Patrimonio

Segorbe plantea la conexión de la Casa de Pilatos con San Leandro

  • La Fundación Casa Ducal se ofrece a restaurar el convento, a organizar la visita y a transferir su recaudación íntegra a las religiosas agustinas

Una propuesta que aseguraría unos ingresos económicos fijos a un convento en estado de alarma. La Fundación Casa Ducal de Medinaceli ha planteado a la autoridad eclesiástica la conexión interna de la Casa de Pilatos con el convento de San Leandro. Ambas fincas son colindantes y pueden ser comunicadas con facilidad por medio de una galería que dejó construida el duque de Alcalá en torno a 1570 con la función original de reserva de agua. La Fundación Casa Ducal de Medinaceli propone incluir la visita turística a San Leandro a los visitantes de la Casa de Pilatos. Se trataría de vender una entrada expresamente para el convento, con un precio de uno o dos euros. La recaudación sería íntegra para la congregación de religiosas agustinas, que sufren en la actualidad una coyuntura muy delicada por el mal estado de conservación del cenobio y por las deudas generadas por un préstamo reciente y la paulatina caída de la venta de dulces, que se reduce, al menos, cuando llegan las fiestas de Navidad.

La apertura de un hueco en la bóveda del túnel marca la separación entre la Casa de Pilatos y el monasterio de San Leandro La apertura de un hueco en la bóveda del túnel marca la separación entre la Casa de Pilatos y el monasterio de San Leandro

La apertura de un hueco en la bóveda del túnel marca la separación entre la Casa de Pilatos y el monasterio de San Leandro / José Ángel García

La fundación que dirige Ignacio Medina Fernández de Córdoba (Sevilla, 1947), duque de Segorbe, se ofrece a costear las obras de restauración necesarias para la puesta a punto del convento de cara a su apertura parcial a la visita turística organizada y con todas las garantías de seguridad, al igual que se siguen en la visita de la Casa de Pilatos. El proyecto se basa en el respeto absoluto a la clausura en todo momento. Entre las zonas que podrían ser abiertas al público de manera organizada serían la huerta y la iglesia (el templo es de finales del siglo XVI). La huerta requiere de obras de acondicionamiento. Del templo habría que restaurar el coro alto. El duque, experto en la conservación del patrimonio histórico, es un profundo conocedor del monasterio desde su infancia. La Casa de Pilatos se beneficiaría al ofrecer un atractivo más a su visita, como la de conocer el popular monasterio donde se elaboran las yemas de San Leandro.

Se estima que un 20% de los visitantes de la Casa de Pilatos accederían al cenobio

La Casa de Pilatos recibe unas 170.000 visitas al año. El cuadro de tarifas incluye una entrada de la Casa al "completo" por un precio de 10 euros por persona, y una entrada reducida de ocho euros que se limita a la planta baja. El precio de ambas entradas incluye el servicio de audioguía en la planta baja, disponible en español, francés, inglés, portugués, alemán, japonés e italiano. La Fundación Casa Ducal de Medinaceli estima que al menos un 20% de los visitantes del edificio se interesarían en acceder al convento de San Leandro pagando una mínima entrada y sin salir de la Casa de Pilatos. En San Leandro no sólo es apreciable el evidente valor histórico-artístico de la capilla , sino modelos de la antigua trama urbana de la ciudad.

La conexión entre la casa palaciega y el convento se haría con suma facilidad. Bastaría con la apertura de una puerta en el túnel ya referido. Los visitantes tendrían que recorrer el denominado Jardín Grande, recientemente restaurado y embellecido, que ahora mismo es apreciable desde la Logia del Marqués de Tarifa, pero al que no se permite el acceso libre. Este modelo de vinculación de la visita de un gran monumento a un convento ya se llevó a la práctica con éxito durante un tiempo con la Alhambra y el monasterio de Santa Isabel la real en Granada.

La conexión de la Casa de Pilatos con el Convento La conexión de la Casa de Pilatos con el Convento

La conexión de la Casa de Pilatos con el Convento / FUENTE: Fundación Casa Ducal de Medinaceli. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

El duque de Segorbe, que el viernes recibirá en Sevilla un nuevo galardón que reconoce su trayectoria en favor del patrimonio histórico, está convencido de que el gran reto de la ciudad en esta materia es la salvación de los conventos, lastrados por la falta de vocaciones (en el mejor de los casos sobreviven gracias a la labor de religiosas extranjeras) y el alto coste que acarrea la conservación de edificios que suman siglos y que están sometidos a una legislación muy específica a la hora de afrontar cualquier obra de mejora. Segorbe, que asesora a los miembros de la Asociación en Defensa de Patrimonio (Adepa), siempre defiende que la mejor forma de mantener un edificio histórico es darle un uso. Una de las mayores amenazas para un monumento, según la tesis de este apasionado del patrimonio, es el vacío, la carencia de un uso cotidiano que lo haga útil y que comprometa su mantenimiento con criterios conservacionistas que respeten su esencia y salvaguarden los valores que lo han hecho acreedor a una catalogación.

Una de las soluciones que se plantean muchos cenobios para salir adelante es la de convertir algunas zonas en hospedería, como en su día hizo el de Santa Rosalía de Sevilla, o como hicieron los franciscanos del monasterio de Guadalupe (Cáceres). En ninguno de los casos se ha visto afectada la clausura. En el caso del ejemplo extremeño intervino hasta el arquitecto Rafael Moneo en el diseño de un salón de celebraciones que permite a la congregación aumentar los ingresos para mantener la monumental basílica y el monasterio.

FUENTE: Fundación Casa Ducal de Medinaceli. GRÁFICO: Dpto. de Infografía FUENTE: Fundación Casa Ducal de Medinaceli. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

FUENTE: Fundación Casa Ducal de Medinaceli. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

La autoridad eclesiástica conoce el proyecto de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli sin que, por el momento, haya trascendido públicamente su posición. La Archidiócesis en ocasiones se ve desbordada por la situación delicada de numerosos conventos, si bien es verdad que hasta ahora no se había conocido un proyecto de la originalidad y singularidad que plantea esta fundación que se encarga del mantenimiento de varios Bienes de Interés Cultural repartidos por toda España y que en Sevilla cuenta con talleres propios de restauración.

La situación de las monjas de San Leandro, como publicó este periódico el pasado domingo, es angustiosa. Las religiosas admiten abiertamente que apenas tienen recursos para llegar a fin de mes y precisamente ahora tienen que realizar de urgencia unas obras en la Casa del Portero, que Urbanismo obligó a apuntalar el año pasado, con un desembolso próximo a los 110.000 euros. El día a día de las 18 monjas agustinas que ocupan el cenobio, tres de ellas españolas y 15 africanas, es de extrema preocupación por la escasez de recursos. Tienen que hacer frente a los pagos ordinarios de la luz, el agua o el teléfono, mientras surgen de manera más que frecuente diversas obras que hay que acometer para salvaguardar la integridad del edificio. Gracias a la ayuda del Banco de Alimentos y a algunas entidades y hermandades, pueden comer y realizar sus tareas cotidianas. Ahora que llega la Navidad y la época de más venta de yemas y otros dulces que elaboran en su obrador, quieren llamar la atención de los sevillanos para que no las dejen caer en el olvido.

El de San Leandro es uno de los conventos que más vicisitudes ha atravesado en los últimos tiempos. La comunidad de religiosas ha tenido que afrontar un juicio por unas obras de reforma para construir un apartamento que se desviaron un 400%. Hasta hace poco han estado pagando parte de esa deuda de 39.000 euros a la federación de la orden, que les concedió un préstamo. El siguiente reto son las obras que deben realizar en la Casa del Portero, la biblioteca y otras dependencias que dan a la calle Caballerizas.

El principal ingreso de estas religiosas es la venta de dulces, especialmente entre octubre y Navidad. Lo que recaudan en estos meses, con unas ventas de entre 40 y 50 kilos al día, lo guardan en el banco para afrontar el pago de los gastos corrientes.

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