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el tráfico de drogas y armas en las tres mil

El Gobierno admite que hay una guerra de clanes por el control del Polígono Sur

  • La decadencia de las familias que históricamente dirigieron el negocio de la droga deja un vacío de poder que deriva en continuos enfrentamientos armados por el control del barrio

Una mujer pasa ante uno de los graffitis de 'Las Vegas', en una imagen reciente.

Una mujer pasa ante uno de los graffitis de 'Las Vegas', en una imagen reciente. / juan carlos vázquez

El Gobierno central admite que las Tres Mil Viviendas es un "lugar con una alta tasa de delincuencia, motivada principalmente por el tráfico de drogas y armas". En los últimos años, esa delincuencia se ha visto agravada por una guerra de clanes por el control del barrio y de la venta de drogas. "Además de la delincuencia común que se genera habitualmente desde antaño, cabe indicar que en los últimos años se han producido continuos enfrentamientos armados protagonizados por los distintos clanes asentados en el lugar, con el fin de hacerse con el control de la barriada y la exclusividad del mercadeo de estupefacientes". Este texto forma parte de una reciente respuesta del Gobierno de Mariano Rajoy a una serie de preguntas elevadas al Senado por la senadora de Podemos Maribel Mora, que formuló estas cuestiones después de un tiroteo ocurrido el 6 de mayo en la calle Orfebre Cayetano González, que se saldó con un herido leve.

La respuesta del Ejecutivo no entra en muchos más detalles sobre esta guerra de clanes y se centra más en el trabajo preventivo que desarrolla la Policía en la zona y en las reuniones de coordinación que mantienen los responsables policiales con los vecinos del barrio. Aunque no se refleje por escrito, este enfrentamiento entre familias del Polígono Sur viene motivado por la decadencia de los clanes que dirigieron el negocio de la droga en los últimos años, que ha dejado un vacío de poder que nuevos traficantes quieren ahora aprovechar para imponer su ley.

Hasta hace aproximadamente dos años, una de las organizaciones más fuertes del Polígono Sur era el clan de los Mariano. Ahora esta organización ha perdido mucha fuerza en el barrio, principalmente por la enfermedad incurable que padece el cabecilla, Francisco Salguero Bermúdez, alias Paquito, que recientemente ha sido excarcelado por motivos humanitarios. Paquito fue detenido en junio de 2016 y en su poder se hallaron dos kilos de heroína. Por este alijo ha aceptado una pena de seis años de cárcel, que no cumplirá por su grave enfermedad.

Los Mariano, que controlaban el mercado, han perdido poder por la enfermedad del jefe

Otros dos clanes históricamente fuertes en las Tres Mil eran el de los Perla y el de los Melli. El primero cayó en desgracia después de que sus miembros mataran a la pequeña Encarnación Silva Salguero, de 7 años, el 21 de agosto de 2013. Iban a matar a un delincuente con el que pretendían ajustar cuentas por el secuestro de un miembro del clan y una bala perdida alcanzó a la niña, que estaba cenando con sus padres en el piso contiguo al del objetivo de los Perla. Esto les hizo huir del barrio, primero, y entrar en prisión, después, con la consiguiente pérdida de poder. El tiroteo ocurrió el 21 de agosto de 2013, también en la calle Orfebre Cayetano González, en una zona conocida como Los Amarillos por el color de las fachadas de los edificios. El tercero de los clanes, el de los Melli, apodados así por estar regentado por unos hermanos mellizos, también ha caído bastante tras la muerte de uno de los hermanos.

Una de las familias vinculadas tradicionalmente al negocio de la droga en las Tres Mil, los Mikhailovich, gitanos de origen húngaro, mantiene cierta presencia en el barrio, aunque de manera indirecta. Uno de los hombres fuerte de otra de las organizaciones que pretenden hacerse con el control del barrio es la del clan del Ginés, cuyo cabecilla está emparentado con los Mikhailovich. Esta banda se enfrentó a tiros contra los Mariano en mayo de 2014 y actualmente es una de las más poderosas.

Ya no hay clanes al estilo clásico, compuestos por decenas de hombres, y que controlaban todo el negocio del barrio, como ocurría por ejemplo con los Casiano. La decadencia de las principales familias ha dejado un vacío de poder que ha motivado la aparición de pequeños grupos que luchan ahora por el control del barrio. Son microclanes compuestos por unas pocas personas, que siempre han estado en el barrio pero nunca han tenido el protagonismo que ahora pretenden conseguir, si hace falta por medio de las armas. Muchas de estas familias son las que se han visto implicadas en enfrentamientos armados recientemene. En algunos de estos tiroteos se han llegado a utilizar armas de guerra, como un kalashnikov.

Entre estas bandas destacan el clan de los Boba, el de la Quintina, el del Boca, el del Sevilla y el del Torna. Al líder de esta última organización se le relacionó con el robo de hachís ocurrido en la Aduana de Huelva la Nochevieja de 2013. Fue juzgado por ello pero salió absuelto junto con todos los acusados, salvo el vigilante de seguridad de la Aduana.

Han surgido pequeños grupos que buscan ahora hacerse con el territorio

Otro de los cambios significativos que se aprecian desde hace años tiene que ver con la especialización. Antiguamente, el clan que se dedicaba a la cocaína no tocaba el resto de drogas, y dejaba el mercado de la heroína y del hachís a otras bandas que convivían de manera pacífica en el barrio. Desde hace una década, o quizás algo más, a raíz de un cambio en los hábitos de consumo que ahora demandan la mezcla de cocaína y heroína, ha llevado a los narcotraficantes a dejar de lado la especialización y distribuir todo tipo de drogas. Esto, obviamente, ha llevado a un incremento de la conflictividad entre los grupos de traficantes.

Al margen de esta guerra entre clanes, otro fenómeno que está incrementando en el Polígono Sur es el de las plantaciones indoor de marihuana. Son plantas que se cultivan dentro de los pisos, a veces deshabitados y en otras ocasiones con personas que viven allí. La marihuana es una droga cuya demanda crece con fuerza en toda Europa, y de hecho en España se produce la mayoría de la que se distribuye después por otros países europeos. Incluso la que se vende en Holanda, donde el consumo es legal pero el cultivo no, suele producirse en España. Este aumento de plantaciones caseras ha llevado a que el excesivo consumo de luz eléctrica haya provocado apagones con cierta frecuencia en zonas como Las Vegas. También ha habido en los últimos meses dos incendios provocados por sobrecargas en la red porque en los pisos incendiados se estaba cultivando marihuana.

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