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El modelo de los pares y los impares

  • Berizzo busca evitar la progresión del rival estando cerca de los receptores y encontrar el hueco y el hombre libre con el cambio de espacio de los puntas

Berizzo celebra un gol en un partido.

Berizzo celebra un gol en un partido. / EFE

Como si fuera obligatorio ligar un modelo con otro, como si eso de beber de las fuentes de éste o aquél fuera así de categórico, al proyecto de Eduardo Berizzo se ha catalogado con una palabra tan cursi como tan poco profunda. En realidad es una palabra cómoda, que trata de evitar riesgos o, mejor que nada, que evita pronunciarse... mojarse, hablando en plata. "Continuista". Desde el mismo club no han parado de repetir el modelo del continuismo, cuya única acepción en la Real Academia de la Lengua habla de "situación en la que el poder de un político, un régimen, un sistema, etcétera, se prolonga sin indicios de cambio o renovación".

Pero lo cierto es que, no por repetido cien veces debe acabar en una certeza. El modelo de Berizzo apenas puede decirse que continúe lo dejado por Sampaoli y Lillo (en quien amparó el argentino su concepción del narcisismo como modelo de ataque). Hay lugares comunes, hay situaciones similares, pocas, la verdad, pero hay más aspectos diferenciadores que conexiones a la hora de comparar ambos modelos.

Ha interesado, claramente, vender la bandera del ataque, de estar más tiempo en campo ajeno que en el propio, pero para empezar cambian las maneras en las que se inicia esa búsqueda. También cambia la manera en la que esa búsqueda termina (es decir, el tiempo de llegada al área contraria) y, sobre todo, cambia el comportamiento del equipo en fase defensiva, en la que ostensiblemente el modelo de Berizzo sale ganando por goleada en cuanto a credibilidad en una comparación con el otro.

Ahí, en la no poco importante en Europa faceta de recuperación, el Celta del Toto tomó su principal seña de identidad en ciertas reminiscencias bielsísticas. Particularmente se centran éstas en la obsesión de estar siempre cerca de los posibles receptores del equipo rival fijando pares que a veces acaban pareciendo marcajes individuales.

Mientras, la fase ofensiva pasa, entre otras cosas, por los cambios de posiciones de las piezas de ataque y la constante búsqueda del impar, generalmente del jugador que llega en segunda línea.

Fase defensiva

Berizzo emplea el esquema 1-4-3-3 en el que el papel protagonista recae en los tres hombres del centro del campo. Con una primera línea de presión que varía según el rival y las circunstancias (ante el Real Madrid y ante el Manchester United en casa no se le caen los anillos por defender en su propio campo), el Celta trata de evitar la progresión del adversario con un mandamiento grabado a fuego: todos los receptores potenciales tienen a un futbolista cerca.

El técnico, en conversaciones con la dirección deportiva, defendió que en Vigo eran los propios jugadores los que le pedían fijar pares individuales porque era más cómodo para ellos. Y así debe ser, pues al reorganizarse en las transiciones a cada cual le pillaría así más cerca el suyo. Pero Berizzo lo que quiere es que el rival a la hora de recibir ya tenga a uno de los suyos pegado y cada equipo lo organiza a su manera. Hay equipos que en la presión aprovechan para acelerar lo que se llama "tiempo de balón", los segundos que tarda éste en pasar de un jugador a otro, suficientes para que el defensor en vigilancia se le acerque lo suficiente para no dejarle recibir y (sobre todo) pensar con comodidad.

En ese triángulo central, el vértice más ofensivo lo ocupaba en el Celta Wass (o Jozabed) para también tener acceso a la creación siendo esta figura la destinada claramente a Banega. El cambio, pues, con respecto a Sampaoli, es considerable al pasar de un solo pivote (N'Zonzi) a dos de corte bastante diferencial (Marcelo Díaz, Radoja, Tucu Hernández...), que igualmente buscan acercarse a su par para disuadir el pase y a la vez hacen cobertura a los laterales que en ataque mudan al esquema 1-2-3-5.

Primera línea de presión adelantada si el rival no tiene gran calidad para sacarla, presión tras pérdida, pareja de centrales empujando para achicar espacios... son marcadores comunes en los equipos que tratan de mandar en y tener el control del juego.

Fase ofensiva

Para empezar, la salida de balón no es tan relamida como la del Sevilla de Sampaoli. Si éste a menudo acababa en salida directa pero forzada por la presión tras un rondito entre los centrales y Sergio Rico, Berizzo ordena a menudo el balón largo del portero en busca, sobre todo, de Guidetti. Permite orientar (sin la presión) mejor el golpeo y llegar antes al área rival. ¿Que así se rifa el balón? Depende. No tiene por qué. El Celta tampoco desdeñaba una salida elaborada desde los centrales (sobre todo con Fontás), pero en general, puede decirse que era un equipo más práctico.

En ataque, la incorporación de los laterales hace al equipo tan profundo que prácticamente quita sentido a los extremos. Los extremos de Berizzo son extremos falsos, son delanteros que se mueven sin cesar en ese 1-4-3-3. Hace dos campañas eran Orellana, Aspas y Nolito los que intercambiaban posiciones hasta volver locos a las defensas (como buen conocedor de lo que receta para defender, Berizzo manda cambiar continuamente los espacios para que al rival no pueda fijar pares). La última campaña, Guidetti sí fijó algo más pero igualmente se salía para recibir a la izquierda, desde donde partían Pione Sisto o Bongonda para aparecer igualmente por la derecha y Aspas por el centro.

La subida de los laterales convierte el 1-4-3-3 en un 1-2-3-5 con el vértice ofensivo de triángulo (lo que hará Banega) buscando el último pase. Los apoyos de espaldas y en corto son constantes a la gente de segunda línea y la que se mueve en horizontal y la búsqueda del impar es perenne. Lo que puede llevar a ver el juego del Celta a algo parecido al Sevilla de la pasada temporada es el gusto por largas posesiones, pero con Berizzo siempre tienen algún sentido y son menos previsibles por los cambios de espacio.

Igualmente, muy recurrente, en una combinación muy estudiada del ataque elaborado y el directo, es el centro en diagonal al área y pasado hacia el segundo palo, donde suelen producirse movimientos como la salida de los delanteros con par fijados y la entrada desde atrás de la segunda línea: así llegaron muchos goles de Wass de cabeza, muchos goles del impar.

La estrategia

En córners es muy común (no es una regla que se cumple siempre) que Berizzo ordene a uno o varios rematadores que se coloquem en el primer palo, incluso unos metros antes. Así logra mermar la visión del portero, hace que el rival pierda la referencia y crea incertidumbre. De esta forma, con un movimiento de pívot amagando con un pie en la pintura y buscando el desmarque con el otro logró Cabral el gol que clasificó al Celta para octavos de la Europa League ante el Shakthar en Donetsk.

Suele buscar golpeos hacia dentro y los rematadores para evitar el bloqueo incluso pueden iniciar el desmarque agarrados en fila india, como en una conga para evitar que un defensa se cuele entre ellos.

También busca el saque en corto para ganar perspectiva y buscar el centro en diagonal y pasado que tanto daño hace a defensas y porteros.

En estrategia defensiva Berizzo, como todos, emplea un marcaje mixto, con al menos tres jugadores en zona delante del portero propio para evitar que lo ahoguen con bloqueos.

De cualquier forma, como siempre, los modelos están vivos y la función del entrenadores es crear un estilo de juego (diferenciar del modelo) a raíz de los jugadores que tenga y lo que quiera conseguir. Evidentemente, en el Sevilla Berizzo va a contar con futbolistas mejor dotados técnicamente y lo más normal es que haga suficientes variaciones en el estilo de su Celta para convertirlo en el estilo de su Sevilla. No confundir estilo con modelo (que diferencia más al sello del entrenador). Igual que no confundir esquema (la posición en el campo) con sistema, cómo se sistematiza ese esquema con arreglo al estilo y al modelo (indicadores, códigos internos...).

El caso es que digan lo que digan, del modelo de Sampaoli al modelo de Berizzo... va un mundo. ¿Atacar? ¿No lo buscan todos?

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