El proyecto arranca hoy
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Tras aguantar la respiración por la sostenibilidad del ejercicio, los de Berizzo abren de verdad y sin excusas la puerta de su exigente día a día
N'Zonzi y Banega, bajas
Ahora que casi acaba de empezar a rodar el balón, tan fuera de tono están las sentencias que anuncian la llegada del apocalipsis, aquellas críticas que todo lo ven mal, como las de efecto contrario, las de "qué buenos somos" y "qué bien está todo".
Desgraciadamente, abundan ambas, diría que a partes iguales, y escasean -casi ni se ven- los análisis en los que priman la prudencia, el sentido común, la paciencia para ir recabando datos y para que el tiempo permita a los profesionales modificar esto o aquello que no está tan bien, que gusta menos o que, sencillamente, es un problema serio. En sentido contrario, esperar para comprobar si aquello que parace tan fantástico es en realidad la panacea o una carencia camuflada puntualmente.
El Sevilla de Berizzo empieza hoy. Me dirán que estoy equivocado, que ya disputó el cuadro nervionense bajo la dirección del argentino tres partidos oficiales y cierto es. Pero la trascendencia de dos de esos encuentros y el hilo vital que la ronda eliminatoria de Champions League tenía con el proyecto hacía que hubiese que aguantar la respiración porque había mucho en juego y en riesgo. Quizá demasiado...
Afortunadamente, el pelotazo de Emre dio en el palo y no un par de centrímetros a la izquierda y el Sevilla de Berizzo puede a partir de hoy pisar con fuerza y confianza en todas las competiciones, empezar a gestionar sin excusas el juguetito que tiene en sus manos el Toto y empezar a ver venir todas las críticas que sean necesarias, ya sean encarnizadamente agresivas como vomitivamente empalagosas, que son las que más daño pueden llegar a hacer.
Y la primera parada es Getafe, la tierra de un recién retornado a Primera, pero un escenario que es como el castillo del terror para el sevillismo, que ha vivido en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz prácticamente de todo, y muy poco agradable.
Y con la premisa de no remover más el pasado ni lamentar esta o aquella alineación, el Sevilla se presenta en el sur de Madrid decidido a mejorar lo expuesto ante su público en el estreno liguero ante el Espanyol. Ciertamente, la exigencia empieza ahora. Ya no hay excusas y un equipo que saca pecho por disputar por tercera edición consecutiva la fase de grupos de la mayor competición continental a nivel de clubes está obligado a ganar en casa de un rival que hace sólo unos meses, mientras el sevillismo estaba pendiente de un partido del máximo nivel europeo en Leicester, tenía su día a día en la Segunda División.
No debe ser, por tanto, un adversario de entidad como para que el Sevilla no vaya a dominar la situación, aunque sí una buena prueba, pues está claro que ningún rival pone las cosas fáciles en una competición como la Liga española.
Berizzo no puede contar con dos de sus hombres importantes, titularísimos hasta que el mercado no demuestre lo contrario en el caso de uno de ellos, como son N'Zonzi y Banega, dos vías de luz futbolística en el esquema del nuevo Sevilla.
Pero tiene elementos suficientes este Sevilla y el triángulo de centrocampistas, la llave maestra del modelo de Berizzo, deberá exponer su superioridad tenga la fisonomía que tenga. Pizarro, esa especie de clon físico (que no futbolístico) de N'Zonzi, debe marcar la zona para que otros hagan aflorar el fútbol de categoría superior que responde por Jesús Navas, Correa, Nolito, Sarabia, Ben Yedder o la mayor inversión económica de la historia de este club, el colombiano Muriel.
Ya hubo tiempo de aguantar la respiración. Lo de hasta ahora, las reservas ante el Espanyol, lo entiende todo el mundo, pero ya se acabaron las excusas. El proyecto arranca hoy y la ilusión es, como siempre, igual que la exigencia. Máxima.
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