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La fuerza mental gana

  • El Sevilla, dominado por momentos, acaba desquiciando al desquiciador

Jesús navas, en el suelo, junto al atlético Saúl en la pelea por el balón

Jesús navas, en el suelo, junto al atlético Saúl en la pelea por el balón / Antonio Pizarro

Con una mezcla entre fútbol y fuerza mental, el Sevilla superó la dura prueba que nadie dudaba que supondría el ritmo frenético en el que el Atlético se encuentra a gusto. El triunfo del equipo de Montella arranca en la capacidad para desquiciar al que siempre desquicia a su enemigo. Es verdad que encontró dos golpes inesperados en cada comienzo de acto, pero el equipo, con mucho desgaste por la reiteración de esfuerzos sin cambio de piezas, salió airoso de la prueba más exigente. Pasó por momentos críticos, dos segmentos de 15-20 minutos en cada tiempo, pero no eludió jamás la pelea, el cuerpo a cuerpo, el batirse en esos duelos individuales que nunca son individuales sino en superioridad numérica que propugna Simeone.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

Defensa

El poder mental fue clave para soportar el rodillo atlético, que llegó a serlo en esa franja de terreno que dominaron por más tiempo los visitantes. La pareja N'Zonzi-Banega, como ya avisó Simeone, iba a ser objeto de asedio. El Atlético concentró más jugadores por el medio renunciando casi a las bandas y por ese resquicio se coló el Sevilla. Pero el peaje -estaba claro- era sufrir y apretar los dientes. Tras el gol inicial de Escudero, los de Montella perdieron el sitio en la zona ancha. Es verdad que salían y contragolpeaban haciendo si cabe más daño a su rival, pero en esa fase sí sufrió y, con 1-1, las ocasiones de Gameiro y Griezmann hubieran dado otro rumbo a la noche de haber entrado.

Ataque

El movimiento de Jesús Navas en el lateral por el lesionado Corchia acabó activando tremendamente esa banda. Como además el Atlético buscó hacer pupa por dentro acumulando hombres, el palaciego encontró vía libre para entrar él o asociarse con Sarabia. Por ahí llegó el gol y por ahí llegó el cabezazo de Franco Vázquez antes del descanso. Además, Muriel hizo su papel atrayendo a los centrales y desahogando con criterio y el Mudo, su habitual función de pegamento. Correa estaba fino y con confianza y Escudero, como en cada partido, ofrecía una primera parte muy interesante.

Cuando el partido también en la segunda mitad entró en una fase peligrosa, con el Atlético apretando para meterse en la eliminatoria con 2-2 y tiempo suficiente por delante para hacer un tercer gol que hubiera eliminado al Sevilla, el robo de Ben Yedder y el pase a Sarabia terminaron de dar la puntilla a un equipo... eso, desquiciado.

Virtudes

Sobre todo la fuerza mental. Si el partido requería algo, era inteligencia táctica, paciencia y jugar con la ansiedad de un rival que físicamente está mucho mejor. Todo eso lo hizo el Sevilla, además de aprovechar con precisión de cirujano las rendijas que el rival dejó.

Talón de aquiles

Debió reforzar el centro del campo mucho antes cuando estaba dominado por el Atlético en número. Con los tres cambios hechos, Simeone no le podría haber respondido a cada movimiento.

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