A muchos les aflorará la nostalgia al recordar el clásico, y abandonado a mediados de los 90, Parque Blancanieves, hoy reformado tras dos años y medio de trabajo de la Fundación Forja XXI. Muchas de las atracciones que antaño divertían a los más pequeños hoy conservan su estructura aprovechada con fines lúdicos-educativos. Ayer, en el Día del Medio Ambiente, se inauguró como un espacio sostenible, dividido en doce pequeños jardines que, por el momento, sólo se podrán disfrutar en visitas guiadas programadas, fundamentalmente, para centros educativos.

Bajo el nombre de Jardín de Colecciones, Didáctico y de Educación Ambiental Joaquín Romero Murube, el antiguo parque Blancanieves (fundado en 1963) ha sido rehabilitado por 120 alumnos de los ciclos formativos de jardinería de la Fundación Forja XXI y una quincena de trabajadores del antiguo Plan Memta de la Junta de Andalucía. En su interior, 450 especies vegetales de todos los continentes agrupadas por temas, algunas ya existentes y otras plantadas en esta nueva etapa. La reordenación de los elementos arquitectónicos con la construcción de dos tipos de bordillos y la instalación de redes de riego e iluminación le otorgan un toque contemporáneo que le hace, a la vez, sostenible.

Este nuevo espacio natural se ha concebido como un conjunto de doce jardines que se han bautizado con diferentes nombres: Academia, EcoJardín, Filosófico, de las Artes, de la Información, Laboratorio, de los Juegos, Escuela de Naturaleza, Secreto, de Paseo, de Paisajismo Urbano y el Taller. Además, cuenta con un nutrido grupo de elementos singulares como el árbol del conocimiento, la fuente umbral del sueño, la glorieta del oráculo y la alberca de acuáticas.

En un paseo por el parque, el visitante encontrará en primer término una zona pavimentada ideada para exposiciones al aire libre. Junto a este lugar se ubica una zona de juegos educativos con la pretensión de fomentar el cuidado del entorno natural.

Una de las zonas principales es la dedicada a las colecciones de plantas, con una compleja sucesión de parterres en los que predominan las especies autóctonas andaluzas, algunas en peligro de extinción. Aquí, testigo del paso del tiempo y del deterioro sufrido en el lugar durante tanto tiempo, también se conserva tras una valla azul una parte de vegetación salvaje. Además, existe un pequeño laberinto de cipreses que encierra un poste (en forma de lápiz) con casas para el anidamiento de aves, así como una serie de palés habilitados para acoger a fauna la silvestre.

En el centro del jardín se encuentra un estanque para flora acuática, una estructura con pérgolas y una colección de familias botánicas significativas. Próximo a ésta, la glorieta del oráculo permite, a través de sus ramificaciones, observar las plantas en flor según la época del año. Entre esta vegetación se hallan especies de difícil cultivo en nuestra ciudad, otras en peligro de extinción, un pequeño invernadero, una colección de plantas útiles y la zona pavimentada original del parque Blancanieves, con un mural del antiguo mapa de España y juegos de mesa realizados en cerámica. En la cara posterior de esa estructura se han creado unos modernos jardines verticales que reutilizan lo que antaño fue testigo de las horas de diversión de muchos de sevillanos.