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Cuando los libros hablan

LA cuentacuentos abrió el libro gigante y empezaron a aparecer los objetos y personajes que lo habitaban: La Langosta y el Caracol; El pequeño tornillo; Los Diminufaces; Blas el Guardián; La Cometa; Bay, la Hormiga; El Universo; Mindland; y Mimo. Son los cuentos de Sara y el libro que enseñaba a imaginar. Es la segunda aventura literaria de Isabel Montero López. El sábado se vino desde Zafra con su familia, su marido David Osuna, camionero de profesión, y sus hijos David y María. El libro lo presentó en el FNAC, con un nutrido grupo de niños en las dos primeras filas. De cuentacuentos hizo su sobrina María Orellana Montero, que para ser debutante mostró tablas de sobra.

El libro lo edita Babidi-Bú, una firma sevillana especializada en literatura infantil. Mayte, la editora, tiene en perspectiva poner en marcha una guía a partir de este libro, un canto a la imaginación, al tesoro oculto de todos los libros. A la presentación acudieron las sobrinas de la escritora: María, la cuentacuentos, Patricia y Sara, el mismo nombre que la protagonista de este libro. El segundo que publica la autora extremeña, paisana de Dulce Chacón. Antes, en Ediciones Carena, de Barcelona, publicó Encuentro de Caminos, su primera novela, una historia de amores y de intrigas ambientada en el camino de Santiago.

La presentación del FNAC tuvo lugar en la tercera planta, en un espacio ocupado por una exposición fotográfica de Aitor Lara sobre pobreza infantil. Niños en el libro de Isabel Montero, en la sala donde se presentaba y en las fotos de Aitor Lara, autor de las imágenes que presiden la fachada de esta tienda de la avenida de la Constitución.

Desde Sevilla la Chica, nombre figurado de la localidad de Zafra, a Sevilla la grande con todos los honores. Los niños disfrutan con dos de los cuentos, El pequeño tornillo y Los diminufaces, una deuda con Kafka y el mundo de Gulliver; las madres hacen cola para que la autora les firme ejemplares. No es una escritora al uso. Ama de casa, madre de familia, crió a sus hijos y cuidó de sus mayores. En la familia hay un abuelo que contaba historias. Lo debe dar la tierra. Personajes similares describe de su entorno familiar el también extremeño Luis Landero en su libro El balcón de invierno, galardonado con el premio Nacional de las Letras. Un escritor de culto que creció en una casa donde había un solo libro. En el caso de Josefa Montero, su férrea vocación de escritora autodidacta, sin padrinos ni escuelas, ha convertido a su marido y a sus hijos en nuevos devoradores de libros.

Un familiar aprovecha la liturgia de la firma para comprar en el FNAC un CD de los Bee Gees; en la caja donde cobran el libro que enseñaba a imaginar están los tres discos de Silvio editados por Senador. Las tres sobrinas de la escritora llenaron de niños la tercera planta el FNAC. Fernando coincidió con Paco, su compañero en cuarto de Primaria. El autor de los dibujos se llama Manuel Ramírez Miranda y también es de Zafra. Ciudad famosa por su Feria industrial.

La familia Osuna Montero volvió a Zafra por la ruta de la Plata. La autora del libro, que también se ha sumergido en la literatura erótica, está preparando una novela histórica. Una autora de la cantera, que desde una modesta e industriosa localidad extremeña ha conseguido, sin suplementos literarios, que le editen un libro en Barcelona y otro en Sevilla. Los extremeños se tocan.

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