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Tribunales

Un esquizofrénico reconoce que mató a su tía de 42 puñaladas porque la culpaba de la muerte de un perro

  • La Fiscalía solicita una condena de 15 años de prisión por un delito de asesinato, con la medida sustitutiva de internamiento en un centro psiquiátrico.

  • El acusado ha mostrado su "arrepentimiento" por lo sucedido.

Un esquizofrénico de 40 años, José G. O., ha reconocido este lunes ante un jurado que mató a su tía Carmen G. S., asestándole 42 puñaladas con una navaja porque culpaba a este familiar de la muerte de un perro que la misma había llevado al veterinario.

En el juicio, el acusado, entre evidentes síntomas de la enfermedad, ha explicado que su perro había tenido un accidente pero, según ha afirmado, el animal "tenía cura", aunque en realidad cuando su tía lo llevó al veterinario vieron que no se podía hacer nada por salvarle la vida.

A pesar de ello, el acusado considera que "su tía mató al animal", por lo que sobre las 12:00 horas del 7 de mayo de 2015, José G. O. Se presentó en el taller de cerámica que su tía Carmen G. S. regentaba en el bloque número 1 de la barriada de San Diego y acabó su vida. "Fui al taller y le di puñaladas", ha explicado el enfermo, que ha añadió que no hubo discusión alguna. "Le di las puñaladas directamente y también la golpeé con el casco de moto" que llevaba encima y que dejó abandonado en el lugar.

La Fiscalía de Sevilla, que solicita una condena de 15 años de prisión por un delito de asesinato –con la medida sustitutiva de internamiento en un centro psiquiátrico-, sostiene que el acusado atacó a la víctima con una navaja de diez centímetros de hoja y que lo hizo de manera "sorpresiva y sin dar lugar a reacción alguna a Carmen", a la que propinó numerosas puñaladas por distintas partes del cuerpo durante "al menos un minuto, causando en aquella un dolor y sufrimiento inhumano al no producirse el desenlace final hasta el término de la agresión".

En total le asestó 42 puñaladas que le ocasionaron numerosas heridas en la cabeza, cuello, la región dorsal, el tórax, el abdomen y los brazos, y que afectaron a órganos vitales, provocándole un cuadro hipovolémico severo por hemorragia externa e interna que le causó la muerte.

El acusado ha relatado que tras atacar a su tía se marchó a un centro comercial, donde se lavó las manos y luego regresó a Villanueva del Río y Minas, la localidad donde residía, y le entregó otro perro a unos vecinos porque sabía que iba a detenerle la Policía. "e quité la ropa llena de sangre y la metí en la lavadora, luego me fui al río Huésnar, donde me detuvo la Policía", ha precisado.

José G. O. ha reconocido igualmente que unos días antes había hablado con otra tía suya, María Benita G. S., a la que le habló de "matar a su tía" Carmen por el asunto del perro, aunque ha añadido que "no se lo decía convencido de que iba a hacerlo y ella pensó que era de broma".

El acusado, que ha mostrado su "arrepentimiento" por lo sucedido, ha dicho que vivía en Villanueva solo con sus dos perros, unos animales que eran "lo más importante para él, por encima incluso de su padre". La Fiscalía aplica a José una eximente incompleta de anomalía o alteración psíquica, dado que padece una esquizofrenia paranoide y en el momento del crimen presentaba una "descompensación de su trastorno con pérdida del juicio de realidad, teniendo alterada de forma importante su capacidad de entender y su voluntad".

En el juicio también ha declarado su tía María Benita G. S., que está acusada por un delito de omisión del deber de socorro y se enfrenta a dos años de prisión porque, según la Fiscalía, su sobrino le había manifestado unos días antes "de forma inequívoca su calara intención de acabar con la vida de su tía" y sin embargo no denunció los hechos ante la Policía ni avisó a nadie de las intenciones de José con la finalidad de evitar el crimen, "pese a ser plena conocedora de las mismas y pese a conocer igualmente la más que probable consumación del acto anunciado atendiendo al carácter agresivo de José y a la enfermedad que él mismo padecía".

María Benita ha explicado que su hermana Carmen era la que cuidada de su sobrino José, al que visitaba tres veces a la semana en Villanueva, y ha relatado un incidente que tuvo lugar siete años antes en el que José persiguió "con un hacha" a Carmen en un camping, aunque no ha dado más detalles de este otro intento de agresión. "No tuvo un incidente, tuvo muchísimos", ha dicho María Benita, que ha reconocido que se enteró del crimen a las seis de la tarde porque toma una medicación para dormir y ese día se había levantado a las tres de la tarde.

Según María Benita, José estaba "enfadado con la vida, es víctima de si mismo" y el hecho de que a su enfermedad uniera el consumo de drogas le hacía un "cóctel molotov".

En cualquier caso, esta acusada ha negado el delito de omisión del deber de socorro que se le imputa. María Benita ha señalado que el joven le contó que su tía "no había curado a la perra" a pesar de que le había entregado 900 euros y que le espetó: "¡como la coja la tengo que matar!". María Benita, según ha dicho, no le dio más importancia a esta amenaza. "Si me huelo lo más mínimo, lo retengo en mi casa. No me creía que me lo estuviera diciendo en serio", ha agregado.

La acusada ha añadido que desde la adolescencia José tenía un "comportamiento penoso", aunque ha insistido en que "jamás" pensó que pudiera acabar con la vida de su hermana. "Hoy por hoy no me lo creo que lo haya hecho", ha concluido.

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