Sevilla FC

Satélites alrededor de dos astros

  • Reyes agradece el regalo del 'desnortado' Vicandi Garrido para doblegar a su ex equipo, que se movió como un sistema alrededor del sol Nasri

  • El utrerano estuvo en los tres goles

Nasri reclama algo al desacertado Vicandi Garrido, que estropeó de salida un atractivo duelo.

Nasri reclama algo al desacertado Vicandi Garrido, que estropeó de salida un atractivo duelo. / quique garcía / efe

Era el minuto 83 cuando el estadio Cornellà-El Prat vivió una escena que ilustraba sobre lo ocurrido en el Espanyol-Sevilla. Reyes, el héroe local, se sentaba entre la ovación de su público mientras Nasri apuraba la última opción de intentar cambiar el rumbo fijo de un partido perdido, botando un impotente córner que blocaba imponente Diego López. Todo se había acabado. La suerte estaba echada desde mucho antes, desde ese minuto largo en el que Vicandi Garrido, desnortado en su afán de aplicar con excesiva pulcritud la justicia que dictan las reglas, puso muy cuesta arriba la ilusión sevillista. Reyes fue el artífice de un inesperado y excesivo castigo.

El árbitro vasco se cargó nada más empezar un partido que prometía emociones fortísimas. Es tal la fe del Sevilla que llegó a hacer tambalear su feo destino en la tarde barcelonesa. Pero jugar en corral ajeno un partido de Primera División con un futbolista menos y el marcador en contra desde el minuto 2 es demasiada desventaja hasta para este iluminado Sevilla de Jorge Sampaoli.

Reyes no dudó en tirar con clase el penalti del 1-0 y provocó y sacó la falta del 2-1

El duelo de los exquisitos quedó en victoria de Reyes sobre Nasri. Pero el francés aún pudo dar una exhibición de su fútbol. El Sevilla, durante más de media hora, fue dueño y señor absoluto del partido. El equipo de Sampaoli fue un perfecto sistema planetario en perfecta armonía temporal y espacial alrededor del astro Nasri. El Espanyol ganó la guerra de guerrillas, peleando como pelean los pequeños ante los grandes, amparados en su mejor general, el taimado y veterano Reyes, ejecutor del penalti que supuso el 1-0, lanzador de la faltita que él mismo se inventó y que Vicandi sancionó en el alargue del descanso, y partícipe del definitivo 3-1 con un aterciopelado zurdazo al larguero previo al centro lateral de Marc Navarro y el gol de Gerard Moreno.

Al margen de la frustración de verse derrotado por una decisión justiciera e injusta, el Sevilla puede presumir de que la idea que preconiza su entrenador sí se pudo exhibir en Barcelona. Las combinaciones acompasadas al ritmo que marcaba Nasri, las triangulaciones, el lento e irreversible avance ante el impotente y obligado repliegue del rival ofrecieron un asombroso espectáculo durante buena parte de la primera parte. El gol del empate fue buena prueba de ello. Nasri inició la jugada con un balón vertical a N'Zonzi y la remató con su asistencia a Jovetic tras un pase magistral de Franco Vázquez.

Fue una ilusión. Quique Flores es técnico experto y nada más que sacudió a los suyos y éstos apretaron las tuercas de la presión para frenar al Sevilla y contragolpearlo, acabaron con la utopía. El cansancio hizo el resto. Reyes apareció en los momentos precisos para aguijonear letalmente al Sevilla. Esa falta en el minuto 47 del primer tiempo, con N'Zonzi jurando en arameo, fue decisiva, como su aparición en el latigazo al larguero previo al 3-1. Allí terminó todo. Nasri seguiría intentándolo, pero ya sin estela planetaria alguna.

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