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El encanto de estar en el mundo

MUSICA ALCHEMICA

XVI Noches en los Jardines del Real Alcázar. Musica Alchemica: Cristina Montes, arpa; Lina Tur Bonet, violín. Programa: 'Les nuits parisiennes' (obras de Jean Cras, Gabriel Fauré, Claude Debussy, Jules Massenet y Camille Saint-Saëns). Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Viernes 17 de julio. Aforo: Lleno.

A priori era una de las noches señaladas del festival de este año, la sevillana Cristina Montes, una de las grandes arpistas españolas del momento, y la balear Lina Tur, violinista excepcional, que ha pasado por Sevilla varias veces en los últimos meses, pero siempre con el violín barroco. Y las expectativas no se vieron decepcionadas. Con un programa genuinamente francés, quizás demasiado volcado hacia la música de atmósferas etéreas y dulces ("no apto para diabéticos", como bromeó la propia Tur), el dúo deslumbró por una musicalidad, una elegancia y una plasticidad extraordinarias.

Lina Tur es una lírica del violín, y en esta música en la que el singular romanticismo de Fauré, tan francés, tan inasible, tan indefinible, se alternaba con el impresionismo de Debussy, el clasicismo de Saint-Saëns, el falso orientalismo de Massent (Meditación de Thaïs) y la mezcla de todo ello (Suite de Cras) supo conjugar a la perfección la gracilidad del fraseo, sin caer nunca en el almibaramiento (y a veces había que contenerse mucho), con la variedad de las articulaciones y el manejo de los recursos ornamentales. La interacción con Cristina Montes, que dosificó colores y matices de intensidad de manera magistral, resultó de un equilibrio impecable. Entre ambas fueron pasando de las aéreas armonías de los tiempos lentos de Cras al canto noble y curvilíneo del violín en Après un rêve de Fauré, la dulzura íntima de su Berceuse, la sensualidad de Thaïs o el tono frágil, casi insinuado del Claro de Luna de Debussy. Para el final dejaron el virtuosismo de la Fantasía de Saint-Saëns, perfecto resumen de las posibilidades del dúo, que desde su matizadísima versión de Beau soir parecían invitar a todos a "disfrutar del encanto de estar en el mundo", como canta ese poema de Bourget puesto en música por Debussy.

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