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Cultura

Nupcias con talento sevillano en Pekín

  • José Luis Castro ensaya estos días en la capital china su nueva versión de 'Las bodas de Fígaro', una ambiciosa producción asiática de la ópera de Mozart

La luz de Sevilla y esa corriente abrasiva de coquetería, celos, enredos y deseos no siempre satisfechos que Mozart liberó en su partitura para Las bodas de Fígaro son algunos de los elementos que José Luis Castro, director de la nueva producción que el National Centre for Performing Arts (NCPA) de Pekín estrena el 15 de agosto, maneja con destreza y elegancia en la capital china, donde aterrizó la semana pasada. El creador sevillano, director durante una década (1994-2004) del Teatro de la Maestranza y con anterioridad responsable del Lope de Vega y de la puesta en marcha del Teatro Alameda, además de director de espectáculos tan laureados como El cerdo con Juan Echanove, será durante el mes de agosto el principal embajador cultural andaluz en el corazón de la potencia asiática, donde tiene el encargo de recrear esa loca jornada durante la cual transcurre, dividida en cuatro actos, una ópera bufa ligada internacionalmente al nombre de Sevilla.

Con Las bodas de Fígaro, estrenada en Viena en 1786, Mozart inventó la ópera moderna, según relata Andrés Moreno Mengíbar en su libro La Ópera en Sevilla; una afirmación que el historiador y crítico de este medio sustenta en que el compositor "fue el primero en otorgar a la orquesta un carácter eminentemente teatral y en su capacidad para dotar de credibilidad escénica a los personajes mediante la música, más allá de la indudable calidad del texto de Da Ponte".

Para Castro, que la estrenó en 1999 en el Maestranza, donde la repuso en 2011 con tanto o más éxito si cabe, se trata de una ópera "luminosa" y una de sus obras predilectas del repertorio "porque todo en ella supone un acierto maravilloso: el libreto del abate y libertino Lorenzo da Ponte (autor también de la propuesta dramática de Così fan tutte y Don Giovanni), la música de Mozart y el material literario de Beaumarchais en que se basa, muy crítico con los injustos privilegios de la nobleza".

El NCPA es el complejo cultural más importante de la ciudad de Pekín, que con sus 20 millones de habitantes está decidida a auparse en pocos años como la capital operística más importante del mundo, por delante incluso de su gran rival, el Metropolitan de Nueva York. Por ello, sus programas y cachés rivalizan con los de los escenarios más cotizados. El hecho de asociar la propia firma de Castro a este espacio supone ingresar en una de las mejores plataformas culturales del momento, un reto que el director afronta con su característica entrega y su entusiasmo por el trabajo actoral.

Ha supuesto para Castro una grata coincidencia que quien fuera su jefe de producción en el Maestranza, Giuseppe Cuccia, posterior director del Teatro Massimo de Palermo, sea ahora uno de los consejeros artísticos de la Ópera de Pekín. "Hace ya dos años fui convocado a una reunión con las instancias políticas y culturales de la capital y allí se valoró la posibilidad de estrenar para la ocasión una nueva producción propia de Las bodas de Fígaro", recuerda. "En China no estaban acostumbrados a construir escenografías con las características que nosotros manejamos. Las bodas de Fígaro es un montaje muy barroco, como por otro lado lo es Sevilla, y recrear esos artesonados, molduras y tejidos desde la propia Asia está siendo un reto apasionante y complejo".

En esa aventura creativa, José Luis Castro ha contado con el diseñador escenográfico Giuliano Spinelli (Bolonia, 1970), gran colaborador del afamado Ezio Frigerio que firmara la celebrada producción de Las bodas de Fígaro del Maestranza. Con Spinelli, muy requerido por teatros como la Ópera de Roma o el Massimo de Palermo, Castro ha trabajado también en varios proyectos, entre ellos La Bohème que coprodujeron el Palacio de Festivales de Cantabria y el Gran Teatro de Córdoba. No menos importante ha sido el fichaje para la producción de Pekín de Irene Monti, primera asistente de la oscarizada figurinista y diseñadora de vestuario Franca Squarccapino.

La nueva producción de Las bodas de Fígaro se estrenará finalmente en el Theatre Hall, uno los espacios de mediano aforo del NCPA. "El conjunto es arquitectónicamente una maravilla, con un medio huevo enorme clavado en el agua, en una especie de lago maravilloso debajo del cual está el teatro. Es un espacio que destila ambición, grandeza, donde ves el cielo a través del agua", constata Castro a su llegada. El director escénico está muy contento con la elección de esta sala de 1.000 localidades "porque inicialmente Mozart y Rossini se representaban en teatros más pequeños que los actuales complejos operísticos. Esta ópera no es Aida ni el Trovatore y un escenario más reducido dota al proyecto de mayor calidez, complicidad y cercanía", apunta.

El montaje cuenta con dos repartos, uno de voces mayoritariamente chinas y otro internacional, y será estrenado musicalmente del 15 al 18 de agosto por el titular de la Orquesta de la Ópera de Pekín, Lu Jia, que fue el primer asiático en dirigir una casa operística italiana, el Teatro Verdi de Trieste. Con posterioridad, y para la reposición prevista en enero, será Pedro Halffter quien tome la batuta.

Si en la ya clásica producción sevillana de Las bodas de Fígaro se incluía una coreografía firmada por Cristina Hoyos, en el estreno en China del nuevo proyecto será otra fiel colaboradora de Castro y ex directora de producción del Maestranza, Alessandra Panzavolta, coreógrafa y también bailarina, quien se responsabilizará de los bailes. "La nueva producción mantiene el olor y el sabor de Sevilla, el ambiente despreocupado de ese cortijo a las afueras de la ciudad por donde se filtra una luz que informa de las distintas horas del día", celebra Castro, ansioso por trabajar con los dos repartos, pues las indicaciones teatrales, los juegos y gags que él creó en su día con la colaboración de un equipo de hoy célebres actores que trabajaron la dramaturgia antes de ensayarla con los cantantes, es un pilar de su quehacer para este título mozartiano que ahora le distingue en una ciudad exigente "que está convencida de ser, en muy poco tiempo, el primer referente lírico del mundo". Y una capital donde, a diferencia del vacuo discurso oficial de tantos políticos, sí están convencidos del poder de Sevilla como escenario operístico, pues la sombra y el hechizo de la capital andaluza presidió el cierre de la temporada en la Ópera de Pekín con las funciones de El barbero de Sevilla y ahora, de la mano de José Luis Castro, será la encargada de alzar el telón de la próxima con estas Bodas tan meridionales y, a la vez, tan exóticas.

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