La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Antes de vendernos, conocernos

Nuestro futuro económico y cultural depende del cuidado, conocimiento y aprecio de nuestro pasado

No se puede escribir más alto y claro sobre la cuestión del turismo de lo que lo hizo nuestro director ayer: "Que el turismo se haya convertido en la gallina de los huevos de oro de Sevilla plasma un fracaso colectivo: atraemos turistas porque no somos capaces de atraer otras cosas. (…) Hemos pasado, crisis por medio, del boom inmobiliario al boom turístico. De una burbuja a otra; la primera estalló; la segunda la hará cualquier día…". Por eso, añadía, debemos tomarnos este tema en serio para minimizar sus perjuicios y multiplicar sus beneficios, gestionando con inteligencia -no como hasta ahora, prefiriendo cantidad a calidad- los atractivos de la monumentalidad, la historia, el clima o el carácter referencial para el toreo y la ópera de Sevilla.

Monumentalidad e historia incluyen valores descuidados entre nosotros. Además de para la ópera, el toreo o el flamenco, Sevilla-aunque la mayoría de los sevillanos lo ignoren y las autoridades no lo fomenten con mayor empeño- es referencia mundial también para la música renacentista instrumental (Alonso de Mudarra) y sobre todo polifónica (el prestigio de Cristóbal de Morales y Francisco Guerrero es internacional, y Sevilla podría ser sede de un festival de polifonía potenciando el de Música Antigua), para la literatura (desde Cervantes o Mateo Alemán a los Machado y la Generación del 27), para el barroco (no sólo el monumental, pictórico y procesional, también el musical: mayor apoyo y calor debería recibir nuestra Orquesta Barroca, Premio Nacional de Música en 2011) o su pasado judío (la presencia de Sevilla en la red Caminos de Sefarad no está suficientemente potenciada).

Estos valores no sólo deben ser un atrapa turistas, sino elementos fundamentales para el crecimiento cultural de Sevilla y los sevillanos. Antes de vendernos, conocernos. Antes de que se aprecien nuestros valores, apreciarlos nosotros. Parece lógico, ¿no? Paradójicamente quien ama estas cosas pasa por rancio o defensor de la Sevilla eterna. Dejémonos de tópicos vendidos como antitópicos. Diciéndolo crudamente: vendemos lo que vendemos y nuestro futuro depende en gran medida del cuidado, conocimiento y puesta en valor de nuestro pasado. De ello depende no sólo nuestro futuro económico, también el cultural como sevillanos que conozcan y aprecien ese pasado que para George Steiner es origen fundante de una realidad valiosa.

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