DIRECTO El resultado sobre la consulta de la Feria de Sevilla en directo

DERBI Joaquín lo apuesta todo al verde en el derbi

Calle Rioja

El transiberiano de Malagón

  • Encuentros. En el AVE del sábado viajaban futbolistas que han jugado mundiales y se dirigían a disputar un partido en un pequeño pueblo manchego.

EL que se va a Sevilla perdió su silla y el que se va a Malagón perdió su sillón. Malagón es un laborioso pueblo de la provincia de Ciudad Real y hasta allí se dirigían el pasado sábado en el AVE los veteranos del Betis para disputar un partido benéfico. El Málaga en la Champions y estos béticos de leyenda a jugar a Malagón. Viajábamos en el mismo AVE, ese Clavileño de la ingeniería ferroviaria, con idéntico destino: la estación de Ciudad Real. En el tren viajaba Fernando Iwasaki, limeño de Sevilla, sevillano de Lima, esa ciudad que como urbe mitológica aparece en Moby Dick. Los béticos después cogerían un autobús hasta Malagón y yo seguiría el camino hasta Almagro, donde 23 primos íbamos a rendirle homenaje a mi tía Encarni. La plaza mayor de Almagro, capital de las berenjenas, las encajeras y el Corral de Comedias, la preside una estatua ecuestre de Diego de Almagro, hijo de esta villa manchega que murió en Cuzco. Mi paisano en el alfa, de Iwasaki en aquel omega artúrico de los conquistadores. En la cafetería del AVE reconocí enseguida a Antonio Biosca y Rafael Gordillo. Si Iwasaki vino del Perú, futbolero irredento al que le premiaron su trabajo El sentimiento trágico de la Liga, Biosca cruzó el Atlántico para jugar el Mundial de Argentina 78 y Gordillo hizo lo propio en el de México 86. Del maleficio de Videla al de Moctezuma. Dos Mundiales que ganó Argentina. Entre ambos, el esperpento de España 82. Dos Mundialistas que han ganado Ligas (Gordillo, cinco con el Madrid), que han ganado Copas (Biosca la del 77 al Athletic de Iríbar y Rojo), que han eliminado al Milan en Europa, y no se les caían los anillos por ir una mañana de sábado a jugar un partido de fútbol en Malagón.

También iban Demetrio, Casado, Parra y un hombre con el que compartí la visión desde la cafetería de la arquitectura industrial, entre la posmodernidad y la decrepitud, de Puertollano, una Metrópolis más de Azorín que de Murnau. Lobo es su apellido y fue el nombre con el que logró la gloria balompédica en el Calvo Sotelo. Es trianero del Tardón, vecino de Joaquín Sierra Quino. Pero mientras que éste del Betis se fue al Valencia y al Cádiz, y llegó a la selección, al canterano Lobo, después de jugar en el Marbella y el Ayamonte, el entrenador del Betis le dijo que era demasiado bajo para el fútbol. Se hizo caballero andante y en La Mancha se rehízo como futbolista. Nos vimos los dos, yo jaleándolo con mis 15 años, él corriendo la banda. Biosca y Gordillo han jugado Mundiales, pero no saben lo que es vivir un ascenso a Segunda con el Calvo Sotelo como el que disfrutó Lobo el 25 de mayo de 1975.

Vidas cruzadas. Yo soy un manchego a quien la vida le regaló una familia sevillana. Lobo es un sevillano a quien el destino rodeó de una familia manchega. Lobo estuvo ocho años jugando al fútbol en La Mancha, seis en el Calvo Sotelo, dos en el Manchego de Ciudad Real. A Puertollano llegó soltero, y al final de una temporada Rafa, el entrenador, le dijo: "Vuelve casado o no vuelvas". En el pueblo que veíamos desde el tren, con las torres de la petroquímica echando humo, nació su hijo varón, que ahora trabaja de peluquero en Gines. En Ciudad Real nació su hija, que se dedica a la enseñanza en San Juan de Aznalfarache.

Mientras que Gordillo y Biosca seguían en la banda izquierda de la que fueron reyes y Fernando Iwasaki no se separaba de su portátil, Lobo y yo nos quitamos 40 años de encima. Me recordó que el ascenso lo celebraron en la Pops, un pub muy de la época, iniciales de dos futbolistas: el cordobés Posada y el bilbaíno Portilla, que llegó al Betis después de haber sido suplente de Gaínza en el Athletic de Bilbao. De La Mancha regresó a su tierra, jugador del Lucena, Carmona, Marchena…

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios