Punto de vista

josé Ramón / del Río

Reivindicando palabras

Amí me gusta Sevilla y admiro a Antonio Burgos, el mejor articulista desde que murió mi paisano José María Pemán. Creo también con Villalón y él que el mundo se divide en dos partes: Sevilla y Cádiz, una vez que el papa Alejandro VI lo hubiera dividido, después del descubrimiento de América, entre España y Portugal. Que Antonio es un gran amigo de Cádiz y los gaditanos está fuera de dudas. No ya porque se le haya reconocido oficialmente como hijo adoptivo de la ciudad, por sus habaneras, comparando Cádiz y La Habana, sino porque ejerce el gaditanismo como hay que hacer las cosas: como una profesión. Él mismo lo ha resumido mejor que nadie: "En Cádiz me han dedicado un paseo; en Sevilla me mandan a paseo". En cuanto a mi -y perdone que me ponga a compararme con un incomparable, como si estuviéramos cantando a dúo, pero lo hago por necesidades del guión- el que mejor resume mi afición por Sevilla (probablemente por mi gusto por su Semana Santa) es Quico Zamora, laureado corista del Carnaval y más gadita que Hércules fundator y Valentín el fenicio, que Teófila ha encontrado tieso en el solar del cine Cómico. Quico nos llama a mí y a todos los que nos gusta Sevilla, "sevillanicos".

Últimamente mi admirado Burgos, ha dedicado una serie de artículos a las palabras sevillanas que ya están en desuso y ha pedido la colaboración de sus lectores, para que le ayuden a rescatarlas. Sevilla es más grande e importante que Cádiz, por eso los sevillanos aman a Cádiz, mientras que algunos gaditanos consideran imperialista a Sevilla, sobre todo después de lo de la Zona Franca. Yo no participo de este sentimiento y lo demuestro porque no me mosquea que a la Abogacía de Estado de Cádiz, donde estuve destinado toda mi carrera, los abogados del Estado sevillanos la llamen "el Sevilla B", porque allí todas las plazas estaban siempre ocupadas y debían esperar la vacante en Cádiz, por suerte para ellos.

Pero no paso porque que mi amigo Antonio considere que son de Sevilla unas palabras que allí se consideran perdidas. Entre él y sus lectores han encontrado, entre otras: aljofifa; atragantá; alcancía; aparador; asadura; babuchas; boqueá; búcaro; catea, camballá; corsario; chícharo; chufla; y me paro en la C, porque me quedo sin espacio.

¿Hay algún gaditano que necesite de un miarma, para que le traduzca esas palabras? Aquí se usan de continuo.

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