Alejandro Pozuelo ha roto la baraja. Lo hizo hace apenas unos días cuando acudió, en compañía de su padre y de uno de sus agentes -según las fuentes consultadas por este diario-, a la sede del Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación (CMAC) de Sevilla a interponer una demanda de conciliación contra el Betis para la resolución de su contrato, que, según el futbolista, expira el 30 de junio de 2013.

Lógicamente, nadie de la planta noble del club de La Palmera atendió la solicitud del jugador y el asunto está a la esperada de que el atacante trianero, probablemente esta misma semana, presente una demanda social. Es el siguiente paso en la batalla jurídica emprendida por Pozuelo de la mano de sus representantes, acudir al juzgado de lo Social e interponer una acción declarativa al objeto de que sea declarada nula la cláusula de su contrato por la que pleitea con el club desde hace unos meses, justo la que otorga a éste la potestad de renovarlo por dos temporadas más a partir de la de la finalización del contrato.

Los agentes de Pozuelo, pertenecientes a la empresa Promoesport -la misma que rige, entre otros, los asuntos de Emana e Iriney-, entienden que la cláusula de renovación unilateral que las partes pactaron en su día, cuando renovó el futbolista, es abusiva sólo por esta condición de unilateral y que va en contra de los derechos del trabajador, en este caso Pozuelo. El club verdiblanco, por contra, considera justo lo contrario, ya que fue firmada por acuerdo entre las partes y de buena voluntad y que, además, las dos temporadas adicionales, es decir, la 13-14 y la 14-15, conllevarían una serie de mejoras, incluso económicas, en las condiciones del futbolista.

No en vano, Vadillo firmó hace poco su renovación en unas condiciones idénticas, y en el caso de Nono también se dio, aún más recientemente, una situación muy similar. Sus agentes, Eusebio Rufián y Álvaro Torres, en vez de buscar pelillerías en el contrato, consideraron de justicia cumplir con lo pactado y firmaron las respectivas ampliaciones estipuladas.

Éste ha sido uno de los motivos importantes para que el club se haya negado a una negociación en el caso de Pozuelo. "El Betis es un club de palabra y que cumple lo que firma. A Eder Vilarchao se le respetó lo pactado y se ha cumplido incluso antes a raíz de su lesión y así será con todos. No nos parece justo pagarle más dinero al que está dispuesto a incumplir cuando otros futbolistas nuestros han respetado los acuerdos. En esto tenemos que ser intransigentes y respetar a los que han cumplido con nosotros. ¿Qué pensarían si ahora a otro compañero le damos más dinero?", indicó José Antonio Bosch tras ser consultado por el particular.

El club verdiblanco entiende que el acuerdo tiene validez jurídica y no se basa únicamente en que otros futbolistas lo hayan suscrito, de ahí que en su momento tramitará la ficha de Pozuelo como futbolista del Betis en la Federación Española de Fútbol de cara a las próximas temporadas. En principio, ésta estará del lado del club y respetará el contrato, no pudiendo el trianero jugar en ningún otro club en tanto no se resuelva su situación.

Es por ello que sus agentes se hayan querido anticipar al dictamen de la FEF, sabedores de que los juzgados de lo Social están hoy saturados y una resolución en firme llegaría ya con la temporada iniciada.

De otro lado, se supone que el futbolista adopta esta postura de fuerza con el sostén de un club con el que haya firmado ya un precontrato. El Granada y el Barcelona B fueron algunos de los equipos que se interesaron por él hace unos meses y que, por supuesto, se enfrentarían al pago de una condena resolutoria en el caso de que los tribunales diesen la razón al Betis en su defensa de que al futbolista le restarían esos dos años de contratos que se van a pleitear.

Una postura arriesgada la de Pozuelo, quien ya el pasado fin de semana, casualidad o no, salió de la convocatoria de Pepe Mel.