Un indigente prendió fuego a otro en un cajero de la calle Sierpes la pasada Nochevieja. La víctima se salvó de las llamas gracias a la intervención de un ciudadano que pasaba en ese momento por la puerta del banco, que retiró las telas que estaban ardiendo y avisó a la Policía Nacional. Los agentes de este cuerpo detuvieron poco después al presunto autor del incendio, otro indigente al que constan 32 antecedentes. El mendigo al que prendieron fuego, Sebastián R. V., de 54 años, ya fue víctima el pasado mes de agosto de otro incendio en un cajero de la Macarena, aunque en aquella ocasión no se pudo acreditar que se tratara de un fuego intencionado.

Los hechos ocurrieron pasadas las cuatro de la mañana del día 1 de enero en la sucursal de La Caixa situada en el número 85 de la calle Sierpes, según informaron a este periódico fuentes judiciales. Allí, en la puerta que da acceso a una zona en la que están los cajeros automáticos, estaba durmiendo Sebastián R. V.

Sobre las cuatro y media, la sala del 091 recibió una llamada alertando de que un grupo de personas -ésta fue la primera información que manejó la Policía- había prendido fuego a este mendigo. Una patrulla de la Policía Nacional se desplazó hasta el lugar de los hechos y encontró al indigente, que no se había dado cuenta de lo ocurrido. Le preguntaron si sabía que le habían metido fuego y contestó que no, que le habían levantado del suelo y que no sabía lo que pasaba, que cuando le prendieron fuego fue en agosto.

Al ver que el indigente era incapaz de aclarar nada, los policías se pusieron en contacto con el servicio de seguridad de La Caixa para solicitar las imágenes de las cámaras de videovigilancia. En ellas aparecía un único individuo que se inclina varias veces intentando prender fuego a un bulto situado a los pies del indigente, que duerme sin que se dé cuenta de nada. El vídeo puede contemplarse en la página web de este periódico.

En la grabación puede apreciarse cómo el presunto pirómano mira varias veces a su alrededor para cerciorarse de que en ese momento no pasa nadie por la calle, antes de agacharse a acercar el mechero al mendigo que duerme. Tras varios intentos, por fin consigue hacer que la tela prenda y se genera una bola de fuego. Afortunadamente, no pasa ni un minuto ardiendo cuando llega un joven que pasa por la calle y retira las telas y pisa las brasas para apagarlas.

A través de estas imágenes, los agentes identificaron al autor como otro indigente, conocido por la Policía por su carácter violento, al que habían visto poco antes en las inmediaciones del cajero, cuando abandonaba la calle Sierpes. En concreto, unos minutos antes de que entrara la llamada, una patrulla del Grupo Hércules -la unidad motorizada encargada de la vigilancia del casco histórico- se había cruzado con él en la esquina de la calle Tetuán con Rioja.

El presunto pirómano es Antonio V. L., de 60 años, que tiene en su historial 32 detenciones anteriores y que suele dormir en un cajero del BBVA de la Plaza de la Encarnación. Los policías acudieron a esta sucursal bancaria y encontraron allí al sospechoso, al que detuvieron e informaron de los motivos de su arresto. Luego fue trasladado a los calabozos, donde ha pasado las últimas horas a la espera de ser puesto a disposición judicial. En la comisaría se acogió a su derecho a no declarar.

La Policía localizó después a la persona que llamó para informar de lo ocurrido, que intervino para salvar de las llamas a Sebastián R. V. Este hombre aseguró que observó algo ardiendo en la puerta de acceso al cajero automático y que rápidamente se aproximó y tiró de una colcha ardiendo que cubría un carro de compra que también estaba en llamas. Junto a estos objetos había un hombre durmiendo que no se estaba percatando de nada, y tuvo que despertarle para que no saliera ardiendo. Tras esto, avisó a la Policía y se marchó.

La víctima ya sufrió quemaduras en otro incendio en agosto

Sebastián R. V., de 54 años, ya sufrió un incendio similar el pasado 14 de agosto, mientras dormía en un cajero automático próximo al Hospital Virgen Macarena. Este indigente padece varias enfermedades graves, es portador del VIH y también tiene hepatitis, lo que hace que no se pueda valer por sí mismo. La rápida intervención de un ciudadano que vio cómo había fuego a sus pies hizo que en esta ocasión no precisara asistencia sanitaria. Sin embargo, en agosto sufrió lesiones graves y quemaduras severas en su rostro. En aquella ocasión, la Policía investigó los hechos pero no se pudo demostrar que el incendio fuera intencionado ni se encontró a ninguna persona que pudiera haber participado en el mismo. Se barajó la teoría de que el indigente pudo quemarse mientras fumaba y pudiera haberse quedado dormido, de manera que el cigarrillo prendiera en alguno de los cartones con los que dormía. Sebastián tiene asignada una plaza en el albergue municipal, según informó en su día el Ayuntamiento tras el primer incendio, pero la pasada Nochevieja estaba durmiendo en la puerta de un cajero de la calle Sierpes.