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La obligación de afinar en casa

  • El déficit como visitante no da margen de error al equipo de Marcucci en Nervión

  • El Sevilla es el octavo fuera por detrás de conjuntos como Leganés o Girona

Marcucci sonríe mientras Krohn-Dehli celebra el 2-0 al Deportivo.

Marcucci sonríe mientras Krohn-Dehli celebra el 2-0 al Deportivo. / manuel gómez

No queda otra. En el fútbol todo es cíclico y cuando a un equipo le sobreviene un contratiempo en forma de derrota fuera de casa inmediatamente pesa más la obligación y la necesidad de no fallar en la siguiente cita, en este caso como local.

El Sevilla se aferra a su fortaleza en el Sánchez-Pizjuán, donde no pierde desde hace más de un año y donde está basando en la actual temporada sus argumentos para mantenerse en los puestos que dan derecho a disputar competiciones europeas. Pero esa incapacidad que el equipo de Berizzo -ahora de Marcucci- está teniendo en los estadios de equipos de cierto fuste reduce considerablemente el margen de error en los partidos en el Sánchez-Pizjuán.

De los 28 puntos que suma en la clasificación, el Sevilla se ha embolsado 19 en su estadio (es el tercero empatado a puntos con el segundo tras Valencia y Barcelona en una hipotética tabla contabilizando sólo los duelos como local), pero cae peligrosamente hasta la octava posición como visitante con sólo 9 puntos sumados y por detrás de equipos como el Girona, la Real Sociedad y el Leganés además de los grandes.

Los nervionenses han logrado tres victorias en sus desplazamientos, pero no han arrancado un solo empate y han cosechado hasta cinco derrotas. Además, en los tres triunfos hubo fases en las que las sensaciones no fueron buenas, en especial en todo el partido en Getafe (que se decantó con un gol de Ganso al final) y en la primera mitad de Villarreal, donde el equipo amarillo superó con claridad al de Marcucci y lograba ponerse con un 2-0 en el minuto 52 que hacía difícil imaginar la reacción que tuvo el equipo a partir de ese momento.

Para los objetivos del Sevilla, que por la inversión realizada no sólo son obligaciones deportivas sino que también van muy parejo en lo económico, hacen que sea obligatorio afinar mucho para obtener una fiabilidad, primero en casa -y eso es innegociable- y después como visitante.

La visita del Levante este viernes no levanta demasiadas inquietudes entre el entorno y la opinión pública por el escaso nombre del rival, pero desde dentro están en alerta porque, además, el equipo sevillista no ha protagonizado ningún tropiezo sonado ante su afición pese a que en no pocos encuentros ha pasado por fases complicadas que finalmente fueron reconducidas gracias a la calidad individual de sus jugadores.

El Sevilla tiene ahora en el Sánchez-Pizjuán dos duelos claves. El de este viernes ante el Levante y la visita del Betis a primeros de año con lo que significa un duelo de la máxima rivalidad, al margen de la vuelta en la Copa del Rey con la comparecencia del Cádiz el 10 de enero. Posteriormente Getafe y Girona también deben pasar por Nervión antes de que llegue el primer rival fuerte, el Atlético de Simeone ya con febrero avanzado.

Porque el calendario ya mismo se vuelve del revés y si se ha valorado positivamente que el Sevilla esté quinto en la tabla con 28 puntos habiendo visitado a todos los grandes, tampoco es menos cierto que esos puntos los ha sumado sin que ninguno de ellos haya pasado por el feudo sevillista. Pero eso ya será otro cantar. De momento, el equipo de Marcucci está obligado a afinar en casa para paliar ese déficit que arrastra como visitante.

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