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Siempre de Primera

  • Más de 50.000 hinchas se echaron a la calle para recibir al Betis en Santa Justa y en la posterior celebración en el estadio · Plantilla, cuerpo técnico y afición disfrutaron de una noche inolvidable.

¡Adiós, a Segunda, adiós!, gritaron los miles de béticos que se dieron cita en Santa Justa para recibir a una plantilla que entró en éxtasis cuando vieron a los aficionados gritar "¡Miki Roqué, lo, lo, lo!" sin olvidar a otro gran artífice del ascenso de los de Heliópolis, Pepe Mel, con gritos de "¡Pepe Mel, Pepe Mel, Pepe Mel!". Además, para animar la fiesta antes de la llegada de los futbolistas, Rafa Serna cantó, varias veces, el himno del centenario, acompañado por el presentador Manu Sánchez. Y como viene siendo habitual desde el año pasado en el Helmántico, la parroquia bética no dudó gritar al ritmo del Stereo Love, que bien puede considerarse un nuevo himno en Heliópolis.

El éxtasis llegó cuando la plantilla del Betis apareció en la estación, con Rafael Gordillo emocionado y Emana enseñando su cabeza pintada. Pero uno de los nombres que más gritó la afición bética fue el de Iriney, que con sus gestos agradecía a los hinchas el apoyo mostrado durante toda la temporada. Tampoco faltó el "¡que bote Pepe Mel!, ¡que bote Pepe Mel, que bote Pepe Mel!". Así partió el autobús rumbo a Heliópolis donde se dieron cita más de 50.000 eufóricos hinchas que en ningún momento dejaron sólo al equipo, acompañando a la Flecha Verde -Siempre de primera, gracias afición era el eslogan- en motos y coches particulares. Con la Palmera hasta la bandera Manuel Melado, el speaker del Betis, empezó a nombrar uno a uno a los jugadores. Hombres como Beñat, Dorado o Roversio no pudieron ocultar su emoción, al igual que Miguel Lopes, emocionado al llegar a Sevilla. Uno de los futbolistas que más vitoreó el público fue Iriney, rugiendo la Palmera al grito de "¡Iriney, Iriney, Iriney!". La comunión que ha existido durante la temporada entre los jugadores y la grada no iba a quedarse atrás en el día que, por fin, el Betis celebraba el ansiado ascenso. En La Palmera no cabía un alfiler. Si más de 15.000 béticos se habían agolpado en Santa Justa, muchos más esperaron a sus ídolos en el Villamarín.

Apartado especial mereció Emana , que apareció con eso de "¡Mucho Betis manquepierda! Somos una familia, todos juntos en lo bueno y lo malo". Y por supuesto Pepe Mel -¡Tú sí que vales, le decía la afición!-. "He tenido la suerte tener esta familia que tengo aquí detrás. Me da vergüenza que me queráis tanto, ¡viva el Betis!", espetó un entrenador al que el beticismo le ha calado hondo. Y es que su hija bien que podría ser una de las aficionados que se agolparon delante del escenario.

Por último, apareció el presidente, Rafael Gordillo, recibido con "¡Presidente, presidente!" y "¡Gordillo, quédate!". El símbolo de este nuevo Betis delante de los suyos. "Estoy muy orgulloso. Esta plantilla nos ha llevado a Primera. Para ellos es el homenaje y para los béticos que están en el cielo. En especial a Porrúa", dijo, agradeciendo también el esfuerzo del consejo. La fiesta acabó con el himno del Centenario. Gracias, afición...

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