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patrimonio | la conservación del principal monumento de la ciudad

El Cabildo invertirá casi 300.000 euros en la restauración de la Giralda

  • Dos años de inspecciones revelan grietas, fisuras y riesgos de desprendimiento de material

  • El alminar será cubierto por andamios para permitir los trabajos en altura

Una obra compleja, costosa y que exige dedicación. Así consta en el informe técnico que maneja el Cabildo Catedral sobre las necesidades de restauración de la Giralda. El proyecto es probablemente el más importante que abordará el Cabildo después de la restauración de los pilares agrietados del trascoro, una anomalías detectadas en 1999 y que supusieron varios años de trabajo y esfuerzo económico. La Giralda necesita trabajos de restauración estructurales, epidérmicos y de instalaciones. Es la conclusión a la que se ha llegado tras dos años de estudios sobre su estado de conservación. Los estructurales consistirán en la reposición de los zunchos deteriorados, que son los que se instalaron en 1755, y en la reposición de las partes de fábrica de ladrillo y calcarenita desprendidos o que presentan pérdidas de material importantes. Los trabajos epidérmicos consistirán en cepillar, consolidar e impermeabilizar todas las fábricas, y en la intervención en los azulejos, que serán sustituidos por otros de idénticas características en caso de que hayan perdido un tercio del color negro original. Y en el apartado de las instalaciones, las obras supondrán la revisión de los trazados de las instalaciones, que funcionan bien según todos los indicios, pero que se considera conveniente mejorar en lo que a las sujeciones se refiere.

La obra, de la que ya tiene conocimiento la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, durará cinco meses. El Cabildo aún no tiene decidido si será necesario clausurar el alminar a la visita turística, dado los andamios que cubrirán la torre al completo por alguna de sus caras. Lo que el Cabildo tiene claro es que las obras se deben realizar ante el riesgo detectado de desprendimiento de material y otras anomalías que se precisan al detalle en el informe.

El coste de la restauración es de 246.000 euros. A este presupuesto hay que sumar los más de 43.000 que costará el proyecto destinado a la consolidación de los paramentos del campanario de la Giralda en su cara oeste.

El Cabildo promueve de forma periódica inspecciones sobre el estado de conservación y mantenimiento del edificio de la Catedral, en general, y de la Giralda en particular. En esta ocasión, estos trabajos de inspección han sido realizados por la empresa especializada Arquitectura Técnica Vertical S.L., que ha ido emitiendo informes tras cada evaluación. En las tres últimas inspecciones, efectuadas en abril de 2014, marzo de 2015 y marzo de 2016, se han detectado diversas anomalías en la cara oeste de la Giralda.

Giralda Giralda

Giralda

Informe de abril de 2014

Los técnicos llamaron la atención entonces sobre el mal estado de conservación del llagueado de las fabricas de ladrillo y de las reconstrucciones de las celosías, donde se apreció que muchas de las llagas y reconstrucciones de los artesonados de celosías se están despegando del soporte, con el consiguiente riesgo de caída a la vía pública. En la cornisa superior, situada por encima del campanario, se constató la existencia de numerosos cantos de cornisa con las piedras y morteros que la forman en avanzado estado de descomposición, con el consiguiente peligro de caída. También se apreció el mal estado de conservación de algunas de las columnas que están situadas por debajo de los arcos de celosías, las cuales presentaban ya degradaciones importantes en los capiteles y en las bases. Y, por último, se dejó constancia de la degradación de los pretiles de los balcones de la cara aeste.

Informe de marzo de 2015

En esta ocasión aparecieron las grietas. Los técnicos confirmaron su existencia tanto en la parte superior como en la inferior del campanario, en el antepecho del nivel de visitas. En principio estaban aún sólidas, pero al golpearlas con la mano, se escuchaban huecas en su interior, con riesgo de penetración del agua de lluvia y de apertura. En la esquina con la fachada sur, por debajo de los pretiles de la zona de campanario, apareció entonces una especie de trasdosado de la fábrica de ladrillo visto, rajada de forma vertical hasta llegar a la pletina perimetral que zuncha la torre, donde pasa a ser horizontal. Se trata de una hoja de ladrillos trasdosados, sin traba con la fábrica general del cerramiento. Los tramos inferiores de la fachada presentaban ya cierto grado de humedad; por ello, los técnicos se encontraron con varias zonas donde los morteros aparecían afogarados, con un proceso de disgregación avanzado, como es en las bases de columnas y por debajo de las terrazas donde descansan dichas columnas.

Informe de marzo de 2016

En la última inspección se detectaron importantes depósitos de polvo, especialmente en las celosías de ladrillo visto, y la aparición de vegetación espontánea que florece buscando los huecos y llagueados de las cornisas donde enraíza, consiguiendo levantar baldosas y provocando la disgregación de morteros, incluso entre las piedras de mayor tamaño. También se hallaron grietas y fisuras en el almohadillado del nitrados del campanario. Y se descubrió la rotura de la balaustrada del cuerpo de campanas en la esquina de la peana. Los técnicos hallaron ladrillos fisurados y morteros afogarados en la cornisa bajo el zuncho y en diversos puntos de la fachada, como en los arcos de las sebkas. La cornisa de la azotea de las Azucenas también sufría roturas. Y se comprobaron importantes daños en algunas de las columnas, apareciendo la piedra desgranada.

Zona de intervención

En actuaciones precedentes, las obras se han referido a partes de acceso muy complejo, como todas las que tiene la torre, pero con problemas bien delimitados. En la última, cuando se intervino en la cara sur del campanario, quedó de manifiesto que la obra podría haberse extendido hacia abajo, si con medios más adecuados, se hubiera colocado un andamio en toda su extensión; éste debiera haber abarcado, quizás de forma limitada, las cuatro caras, pues sólo entonces se pudo advertir que uno de los zunchos colocados en 1755, el más bajo de todos ellos, estaba muy deteriorado; por la limitación ya señalada la obra se restringió a la cara sur. Por estas razones se ha propuesto que el andamio previsto cubra toda la altura de una cara, hasta superar el pretil de la azotea de las Azucenas, prolongándose incluso en las esquinas cubriendo las propias azucenas, y que abarque los diedros verticales completos, volviéndolo sobre las caras contiguas hasta tocar los respectivos paños de decoración originales.

Los técnicos han decidido que lo más adecuado es intervenir sobre la cara oeste, ya que es muy conveniente tener esta experiencia de totalidad, pero bien controlada, antes de hacerlo en las cara Norte y Este, que no sólo parten de las gradas, sino que son las que en las grandes solemnidades catedralicias deben estar expeditas. Por este motivo, la experiencia de trabajo en la cara de poniente -aislada y más corta- dará las pautas y estrategias para intervenir en las otras dos, especialmente en aquellos aspectos importantes que conciernen a la seguridad y el calendario.

Ante estos datos previos se comprende bien que el problema que los técnicos deben resolver no solamente atañe a cuestiones de restauración estrictas, sino también a la condiciones en que se realiza, pues no sólo se trata de hacer trabajos a sesenta metros de altura, con muy poco espacio de trabajo y con restricciones que encarecen todas las partidas, sino que la duración está marcado por las limitaciones. Por todo esto, la obra se califica de "compleja" y requiere de "experiencia y dedicación". Un último factor general que se tiene en cuenta es que, una vez retirado el andamio, los resultados apreciables no pueden retocarse, una limitación que la falta de perspectiva durante los trabajos hace especialmente "severa", pues no se olvide que no posible contemplar los trabajos finalizados desde lejos. Es decir, el viandante no apreciará cambias a simple vista, nunca mejor dicho.

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