PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

El triunfo de Pilar Manchón

CUANDO propuse hace nueve meses que la mejor conmemoración de la Expo 92 era enseñar a los sevillanos la Sevilla 2012 de la isla de la Cartuja, uno de los referentes que cité fue el de la empresa Indisys, creadora de sistemas de inteligencia artificial para la interacción entre personas y asistentes virtuales. Propiciar ese diálogo de espectacular naturalidad hubiera propiciado colas hace veinte años en los pabellones que visitaron, con su entusiasmo juvenil, sin que aún se conocieran, Pilar Manchón, Gabriel Amores y Guillermo Pérez. Los principales fundadores, en 2003, de Indisys, tras una trayectoria en común como licenciados en Filología Inglesa, unidos en la investigación sobre lingüística computacional. Ejemplar demostración para la Sevilla de las Humanidades: desde facultades como ésa se pueden constituir empresas para un mundo global, aportando innovación de primer nivel, empleo y riqueza. Orillando la cantinela de que es una carrera que sólo sirve para estudiar oposiciones y dar clases.

Aprovecharon la incubadora de empresas de la Junta en el Edificio Eurocei, junto a San Juan de Aznalfarache, para disponer de una sede a bajo precio y poder centrarse en materializar sus ideas e intuiciones. Después siguieron ese proceso desde otro edificio con similar finalidad, el CREA, del Ayuntamiento de Sevilla, en San Jerónimo. Sus resultados se vieron respaldados al ganar en 2007 el concurso para crear en internet el asistente virtual del Servicio Andaluz de Salud. Se instalaron en uno de los nuevos edificios de la Cartuja para empresas de I+D, dieron el salto a grandes clientes nacionales (BBVA, Mapfre, El Corte Inglés, Merkamueble...), fueron elogiados y recomendados por un gigante de la innovación como Microsoft, y su enorme esfuerzo por competir sin fronteras, sin complejos, se ha ido viendo recompensado, abriendo mercado en otros países.

Con Pilar Manchón a la cabeza, han sabido vacunarse ante el virus del conformismo, tan letal en Sevilla. Han evitado convertirse en figurantes de los actos sociales donde se finge la pose de emprendedor. Y han sido coherentes con su valía para sacrificarse en pos de objetivos aún más importantes. Este año, Pilar Manchón fue elegida en España para irse varios meses a Silicon Valley (California) con una beca del programa Call to Innovation, dotada con 24.000 euros, y participar en la Singularity University que lideran Google y la NASA.

No sólo voló para seguir estando al día en las transversales tendencias de los próximos diez años, sino para intensificar la divulgación de lo que son capaces de hacer en Indisys. Aliada con Boeing en la creación de sistemas de control para aviones no tripulados, hubiera estado más cómoda pasando el verano en su domicilio de Espartinas y viendo a la familia en alguna de las playas cercanas a Sevilla. Dando carrete a toda la gente que se instala en la cultura de la queja. No hubiera tenido que afanarse intensamente día y noche desdoblándose tanto para el horario californiano como para atender sus obligaciones en la inercia del horario español. Pero el fruto de su estancia en la meca de la tecnología es un hito en la economía sevillana. Intel, la compañía líder en los procesadores para ordenadores personales, ha decidido invertir tres millones de euros en una pyme como Indisys y toma el 40% de sus acciones. Extraordinario.

Con un socio como Intel, además de lo que éste se beneficie incorporando la inteligencia artificial creada desde Sevilla, es mucho más sólida la internacionalización de Indisys. Meses antes, ya había apostado por ellos Inveready, un fondo catalán de capital riesgo. Ha puesto 600.000 euros porque es consciente del despegue que va a tener en nuestra sociedad el diálogo con máquinas inteligentes para todo tipo de trámites y consultas.

Justo es reconocer que Invercaria, la ahora merecidamente criticada entidad de capital riesgo de la Junta de Andalucía, apuntaló el despegue de Indisys cuando se evidenció la calidad de su tecnología. La consultora Gartner, la más prestigiosa del mundo, la eligió como una de las tres nuevas empresas tecnológicas con más potencial de futuro. Cuántas empresas jóvenes estarían creando empleo en Sevilla, en dirección opuesta a las que están echando el cierre, si se hubiera optado por el talento y no por el compadreo. Si la profesionalidad y el rigor se hubieran impuesto a la cultura del dispendio. Y, sobre todo, si los capitalistas andaluces del pelotazo con los suelos y del trato de favor con los políticos no se hubieran engañado pensando que era inagotable esa manera de amasar fortunas, y se hubieran anticipado a las consecuencias de su insostenible quimera derivando parte de sus beneficios de antaño a reinventarse como inversores de la nueva economía, en los proyectos digitales con más fundamento de negocio.

Pilar Manchón, con Indisys, ha dado, por contraste, una lección magistral sobre la apuesta que debió hacerse en Sevilla desde que terminó la Expo 92. Identificar a los mejores jóvenes e impulsarles para que inventen pensando en el mundo del futuro, lo que lleva parejo un nuevo estilo de protagonizar la ciudad, hacia dentro y hacia fuera. A pesar de los pesares, los hay que, por generación espontánea, superan dificultades y prejuicios. Pero serían más los casos de éxito, y su triunfo sería más rápido y de mayor envergadura, si Sevilla derrotara a sus demonios interiores, al cúmulo de taifas montadas para vivir de las barreras, y se convenciera de que el espíritu de superación tiene mucho más valor identitario que el pan para hoy y hambre para mañana.

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