"No soy una molécula errática, por lo que acompañaré a concejales del gobierno en algunos de sus actos en los barrios. Somos del mismo partido". Espadas pisa el acelerador tras un agosto retirado de las cámaras, mima a las agrupaciones y busca zanjar cualquier atisbo de división. Necesita una absoluta paz interna en tiempos de tam-tam electoral. El aspirante socialista a la Alcaldía de Sevilla, que continúa a la espera del visto bueno del Comité Federal a su candidatura, ha tenido la idea de sembrar la unidad en torno a su persona con un obsequio muy particular a cada una de las once agrupaciones a la capital.

Se trata de un mosaico con fotografías de sus visitas a cada una de las sedes, realizadas todas entre junio y julio. Estas visitas marcaron el inicio de su carrera electoral. En ellas, tal como ha admitido en conversaciones informales, pudo comprobar cómo el alcalde conserva muchos partidarios. Y al igual que recibió muchas muestras de apoyo, también percibió el lógico recelo de quienes siempre sienten incertidumbre en los períodos de cambios. Consciente de la necesidad de evitar los efectos negativos que pudieran ocasionarle los coletazos de la división en el PSOE sevillano entre los denominados críticos (Monteseirín) y oficialistas (Viera), Espadas se presenta en la selección de imágenes como un personaje conciliador y que aúna voluntades.

El candidato ha gestionado personalmente la confección de once mosaicos más uno con carácter general. En total: 11+1. En las cifras, como en los símbolos están las claves: "Coinciden con las once agrupaciones y con un proyecto de ciudad metropolitana". En este último se le ve en actitud de camaradería con Monteseirín, al que le echa el brazo derecho sobre el hombro en la sede de la Agrupación del Distrito Sur. Aquel día, el alcalde se incorporó al final del acto. Espadas le dedicó especialmente unas palabras.

En un lugar más destacado figura también con el secretario general de los socialistas sevillanos, José Antonio Viera, en una comparecencia pública. También aparecen personajes como el ex alcalde Manuel del Valle, varios miembros del actual gobierno municipal y ex concejales como José Antonio García, que tuvo que dimitir por el caso Macarena. Espadas reivindica la idea de los mosaicos, nacida de sus visitas a las agrupaciones, donde comprobó que las sedes están decoradas con grandes carteles electorales de socialistas sevillanos históricos, como Felipe González y Alfonso Guerra. Los mosaicos comparten el mismo lema: Uno de nosotros.

Con la elección de este lema, de consumo eminentemente interno, pues no se trata aún del eslogan electoral, Espadas quiere resaltar su condición de militante por encima de todos, partiendo de la base de que su campaña gira en torno a un equipo y no a una persona. El ex consejero de Vivienda asegura que por muchos cargos que se ocupen en la carrera política de un socialista, todos los caminos conducen a las bases: "La importancia de la militancia en un partido como el PSOE es tremenda y mucho más importante que en otros. En vez de mandar fotos mías, he querido que aparezcan los militantes y yo entre ellos como uno más. Porque soy uno más. Los protagonistas son ellos. La idea ha sido mía. Es mi regalo a las agrupaciones".

La elección del lema no es casual. Como en política se suelen cuidar todos los detalles, más aún a la hora de escoger las palabras para desterrar las suspicacias y los equívocos, se ha evitado intencionadamente el otrora más habitual Uno de los nuestros en favor del Uno de nosotros. El nosotros tiene un valor de integración del que carecería el de los nuestros, que podría incluir de forma tácita que existen otros. Y el PSOE de Sevilla capital no está precisamente para fomentar nuevamente divisiones ni recelos. La unidad, como se ve, empieza por el lenguaje. Y el lenguaje es siempre la primera batalla.

El 16 de agosto regresó a Sevilla de sus días de descanso y, aunque no se le haya visto a lo largo de todo el mes, asegura que comenzó un ciclo de reuniones con expertos en diversos temas de la ciudad. A partir de esta semana se dedicará a visitar barrios de forma incansable, una tarea a la que se consagrará especialmente durante cuatro meses. En enero comenzará la difusión escalonada de sus propuestas concretas. "No es que vaya a visitar a partir de septiembre una cantidad ingente de barrios, sino que voy a visitar un número ingente de veces todos los barrios". No descarta aprovechar la visita de miembros del gobierno local a lugares específicos donde se desarrollen proyectos importantes. "No se trata de robar fotografías, pero somos del mismo partido y yo no soy una molécula errática". Para decidir cuáles serán esos actos en que se dejará ver junto a miembros del gobierno está Lucrecio Fernández, que desde su cargo de director de Presidencia en el Ayuntamiento, hace las veces de enlace entre el gobierno y el equipo de campaña.

Tiene claro que asumirá compromisos por escrito cuando sea necesario y que para anunciar su programa electoral tendrá que esperar a conocer el programa marco para las municipales que elabora la Fundación Ideas que dirige el ex ministro Jesús Caldera. Hay quienes aseguran que contará con el asesoramiento de una importante agencia de publicidad con sede en Madrid que ya ha trabajado con éxito en las campañas del presidente Zapatero, aquella que ideó lo de Con Z de Zapatero, pero el candidato asegura que no hay nada de eso. "Es la hora del trabajo a pie de calle, que la gente identifique al candidato. Es la hora de recoger las propuestas, de oír a los vecinos. Y a partir de enero haremos nosotros las nuestras".