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Cultura

Todo sobre Barenboim

  • El bonaerense, que dirigió a la West-Eastern Divan el domingo en el Maestranza y el martes en el Gran Teatro Falla, tiene una de las discografías más extensas de las que haya memoria.

1. Mozart: Conciertos para piano. English Chamber Orchestra. EMI (1967-75)

El músico no ha dejado de acercarse nunca a Mozart, pero posiblemente sea en los años 60-70 cuando más frecuentó la obra del compositor de Salzburgo. Sonatas, sinfonías, óperas, el Réquiem o esta integral de los conciertos para piano aparecen en sus registros de aquel tiempo. Como solista y director, Barenboim hace un Mozart eminentemente clásico, que entonces se apartaba de las visiones más brumosas y grandilocuentes de la gran escuela centroeuropea y hoy queda lejos del universo afilado, teatral y luminoso de las actuales versiones realizadas o influidas por el movimiento historicista.

2. Brahms: Sonatas para violonchelo. Con Jacqueline Du Pré. EMI (1968)

Barenboim se casó con Jacqueline Du Pré en 1967. Sus colaboraciones en disco, hasta que una esclerosis múltiple acabara con la carrera de la eximia violonchelista británica en 1973, son leyenda. Quizá alguien prefiera su Beethoven o su Concierto de Elgar (la competencia aquí de Barbirolli como acompañante de la propia Du Pré me parece excesiva para la aún algo bisoña batuta del bonaerense), pero estas Sonatas de Brahms resultan de una abrasiva mezcla entre melancolía y lirismo, apasionadas, intensas y de una profundidad expresiva que hace olvidar por momentos que las estuvieran tocando dos jóvenes de 23 y 25 años.

3. Messiaen: Cuarteto para el fin de los tiempos. Con Luben Yordanoff, violín; Albert Tetard, violonchelo y Claude Desurmont, clarinete. DG (1978)

En 1972 Daniel Barenboim empezó a grabar para Deutsche Grammophon. En 1975 fue nombrado director titular de la Orquesta de París. Son años en los que amplía su repertorio sinfónico y penetra decidido en la música del siglo XX. Este registro del Cuarteto de Messiaen, hecha con la complicidad del compositor, es ejemplar, sobre todo por su tratamiento rítmico.

4. Chopin: Nocturnos. DG (1981)

Este registro tempranero de los Nocturnos nos muestra a Barenboim como un pianista sensible, pero no sensiblero, lírico, pero no blando, delicado, pero en absoluto melifluo. Acaso no sea un Chopin tan hondamente expresivo o elegante como el de un Rubinstein o un Arrau, pero la precisión y la sutileza de los matices lo hacen grande.

5. Wagner: Tristán e Isolda. Jerusalem, Meier, Lipovsek, Struckmann, Salminen. Orquesta Filarmónica de Berlín. Teldec (1995)

Desde su debut en Bayreuth en 1981, la relación con Wagner se estrecha hasta alcanzar cotas soberbias en los registros de los años 90 para Teldec. Su Tristán e Isolda, con la pareja Siegfried Jerusalem - Waltraud Meier como la última verdaderamente grande en la interpretación de la obra, tiene el tono exaltado, voluptuoso y visionario que la partitura exige.

6. Bruckner: Sinfonías. Orquesta Filarmónica de Berlín. Warner (1991-96)

Instalado en Berlín como director de la Deutsche Staatsoper desde 1992, Barenboim puede ser considerado el último gran bruckneriano de una tradición que incluye a Furtwängler, Jochum, Celibidache o Wand. En la segunda integral de su carrera (la primera, con la Sinfónica de Chicago, la firmó para DG en los 80) su visión del maestro austriaco se ha esencializado y cargado de un oscuro pathos.

7. Schubert: Viaje de invierno. Con Thomas Quasthoff. DG (2005)

Barenboim ha sido acompañante de algunos de los grandes liederistas de la segunda mitad del siglo XX, como Jessye Norman o Dietrich Fischer-Dieskau. Este DVD recoge un concierto inolvidable celebrado el 22 de marzo de 2005 en la Philharmonie de Berlín en medio de una tormenta épica. El barítono Thomas Quasthoff hace una lectura tan íntima y desolada del Winterreise que al maestro argentino solo le queda seguir su línea con arrobo y sobriedad.

8. Beethoven: Sonatas para piano. EMI (2005)

Desde los 60 la relación de Barenboim con Beethoven es privilegiada. Resulta imposible encontrar a ningún intérprete, actual o pasado, que haya dejado más grabaciones del genio de Bonn. En estos registros, tomados en vivo en Berlín, el artista argentino parece trascender la propia letra de lo escrito en versiones de una naturalidad liberadora y una incontable variedad de detalles. Se incluyen las masterclasses ofrecidas aquel mismo año en Chicago (la de Perianes se editó en DVD aparte).

9. Beethoven: Sinfonías. WEDO. Decca (2011)

Última vuelta de tuerca al genial sordo, Beethoven for All incluye una nueva visita del maestro a las Sonatas, Conciertos para piano y Sinfonías de Beethoven. La orquesta es aquí la juvenil WEDO, para versiones que mantienen el peso enérgico, humanista y trascendente de la tradición, pero se aligeran en tempi y texturas.

10. Verdi: Réquiem. Harteros, Garanca, Kaufmann, Pape. Orquesta y Coro de la Scala de Milán. Decca (2012)

De su ya cerrada etapa milanesa, Barenboim deja, además del Anillo wagneriano en la polémica producción de Guy Cassiers (Arthaus aún no ha publicado El ocaso de los dioses), este Réquiem de Verdi con un cuarteto de lujo y una concepción más sinfónica que operística, tenebrista en su medido equilibrio de volúmenes y timbres.

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