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Enganchar a los desenganchados

  • El Sevilla vuelve a comparecer ante su público después de ofrecer dos versiones para alimentar las dudas de los más críticos. El rival y el horario, idóneos para relajar músculos.

No es normal que el Sevilla esté ocupando puestos de Liga de Campeones y su entrenador, con el que además no hace ni cinco meses que ganó un título europeo, empiece a estar discutido. Pero como en el fútbol muchas cosas no atienden a la lógica ni a la realidad patente de la clasificación, tampoco hay que llevarse las manos a la cabeza.

Por eso es tan grande este deporte. Esto es fútbol y lo que para unos está perfecto, para otros no lo es tanto. Lo que sí es cierto es que no debería ser bueno que el Ramón Sánchez-Pizjuán albergara este estado de crispación por sólo una derrota, por lo que la cita de hoy debe servir para relajar músculos, para dejar hacer al equipo y a su entrenador y para disfrutar de un espectáculo al que además acompaña una hora magnífica, las doce del mediodía, para acudir en familia y tener después del partido todo el domingo por delante.

La imagen que el Sevilla ofreció en el Vicente Calderón hace una semana ha hecho mucho daño en la salud del entorno, que anda ojo avizor y con ánimo de no pasarle ni una a Unai Emery. No gustó a la afición la manera en que planteó el encuentro ante el Atlético y el choque en Croacia ante el Rijeka tampoco ayudó a disipar dudas a quien la tuvo. Pero en fútbol cada partido es una historia y el Sevilla debe limpiar su mente y salir ante el Deportivo con el ánimo de enganchar a quien se desenganchó. Emery ha hablado varias veces de la necesidad de crear un ambiente mágico y convertir el Sánchez-Pizjuán en una plaza inexpugnable donde los rivales sufran desde el minuto uno hasta el noventa y tantos en que el árbitro pite el final del partido.

Para ello el técnico seguirá manajendo con cuidado los minutos de cada jugador de su plantilla en un mes muy cargado de compromisos oficiales. Emery ha rotado una media de cinco jugadores por partido y hoy se espera que siga haciéndolo con respecto al once que empató a dos in extremis en Croacia en un choque en el que, después de adelantarse en el marcador, acusó el cansancio de algunos hombres del centro del campo, como el polaco Krychowiak, que lo ha jugado todo hasta ahora.

La grada tiene ganas de ver a Deulofeu otra vez y se pregunta por qué el entrenador lo expone tan a cuentagotas, así que el catalán, que no juega desde la noche ante la Real Sociedad, en la que anotó el tanto del triunfo, debe ser un nombre propio en el día de hoy. Su desborde, su velocidad y también su golpeo a balón parado (ante el Feyenoord fabricó los dos goles así) son argumentos que la afición entiende suficientes como para que sea titular en este Sevilla, sobre todo en un choque de las características del de hoy, en casa, en horario matinal y ante un rival sin muchos recursos y con problemas clasificatorios.

El Deportivo será un rival que buscará el milagro desde su defensa, reforzándose atrás y acumulando hombres por detrás del balón, por lo que será una gran ayuda precisamente el juego de un extremo como Deulofeu, al igual que el de Denis Suárez, quien tampoco apareció ni en el Calderón ni en Rijeka.

Es demasiado pronto para que se abra una crisis, máxime cuando hace un año el Sevilla era colista de la categoría. La situación es muy distinta pero la exigencia de un club como éste haría que no ganar hoy a los gallegos acelerara los pulsos más de la cuenta a los críticos.

La posición de privilegio que tiene el cuadro nervionense en la tabla obliga a no dar un paso en falso ante un rival como el Deportivo. El otrora bestia negra de los blancos no es un equipo que deba inquietar al once de Emery, que escalará a la tercera plaza si suma los tres puntos ante la derrota ayer del Atlético en Valencia. Si no, todo empezará a verse negro desde una hinchada que no quiere un Sevilla como el del Calderón o la segunda parte de Rijeka.

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