Sevilla FC

Un Sevilla camaleónico

  • Dentro de su versatilidad y riqueza de esquemas de juego sin tener que variar el estilo, Sampaoli demostró en Turín o Lyon que, puntualmente, también sabe competir sin posesión

Con tres centrales y dos carrileros o con una defensa de cuatro con laterales que también son largos; con un solo medio centro, con dos o hasta con tres (como en Turín, donde Kranevitter e Iborra acompañaron a N'Zonzi); sin delantero con Vitolo como única referencia (como en Lyon y también en la visita a la Juventus con Mudo Vázquez), con un delantero (generalmente Vietto) o con dos (en algún partido en casa con el argentino secundado por Ben Yedder)... El Sevilla de Sampaoli se está armando en torno a una riqueza en cuanto a esquemas de juego que desde el partido ante el Valencia ha roto en un 4-4-2 que en cualquier momento puede quedar guardado en el cajón para otra ocasión y adoptar otra disposición de piezas, ya sea utilizada con anterioridad o no.

Evidentemente, el paso de las semanas de trabajo va regando un jardín que en cada partido, aun con ciertos momentos de sombras, se ve más frondoso, pero, sobre todo, adaptado a las circunstancias y sin el encorsetamiento que se podía pensar que derivaría del deseo siempre presente de Sampaoli de "protagonizar", que es la manera con la que que el argentino prefiere llamar a tener la posesión, el dominio del juego y las ocasiones de gol. Si, como en Lyon, hace falta replegarse y no presionar arriba, sin darle demasiada importancia a que sea el rival el que tiene el balón, se plantea y el equipo es capaz de hacerlo. Eso es crecer y ganar en amplitud de recursos.

A diferencia del Sevilla de Emery, el camaleonismo del de Sampaoli es más de fisonomía que de concepto. Mientras que, tras tres años y medio de trabajo -es verdad que requiriendo cada año un par de meses para ir metiéndoles a los nuevos los automatismos-, el vasco logró un Sevilla con más riqueza táctica en cuanto a registros de juego, el entrenador de Casilda hace más variaciones en el esquema sin cambiar el modelo, que es un concepto más genérico que el estilo o el sistema. Sampaoli ha posicionado a su Sevilla en un 3-3-3-1 o en otras variantes de la defensa de tres centrales como un 3-1-5-1, mientras que con defensa de cuatro ha pasado del 4-1-4-1 al 4-2-3-1, el 4-3-3 o el más usado recientemente, el 4-4-2. Sin embargo, independientemente del esquema, el Sevilla jugó a lo mismo con determinados ajustes como sacar más o menos el balón jugado desde atrás, con N'Zonzi buscándolo o con ataque directo, presionar más arriba la salida del rival o intensificar esa presión más en las bandas.

Para que se entienda, el estilo fue siempre el mismo, tener la posesión de la pelota como concepto con una piedra angular, fundamental e insustituible, el faro que significa el juego de N'Zonzi, y, si el rival podía hacer daño, pensar en la idea de defender con la pelota más que sin ella. Sólo en dos encuentros cambió la idea, en Turín en la visita al Juventus Stadium y el martes en Francia, si bien en el Parc Olympique Lyonnais la intención podía ser tener más la pelota, pero quizá los nervios llevaron a pérdidas de balón en la primera parte, sobre todo en el perfil de Pareja. Arriba, los hombres más adelantados, Vitolo y Nasri, no presionaban al equipo de Bruno Genesio hasta que éste no se acercaba al centro del campo cuando lo habitual en el estilo de Sampaoli es hacer una presión coordinada para ahogar al rival y que no salga con facilidad de su área.

Por comparar, el Sevilla de Emery podía cambiar de registros tácticos, utilizar un sistema o una estrategia operativa diametralmente opuesta al partido anterior, sin variar el esquema de juego, habitualmente un 4-2-3-1 en defensa que con balón era un 3-4-2-1 con los laterales convertidos en extremos y metiendo a éstos hacia dentro para que fueran interiores, mientras el actual Sevilla cambia de dibujo y de piezas sin variar su filosofía. Así, Emery podía salir a encerrar a su rival o a atraerlo hacia su área para se que se desnudase atrás, como con el Rayo de Paco Jémez, por ejemplo, con el que tocaba y tocaba entre los centrales y el portero para atraer la presión adelantada y aprovechar con un pase largo de Kolodziejczak o Tremoulinas la velocidad de Gameiro a espalda de una defensa que ya estaba casi en el centro del campo.

Son elecciones en un sentido o en otro siempre buscando un fin común, la victoria, que no hay entrenador que no quiera salir a buscarla. El Sevilla de Sampaoli sale a ganar siempre, pero ha demostrado ser capaz de cambiar sus armas según las circunstancias pese a que el mensaje público no se salga de ese "protagonismo desmedido" que Sampaoli pregona.

Si hay que reforzarse atrás y confiar en la potencia en las conducciones de Vitolo, con eso el canario encuentra por una vez los espacios que tanto echa de menos cuando el equipo se posiciona en ataque con multitud de jugadores ofensivos como Franco Vázquez, Nasri, Mariano y Escudero en los costados y Vietto o Ben Yedder arriba. Quizá en el debe táctico del cuerpo técnico esté que aún no ha logrado transformar esa posesión en caudal ofensivo real, en ocasiones de gol claras, en lo que es su partido tipo, no el de situaciones extremas, como el miércoles en Lyon o en la segunda parte ante la Juventus en casa, cuando con un hombre menos Vitolo fue otra vez la única referencia arriba.

En este sentido, más allá de la estrategia, con Sarabia como el mejor ejecutor -quizá ello justificaba su titularidad en Francia- el fútbol de Nasri y su asociación con N'Zonzi ha sido muchas veces una solución, o los movimientos de Vietto saliendo del área para un aclarado que espacios que utiliza otro compañero... Por ello, dar un salto más puede ser la llegada de un delantero de otro corte que aproveche la alta tendencia de centros laterales que en cada encuentro ofrece Mariano o, para rizar el rizo, encontrar soluciones al antídoto que algunos rivales han encontrado ahogando a N'Zonzi (Juventus, Valencia o Granada), pero son demostraciones de que un equipo de fútbol está vivo, que crece, evoluciona y cambia, como lo hace -aunque a su manera- este Sevilla camaleónico.

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