Vivir en Sevilla

La Marchena del sigloXIX

  • Lo localidad acoge estos días una exposición del fotógrafo, dibujante e ilustrador Salvador Román Azpiazu

Procesión de Viernes Santo en Marchena (1900, fecha aproximada).

Procesión de Viernes Santo en Marchena (1900, fecha aproximada). / AMVG, AZP-852

Salvador Román Azpiazu Imbert nació el 9 de agosto de 1867 en Vitoria y falleció en Madrid el 5 de enero de 1927. Fue dibujante, ilustrador y fotógrafo, aunque era perito agrícola y trabajaba para el Servicio Agronómico Catastral. Viajó por toda España e Italia, eincluso residió por un tiempo en París. Publicó sus dibujos en revistas de la época y también colaboró con sus ilustraciones en la publicación de algunos libros. Estuvo en Marchena en los años 1897 y 1898, como perito agrícola para realizar el catastro rústico, el llamado Catastro por masas de cultivo y clases de terreno. En 1915 volvió a visitar la localidad. En estos años aprovechó para plasmar, bien con sus dibujos, bien con su cámara fotográfica, la Marchena de finales del siglo XIX. Sus calles, monumentos, devociones, el Viernes Santo, la feria de ganados, la siega y la trilla, el tiempo de ocio, en definitiva, dejó retratada y dibujada una villa y una sociedad agrícola de la campiña sevillana. En la exposición, organizada por el Ayuntamiento y que acoge estos días la Sala Carrera del municipio, Azpiazu y Marchena, pueden verse las tres facetas artísticas del autor: fotógrafo, dibujante e ilustrador.

Las fotografías están divididas en seis bloques: biografía, la villa, devociones, la mañana del Viernes Santo, Feria y toros, y la siega y la trilla. Donde se recogen lugares únicos y emblemáticos de Marchena, se plasman tradiciones y devociones populares, se retrata la singularidad de la procesión de la hermandad de Nuestro Padre Jesús, y donde se muestra la feria de ganados y la disposición de la Plaza Ducal durante una corrida de toros. Concluye con una serie de fotografías de las faenas agrícolas que evocan una sociedad agraria decimonónica de la campiña sevillana. Se acompañan también de algunos dibujos sobre Marchena que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Álava, y diversas ilustraciones, referidas también al pueblo, que aparecen en revistas de la época que dejan entrever su forma de trabajo. Finalmente, se presentan algunos objetos relacionados con todas las imágenes: libros ilustrados por el autor, documentación que refleja su estancia en Marchena, túnica de nazareno, etcétera.

Su obra fotográfica consta de unos mil negativos en cristal con emulsiones al gelatino bromuro y se conservan en el Archivo Municipal de VitoriaGasteiz. Al igual que sus dibujos, las fotografías fueron donadas por su sobrino Agustín Azpiazu en el año 1960. De entre ellos, una centena están relacionados con la población sevillana y, una vez más, el fotógrafo quiso reflejar tipos, costumbres, tradiciones, imágenes pintorescas, familias y personas cercanas a él.

Mientras vivió en París, Salvador Azpiazu tuvo como maestro al dibujante Daniel Vierge. El primer libro que ilustró es Toledo: Guía artístico-práctica del Vizconde de Palazuelos con más de noventa dibujos de monumentos de la ciudad. En 1905 ilustró la novela El calvario de Francisco Acebal. En 1916 participó con varios dibujos en la publicación de la novela Rinconete y Cortadillo de Miguel de Cervantes. En el año 1927, poco después de su fallecimiento, se publicó La Bendita Tierra, donde se recogen ciento veintiún dibujos suyos comentados por Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.

Mantuvo colaboraciones con distintas revistas y medios escritos. En concreto, se han encontrado colaboraciones, casi de forma ininterrumpida, desde 1894 a 1907. Estas revistas serán principalmente: L'Univers Illustré, Ilustración Artística y La Esquella de la Torratxa. En La Ilustración Artística se han contabilizado hasta 71 colaboraciones. La mayoría de ellas ilustrando artículos de Juan B. Enseñat y de José Gestoso.

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