Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

Tribuna de opinión

Fernando Mendoza. Arquitecto

A vueltas con la calle Imagen

El autor cree inexplicable que el Ayuntamiento proteja la arquitectura de esta céntrica vía y apuesta por una mejora e integración en su entorno

ES inexplicable la voluntad del Ayuntamiento de Sevilla de proteger la arquitectura de la calle Imagen en el nuevo Plan Especial del sector. Resulta evidente que las demoliciones masivas, el trazado y la construcción de la calle Imagen son hijos de su tiempo, los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, el régimen de Franco y el alcalde Marqués de Contadero. Por ello, resulta poco recomendable aplicar conceptos actuales a actuaciones pasadas: ni los tiempos, ni los criterios, ni las actitudes pueden ser comparables. En el momento de apertura de la calle Imagen la "renovación urbana" se entendía generalmente por la demolición total de los sectores históricos y su sustitución por arquitecturas de su tiempo. No existía la rehabilitación urbana. Es el momento del arrasamiento del barrio de San Julián con el argumento de su decrepitud, argumento en el que estaban escondidos motivos políticos más oscuros como herencia de la Guerra Civil. Fue el comienzo en Sevilla de los procesos de gentrificación, palabra que define los procesos de transformación urbana en que se expulsa a la población envejecida y pobre y se sustituye por otra de mayor poder adquisitivo a la vez que se renueva la edificación.

La construcción de la calle Imagen fue un negocio especulativo apoyado en el espantajo que se utiliza en nuestra ciudad cuando se pretenden hacer barbaridades: "la modernidad". En esa época seguía vigente la idea de que el centro histórico de Sevilla era un espacio insalubre, ruinoso y poco apto para vivir, que podía producir epidemias. Esta actitud prolongaba los movimientos higienistas de finales del siglo XIX que exigían una mejora de los abastecimientos de agua potable, del saneamiento de residuos, recogida eficaz de basuras y pavimentación de calles para evitar enfermedades. Esto explica el abandono poblacional y el arrasamiento que sufrió el centro a favor de barrios nuevos como Los Remedios y que culminó en los años setenta en más de trescientos derribos de edificios históricos al año, según denunciaba la exposición La destrucción de la ciudad organizada en la misma calle Imagen por el desaparecido CEYS del Colegio de Arquitectos.

La apertura de la calle Imagen continuaba el trazado Campana- Puerta Osario planteado a principios de siglo como potente eje Este-Oeste del casco antiguo, comenzado por la apertura de las calles Martín Villa y Laraña. El automóvil había entrado con fuerza en las ciudades y había que "adaptarlas" a este nuevo icono de ascenso social. Pero si estas dos calles correspondían al concepto de ciudad de los arquitectos regionalistas, estando ajustadas a la escala de la ciudad antigua, Imagen se planteó como un injerto de la ciudad "moderna" en el corazón de Sevilla. Esto es, un trozo de la periferia en el centro histórico. Bloques de tipologías extrañas, de alturas excesivas, de seis o siete plantas frente a las cuatro de Laraña. Recordemos que una de las prescripciones más disparatadas del Movimiento Moderno era que el único criterio para definir las alturas era el ancho de calle, olvidando razones de continuidad histórica, escala o cualquier otra. Por esa razón su arquitectura resulta tan desproporcionada; soportales sin continuidad; algunas arquitecturas mediocres salvo un par de excepciones, terrazas corridas en los edificios frente a los balcones y cierros tradicionales. La calle tampoco plantea ninguna relación con la extraordinaria iglesia de San Pedro, que aparece en la distancia como un extraño objeto de otro tiempo.

Pero el pasado, pasado está. Es evidente que si hubiera que hacer una operación semejante hoy en día se haría de una forma radicalmente distinta, e incluso opuesta, ya que ha mejorado desde entonces de manera sustancial la comprensión de la ciudad histórica, las técnicas de rehabilitación de los edificios antiguos y los derechos de los peatones frente al omnipotente automóvil de otros tiempos. Lo que se hizo en la calle Imagen, con sus luces y sus sombras, no hay que protegerlo sino mejorarlo. No es concebible que cualquier Ayuntamiento, por disparatado que sea, quiera demoler esos bloques de viviendas y oficinas para volver a la estrechísima calle Imagen antigua. Porque la calle Imagen actual, no lo olvidemos, está viva. Sus comercios y bares funcionan, las oficinas de las plantas altas suelen ser estables. Tiene dos aparcamientos cerca: Santa Ángela de la Cruz y Plaza de Ponce de León. Tiene un tráfico peatonal intenso hacia las paradas de autobuses de esta última plaza.

La respuesta lógica a la realidad actual no puede ser la conservación de algo que no merece ser conservado, sino su mejora e integración con su entorno y la puesta en marcha de actuaciones para el ciudadano que resuelvan las discontinuidades más graves con el contexto urbano. La calle exige un redimensionamiento de la relación entre el automóvil y el peatón. Actualmente tiene una calzada desproporcionada a favor del automóvil, que debería reducirse para ampliar las aceras. Al suprimir de manera drástica el tráfico rodado en su acceso a La Campana no es necesaria una calzada de esa anchura que contrasta con el embudo de una sola dirección alternativa de la calle Almirante Apodaca. La ampliación del acerado permitiría la plantación de árboles de gran porte cuya vegetación difuminaría la agresividad de la arquitectura y contribuiría a hacer de la calle un espacio más amable. En resumen, limpiar el aspecto cutre que presenta la calle: mejorar los pavimentos; limpiar los soportales de chapas de hierro oxidadas, que son respiraderos de los sótanos; eliminar los anuncios luminosos baratos y sustituirlos por otros más dignos; unificar el mobiliario urbano de bares y terrazas; limpiar y mantener los edificios, que han envejecido muy mal. Modificar la iluminación de autopista actual por una más amable para el peatón. Y por último, resolver los problemas de encuentro con esa enorme "falla valenciana" de la Plaza de la Encarnación que Monteseirín nos legó.

Renovarse o morir. Después de 50 años Imagen necesita una renovación urgente. Esto será la mejor manera de mantenerla, no poniendo absurdas condiciones conservacionistas, como brindis al sol, en el Plan Especial del sector.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios