Hubo vecinos, muchos, que la última vez que vieron a la Virgen del Carmen por el río lo hicieron de mano de sus padres y abuelos. Hacía medio siglo que la patrona de los marineros no procesionaba por el Guadalquivir, y la Hermandad de la Virgen del Carmen del Puente de Triana recuperó ayer esta tradición perdida desde 1960.

Emoción y concurrencia, tanto del arrabal como de otros barrios de Sevilla. El Puente de Triana, el Paseo Virgen de la O y las dos riberas del canal de Alfonso XIII atardecieron poblados de gentes que aguardaron el traslado de la imagen desde la Parroquia de la O, en la calle Castilla, al pantalán situado a sus espaldas, junto al río.

Un catamarán engalanado para la ocasión cedido por el Centro Deportivo de Alto Rendimiento de la Isla de la Cartuja zarpó rumbo al sur pasadas las ocho de la tarde. Trasladada en unas andas cedidas por la Hermandad del Cachorro, fue recibida bajo los ojos del Puente de Triana por una gran petalada lanzada desde el tablero por cientos de fieles.

Eran cerca de las nueve de la noche cuando la comitiva llegó a la altura del Club Náutico, realizando anteriormente paradas en los clubes Labradores y Mercantil, donde se la hicieron entregas de ramos de flores. En la procesión participaron todo tipo de embarcaciones que escoltaron a la imagen carmelita, destacando los botes de los clubes de remo y piragüismo de la ciudad, el barco de río de Lipasam y la banda de música de las Cigarreras, que iba en el catamarán Luna de Sevilla. En esa embarcación también viajaron diversos representantes de las hermandades de Triana y del Carmen, autoridades civiles y eclesiásticas y los hermanos y junta de gobierno de la corporación organizadora. Una de las vecinas allí congregadas valoró la procesión fluvial pero abogó por que ésta se hiciera coincidiendo con la efemérides, el 16 de julio. La intención de la hermandad es que este acto tenga continuidad en los próximos años, o bien que se alterne con la procesión que se desarrolla por las calles de la feligresía.