Otello, el título de Verdi que inaugura este sábado la temporada lírica del Teatro de la Maestranza (tres horas y media de duración incluyendo los dos descansos), es desde todos los puntos de vista una ópera excepcional. Verdi la escribió entre la Misa de Réquiem -con la que comparte el carácter oscuro- y su última ópera, Falstaff. Los tres personajes principales (el moro Otello, su esposa Desdémona y su intrigante alférez Yago) se enfrentan en esta partitura a un enorme reto vocal e interpretativo. Tal es la desmesura que al director artístico del Maestranza, Pedro Halffter, responsable musical de esta versión coproducida por los teatros Massimo de Palermo y San Carlo de Nápoles, no le sorprende que, en la actualidad, "las representaciones de la ópera de Verdi sean aún más numerosas que las de Otello, el moro de Venecia de William Shakespeare", el drama en que se inspiró el libretista Arrigo Boito (1842-1918), una figura esencial para que el maestro italiano volviera a componer cuando ya había dado por finalizada su carrera.

La ópera, estrenada en el Teatro alla Scala de Milán en 1887, se inicia con una tormenta sobre Venecia y ese clima borrascoso, esa tensión permanente que empaña los cielos y el alma del protagonista, se mantendrá durante toda la obra. "Es una ópera de sentimientos extremadamente fuertes que trata tres temas de la máxima actualidad: la integración de una persona de otra raza en nuestra sociedad; la violencia de género, pues Otello mata a Desdémona al final del cuarto acto para luego suicidarse él mismo; y la mentira, representada en el personaje de Yago", explicó el maestro madrileño ayer en la presentación de este proyecto a los medios.

Halffter quiso también llamar la atención del público sobre dos momentos de especial belleza: la entrada de Otello en Venecia al son del Exsultate, "que no es propiamente un aria sino un aforismo musical de Verdi que en muy pocos compases transmite toda la carga emocional del personaje principal", y otro pasaje que tampoco estaba en el texto de Shakespeare, "el Credo in un dio crudel de Yago, donde Boito define perfectamente al otro personaje antagónico".

La misoginia y maldad de Yago llevan aquí la voz del barítono tarraconense Ángel Ódena; a la hermosa Desdémona la encarna Julianna di Giacomo, que estrenó en Palermo esta coproducción, y el mayor atractivo de este reparto realmente estelar es el tenor estadounidense Gregory Kunde, "el mejor Otello del momento", en palabras de Halffter y de buena parte de la crítica internacional. Kunde, que ha interpretado en siete producciones diferentes este papel en los últimos tres años, regresa así a Sevilla -"una ciudad a la que todos los cantantes queremos venir por la cantidad de óperas que han salido de aquí, como La forza del destino, Don Giovanni,El barbero..."-, en cuyo coliseo lírico debutó con Tancredi en 2009. "He esperado muchos años para poder afrontar este papel y está muy dentro de mi corazón. Otello es simplemente un hombre enamorado de una mujer que está en un mundo donde la gente es muy diferente de él. Y le ocurre lo que a veces pasa en la vida: que la semilla de los celos germina en su corazón y se apodera de él hasta convertirse en un gran árbol, hasta el punto de llegar a matar a lo más preciado para él, algo que leemos por desgracia a diario en los periódicos", valoró Kunde.

La iluminación y dirección escénica de Henning Brockhaus, que fue asistente de escena del fundador del Piccolo Teatro de Milán, el recordado Giorgio Strehler, huye por completo del realismo para reflejar los sueños y sentimientos de los protagonistas. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza dirigido por Íñigo Sampil y la Escolanía de Los Palacios suman también su talento a este magnético Otello para el que ya se ha completado el aforo del estreno y la función del viernes 6 (sólo quedan entradas para los días 3 y 9 de noviembre).