Cante: José Valencia. Guitarra: Juan Requena. Palmas: Bobote, Juan Diego Valencia, Manuel Valencia. Artistas invitados: Eva Yerbabuena, Paco Jarana. Lugar: Teatro Quintero. Fecha: Martes 2 de junio. Aforo: Casi lleno.

El flamenco es su oficio. Lleva cantando desde que era un niño. La plena madurez llega con las increíbles facultades que lo adornan. Es un mago del ritmo. Es capaz de llevar aún más lejos la frase musical, un compás más allá. Hace el cante pastueño de su tierra pero le confiere una energía, un poderío brutal, atronador. Por eso necesita a escuderos de tanta solvencia como El Bobote o Juan Requena. Pura energía en el escenario. José Valencia es un superdotado a nivel vocal. De timbre pleno y bellísimo, de fraseo poderoso, de vertiginosa tesitura, de exacta, pulcra dicción. Pero además es un hombre inteligente. Sabe que no puede darlo todo, todo el tiempo.

Por eso ha situado estratégicamente en su recital algunos cantes más estilizados, en los que la energía se remansa, se concentra en sí misma, para estallar con más fuerza al momento siguiente. José Valencia es un mago de la energía y esa es su mejor virtud, por encima de las demás, que son muchas como estamos glosando.

Es también un aficionado enorme, un estudioso del flamenco. Por eso introduce la granaína, la liviana o el taranto con enorme sentido de la estrategia musical, escénica. También el alivio de la canción por bulerías. Y, por supuesto, la pincelada de Eva Yerbabuena. La granadina hizo los tangos de negros que nos legaron Triana Pura para llevarlos a su universo personal de estilización suma. Mimética y creadora en la misma milésima de segundo. El resultado es una delicia porque la ferocidad de la técnica convive con la sutileza del corazón, de la respiración, con el mínimo gesto de seducción o, más allá, de puro placer físico. El instinto depurado, pulido.

Valencia se reserva para el final el estallido de la bulería de su tierra, del romance mairenista que se ha naturalizado en Lebrija. Y el público se suma al estallido, a la función catártica del arte de esta noche.