil luchar con las primeras instituciones del mundo para un museo como el nuestro, pero no renunciamos a la primera línea. Nuestro trabajo debe consistir en organizar exposiciones de muy buen nivel colaborando con todas las instituciones con las que podamos emprender proyectos conjuntos. Pero le diré que no es más fácil trabajar bajo el nombre de Picasso. A veces esto lo hace todo más complicado.

-¿Qué balance le gustaría hacer dentro de otros diez años?

-Hoy contamos con la experiencia de haber puesto en marcha un museo donde no había nada y de haberlo mantenido abierto todo este tiempo. Nuestro reto principal ahora es dotar de una mayor calidad a nuestras actividades: una vez consolidada la institución, con su apellido y su programa, tenemos que abrirnos a más colaboraciones nacionales e internacionales para organizar proyectos dignos y relevantes.

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