Vivir en Sevilla

Nada a cambio de todo

  • La cifra de voluntarios en la provincia asciende a 33.000 personas según la plataforma de Voluntariado Social de Sevilla

"Hoy por ti, mañana por mí". Esa es la frase con la que Guillermina García resume la labor del voluntariado. La sevillana, de 58 años de edad, forma parte de los 33.000 voluntarios que actualmente ofrecen su tiempo libre en la provincia. Este colectivo desarrolla labores que abarcan desde el trabajo con niños, ancianos, discapacitados, enfermos e inmigrantes hasta el medio ambiente o los animales. Siempre sin recibir remuneración a cambio.

Actualmente, el censo de voluntarios de la ciudad ronda las 14.000 personas. Por lo general, la cantidad se distribuye en un margen variable compuesto por universitarios de edades comprendidas entre los 20 y los 30 años, que son voluntarios mientras encuentran trabajo. Otro de los grandes grupos son personas fuera del mercado laboral que sienten la necesidad de ayudar.

Con la llegada de la crisis no ha aumentado el número de voluntarios que colaboran con colectivos desfavorecidos. Sin embargo, sí ha engrosado la cifra de personas que se encuentran en riesgo de exclusión social. La plataforma de Voluntariado Social de Sevilla, que cumple este curso 30 años, se encarga de aunar 76 asociaciones de voluntarios de la provincia. Con un gran bagaje en el sector, afirma que no hay un ámbito donde todos los voluntarios se concentren ya que se imparte un curso de formación general y posteriormente se evalúan los ámbitos donde hay más necesidad de personal.

Armando Rotea, presidente de la plataforma de Voluntariado Social de Sevilla, considera que la labor del voluntario sirve para "hacer justicia". Su labor siempre ha estado muy vinculada a la Asociación Alameda y pone el foco de atención en las personas con necesidades especiales. Desde la comunidad advierte que es peligrosa la dependencia y la frustración que sufren estas personas. En ella tratan de crear un espacio de convivencia donde más que solucionarles los problemas a estas personas, abogan porque ellos mismos logren ser independientes.

Por su parte, Marina Pérez ha cambiado el tiempo libre y el descanso por los campamentos y los niños. Esta joven de 21 años empezó su pasión por el voluntariado con 9 años, cuando formaba parte de un grupo de Scouts. A partir de entonces, ha continuado en el grupo aportando su granito de arena, lo que admite "a veces le ha quitado tiempo de estudio pero no me arrepiento".

Actualmente es responsable de niños en grupos de Scouts para "devolver lo que ella recibió". Esta altruista nata llama a la gente a la concienciación y admite que le gustaría ampliar sus horizontes en los ámbitos de la inmigración y del medio ambiente. A pesar de ello, resalta que el trabajo con los pequeños es muy gratificante.

La vida de Guillermina García ha estado siempre muy vinculada al voluntariado. Desde bien pequeña, con tan solo 10 años, empezó colaborando en una asilo de ancianos donde hacía compañía a los mayores. Lo que para algunos es una actividad más, ella lo considera una opción de vida.

El vínculo con la asociación en la que realiza su voluntariado, Sevilla Acoge, nació hace unos tres años y medio. A raíz de temas familiares se centró en la situación en la que se encuentran los inmigrantes en la ciudad. Fue entonces cuando retomó su labor como voluntaria, la cual había abandonado primero por maternidad y luego por enfermedad.

Con la necesidad de dar la misma oportunidad que la vida le brindó a ella, ayuda a las personas que lo necesiten "siempre desde el agradecimiento". Además argumenta que sería conveniente una formación en este ámbito desde los estudios obligatorios y adaptada a las diferentes franjas de edad.

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