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Son y están · David Villalba

"La biomedicina es parte destacada del cambio de modelo económico en Sevilla"

  • La mayor inversión protagonizada por una multinacional en el parque científico Cartuja son los 40 millones de euros que la farmacéutica norteamericana Celgene destina en tres años a su único centro de investigación fuera de Estados Unidos. El Citre se especializa sobre todo en el desarrollo de nuevos fármacos para el cáncer y para las enfermedades raras.

LA idea original de convertir la Expo'92 en un parque científico y tecnológico albergaba el deseo de atraer a Sevilla a multinacionales de la investigación y el desarrollo. Durante mucho tiempo, ese objetivo ha sido más declaración de intenciones que realidad. Veinte años después, hay un ejemplo a tener en cuenta. Celgene, compañía norteamericana del sector farmacéutico y de la biotecnología, con una plantilla global de 4.000 empleados, que cotiza en el índice Nasdaq de la bolsa de Nueva York, ya tiene operativo dentro del antiguo Pabellón de Italia el Citre, el único instituto de investigación que ha decidido crear fuera de Estados Unidos.

Su gestión está en manos de David Villalba, de 37 años, nacido en Madrid pero afincado en Andalucía desde los dos años de edad, ha vivido sobre todo entre Málaga, Sevilla y Córdoba. Su padre, Francisco Villalba, ha sido consejero delegado de Analistas Económicos de Andalucía. David estudió Ingeniería en la Universidad de Navarra, comenzó su carrera profesional trabajando en la factoría de Volkswagen en tierras navarras y de ahí pasó a la de Renault en Sevilla, viviendo la experiencia de implantar un proceso productivo para afrontar la creación de las nuevas cajas de cambio. Después ha estado enrolado en consultoras internacionales como KPMG y Price Waterhouse Coopers. En noviembre del 2011 fue fichado por Celgene para poner en marcha el Citre, como director gerente y de operaciones, después de toda la fase inicial protagonizada por José Miguel Fernández Ramil, directivo de Celgene que ha retornado a Madrid, y que fue el gran promotor dentro de la compañía para elegir Sevilla como sede de su centro europeo de investigación. David Villalba está casado con una psicóloga, tienen un hijo y viven junto a la ronda histórica.

-De los coches a la biomedicina, hay un cambio grande en su carrera profesional.

-Pero tienen en común que son empresas muy profesionalizadas. Cada vez hay menos diferencias entre los procesos de gestión de las multinacionales, sean españolas o extranjeras, sea cual sea su sector.

-¿El Citre está ya a pleno rendimiento en Cartuja?

-Aún no. Ya están equipados los laboratorios, se ha culminado el proceso de contratación a investigadores de diversos países. Han retornado a España algunos jóvenes con talento que estaban en Gran Bretaña, Inglaterra y otros países. Jim Carmichael es el director científico y marca la pauta en las investigaciones, yo me ocupo de gestionar los recursos, de obtener ayudas, de establecer acuerdos con instituciones sanitarias y científicas sevillanas, andaluzas y españolas.

-¿Qué inversión hace Celgene en Sevilla?

-Cuarenta millones de euros para los primeros años de este centro de investigación. Celgene es, en proporción, la empresa farmacéutica que más inversión hace en investigación y desarrollo: el 30% de sus ingresos por facturación van a ese apartado, donde está entre las quince compañías punteras que viven para la innovación, como Apple o Google.

-¿Cómo están integrados dentro de la organización internacional de esta compañía?

-El Citre es propiedad al cien por cien de la matriz, Celgene Corporation, y le reportamos directamente. Somos su departamento de investigación fuera de Estados Unidos. Con una singularidad: en Cartuja convergen tres líneas de investigación, las de nuevas terapias en cáncer, en enfermedades inflamatorias y en células madre, que en Estados Unidos se acometen desde lugares diversos. Tenemos relación con la red comercial de la empresa a través de su sede española en Madrid y sus servicios centrales en Boudri (Suiza).

-¿Por qué eligen España, y no otro país europeo, y por qué Sevilla, y no otra ciudad española?

-La legislación sobre investigación biomédica y células madre que puso en marcha Bernat Soria como ministro de Sanidad fue un factor clave. Es una de las más avanzadas del mundo, y en su redacción participó Augusto Silva, que ahora es uno de nuestros directores de área científicos. Esa ley da seguridad jurídica a la empresa para investigar en conexión con hospitales que atienden a un gran volumen de pacientes. España tiene un excelente sistema público d e salud, en el que están integradas más de 42 millones de pacientes, un volumen amplio para hacer ensayos clínicos. Andalucía es la comunidad más poblada, tiene un gran hospital como el Virgen del Rocío, en Granada el Campus de la Salud, y en Sevilla centros muy pujantes en biomedicina, como el Cabimer en Cartuja o el IBIS en el Virgen del Rocío. Es un conjunto de ventajas competitivas para establecerse en Sevilla, donde la biomedicina es parte destacada del cambio de modelo productivo y económico.

-¿Hay algún compromiso con el Gobierno andaluz para estar en Cartuja un número de años?

-Ya me han preguntado alguna vez si Celgene está aquí para hacerse una foto con los políticos, o para conseguir subvenciones y después salir corriendo. Y la respuesta es que no, estamos en Sevilla con la vocación de quedarnos sin fecha límite.

-¿Qué universidades, hospitales y centros científicos de fuera de Sevilla forman parte de la red que están creando desde Cartuja?

-En Barcelona, los hospitales Clinic y Val d'Hebron, en Madrid el Hospital Gregorio Marañón. Universidades como la de Salamanca y la Complutense de Madrid. Tenemos muy buenas relaciones con la Universidad de Cambridge, con el Instituto Gustave Roissy, de París.

-¿Cuáles son los primeros ensayos clínicos que están haciendo desde el Citre?

-Principalmente, dos ensayos clínicos en fase I, en cáncer de pulmón, cáncer de mama, linfoma de Hodking y linfoma no Hodking, que se basan en la doble inhibición de la proteina mTOR. Dicha proteína está activada en múltiples tumores y su activación es capaz de generar proliferación y de evitar la muerte programada de las células, lo que conduce a su crecimiento desordenado. La activación de la mTOR es un mecanismo biológico común en muchos procesos tumorales, por tanto, conseguimos bloquear este paso clave potencialmente y muchos pacientes se podrían beneficiar de estos tratamientos antitumorales.

-¿Qué fármacos son los emblemáticos de Celgene?

-Revlimid y Thalidomid para el mieloma múltiple, uno de los cánceres sanguíneos más habituales y en el que las células plasmáticas se reproducen sin control y se acumulan en la médula. Vidaza para la leucemia mieloide aguda, es un cáncer de la sangre y la médula ósea, el tipo más común de leucemia aguda en adultos. Y el Abraxane para el cáncer de mama (metastásico). Es un tipo de cáncer que implica la expansión de las células cancerosas del pecho por otras áreas del cuerpo. Los tratamientos se limitan principalmente a la paliación. También son objetivos principales de Celgene las enfermedades inflamatorias (psoriasis) y el uso de las células madre de origen placentario (para el mal Crohn, la esclerosis múltiple...). Por lo general nos dedicamos a crear medicamentos que se dispensan en los hospitales, no son de consumo común a través de farmacias. No es tomarse un paracetamol, que se receta a cualquier persona de modo indiscriminado. Estamos hablando, por ejemplo, de medicamentos para diversos tipos de cáncer, y su uso o no depende de las características del paciente.

-¿Qué se piensa en una empresa norteamericana del sistema andaluz de salud?

-La red sanitaria integrada es uno de los puntos a favor para haber elegido España como país europeo donde establecerse. Permitir el acceso a tantos pacientes para los ensayos clínicos es una ventaja y por eso hemos establecido acuerdos con la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

-¿Cuál es su grado de compromiso con las enfermedades raras?

-Intentar trasladar de la manera más rápida posible cualquier avance farmacológico, desde el laboratorio a la cama del paciente. Es un reto al ser miles de enfermedades que sólo padecen un reducido número de pacientes. En este caso es aún más fundamental tener una red de colaboradores con los que poder intercambiar información.

-¿Hay receptividad en Sevilla para entablar sinergias?

-Sí, además de las entidades que he citado, estamos en contacto con el proyecto Genoma Médico que dirige el doctor Guillermo Antiñolo en Cartuja. Y con la Fundación Progreso y Salud. Y con algunas empresas. Queremos estructurar un biobanco de tumores. Para participar en proyectos con fondos europeos es necesario tener acuerdos con un centro de investigación asociado a una universidad, con un hospital y con una pequeña empresa. Y que encajen bien entre sí.

-¿Entienden los prejuicios morales a las investigaciones con células madre?

-Nuestro camino está trazado: trabajar con tejidos y con células para ver cómo se comportan en relación a determinados medicamentos. Creemos que es el futuro por el que debe caminar la biomedicina.

-¿Para el pesimismo hay vacuna?

-Entiendo el pesimismo de la mayoría de los ciudadanos. Cada día llega una noticia económica peor que la del día anterior. Y se preguntan: ¿De esto cuánto vamos a salir? Es difícil motivar a la sociedad cuando no para de hacer esfuerzos y sacrificios, como trabajador y como contribuyente. Pero no queda otra que seguir luchando, y así lograremos salir de esta situación tan difícil.

-Empresas como Celgene prosperan porque logran prolongar la vida mediante sus fármacos. ¿Entiende que desde el Fondo Monetario Internacional se considere como un problema para la economía el incremento de la esperanza de vida?

-Es chocante. Parece que estamos volviendo a épocas en las que había que suprimir la vida de la gente para que algunos vivieran mejor. Supongo que los autores del informe quieren vivir cuantos más años mejor.

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