El estilo de vida urbano marcado por la falta de el tiempo de los padres para compartir juegos al aire libre con los hijos o para dedicarse a cocinar comidas caseras con ingredientes naturales condiciona que cada vez más niños sufran obesidad o problemas de sobrepeso. Los expertos coinciden al afirmar que la mejor terapia contra la obesidad infantil incluye cambios de hábitos que deben adoptar toda la familia para que los resultados sean positivos.

La pediatra Ana Martínez Rubio, miembro de la Asociación de Pediatras de Atención Primaria de Andalucía y coordinadora del Plan Integral de Obesidad Infantil, reconoce que los cambios de hábitos "son muy difíciles", pero incide en que "el ejercicio al aire libre y una dieta equilibrada" son las mejores garantías para impedir los riesgos a los que se exponen los niños con obesidad. Este problema de salud suele perpetuarse. Un pequeño obeso tiene muchas papeletas para ser un adulto obeso y los riesgos: diabetes, hipertensión, cáncer o un infarto precoz.

La obesidad está vinculada a una predisposición genética, pero en la inmensa mayoría de los casos este problema se genera por un estilo de vida sedentario y en una dieta con excesos de azúcares y de grasas. "Es necesario introducir cambios para impedirlo. Por ejemplo, durante las comidas hay que evitar ver la televisión porque cuando comes ante el televisor no llegas a calibrar la cantidad de alimentos que consumes y en la mayoría de las ocasiones se come más de lo necesario", añade la especialista.

Los cambios en la alimentación deben asumirlos "todos los miembros de la familia", explica el pediatra endocrino Eugenio José Fernández, en el Instituto Hispalense de Pediatría. Por ejemplo, "si el niño que antes bebía refrescos durante las comidas comienza a consumir agua, el padre y la madre tienen que hacer lo mismo, y dejar a un lado el tinto de verano o la cerveza", añade la doctora Martínez Rubio.

En el Instituto Hispalense de Pediatría, el pediatra Eugenio José Fernández desarrolla desde hace dos años un programa para tratar la obesidad infantil, "con resultados positivos", que está centrado e enseñar a comer bien tanto a los niños afectados como a sus padres. El doctor Fernández también incide en la publicidad agresiva que anuncia productos hipercalóricos dirigida a los más pequeños, porque "la industria sabe muy bien que los que mandan en las casas son los niños". A través del programa Niños en Movimiento, en este tratamiento contra la obesidad infantil "también se trabaja con los niños a nivel emocional. Hemos comprobado que los niños se sienten más felices", añade.

Evitar productos con exceso de grasas saturadas y de azúcares, así como las bebidas gaseosas; y aumentar la fruta y la verdura, así como el consumo de agua son claves sencillas que pueden ayudar a evitar los problemas que generan los kilos de más. El ejercicio físico al aire libre y el juego para desarrollar habilidades son otros de los ejes para conseguir un estilo de vida sano en los más pequeños.

La doctora Martínez Rubio lamenta que muchas familias no cuentan con una zona verde cercana a sus domicilios o carecen en su barrio de las oportunidades para la actividad física y deportiva de sus hijos.