Mueren dos trabajadores en un derrumbe durante una obra municipal en Alcalá de Guadaíra
El colapso de parte del techo del edificio histórico Casa Ibarra sepultó a los dos operarios mientras trabajaban
Uno de ellos era padre de familia y había advertido del mal estado de la estructura
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A las doce en punto del mediodía, el silencio patrimonial de la Casa Ibarra se rompió en tragedia. Dos trabajadores, naturales de Huétor Tájar (Granada), perdieron la vida este miércoles tras el derrumbe parcial del techo de este edificio histórico ubicado en pleno corazón del casco antiguo de Alcalá de Guadaíra. Participaban en las obras de consolidación estructural que, desde marzo, promueve el Ayuntamiento para rehabilitar este Bien de Interés Cultural enclavado en la zona del Castillo y el anillo cultural de la ciudad.
Un tercero, también operario y sobrino de uno de los fallecidos, fue quien dio la voz de alarma tras sobrevivir al colapso. Él, aún con el susto y el polvo de la tragedia en la ropa, observaba impotente cómo bomberos, sanitarios y Policía Local trataban de rescatar a los atrapados. Las lesiones sufridas por ambos trabajadores eran tan graves que, aunque fueron atendidos in situ y trasladados de urgencia, no pudieron salvarles la vida.
Los fallecidos eran un hombre de 44 años, padre de dos hijos, y otro de 33. Sus cuerpos fueron recuperados entre los escombros por los bomberos, que tuvieron que continuar los trabajos de apuntalamiento tras el derrumbe, mientras las autoridades tratan de esclarecer las causas del colapso.
Uno de sus compañeros, trasladado desde otra obra al lugar de la tragedia, confesaba aún entre lágrimas que uno de los fallecidos ya había mostrado su preocupación por el estado del edificio. "Dijo que era un edificio viejo, que estaba muy mal, y que había que tener mucho cuidado y apuntalar bien", explicaba ante los medios, mientras los trabajos de rescate seguían su curso.
El suceso ha sacudido tanto a la localidad sevillana como al pueblo natal de los trabajadores, Huétor Tájar, cuyo alcalde, Francisco Delgado, ha confirmado la consternación de todos sus vecinos. "Son dos familias de toda la vida, estamos completamente abatidos por lo ocurrido".
Ambos ayuntamientos han decretado luto oficial: tres días en Alcalá de Guadaíra, con la suspensión de toda actividad municipal, incluida la programación cultural y deportiva; y dos días en Huétor Tájar, como muestra de duelo y respeto.
Para el sindicato CCOO, esta nueva tragedia eleva a 25 el número de muertes laborales en la provincia de Sevilla en lo que va de año —cuatro más que en todo 2024—, una cifra que su secretaria de Salud Laboral, Carmen Tirado, ha calificado de “insoportable”.
"Vamos al trabajo para ganarnos la vida, no para perderla", ha lamentado Tirado, quien ha señalado especialmente al sector de la construcción como uno de los más afectados por la siniestralidad laboral, con precedentes mortales recientes en Aznalcóllar y Camas. CCOO exige a las empresas "el cumplimiento riguroso" de la normativa de prevención de riesgos laborales, así como una planificación eficaz que evite nuevas muertes.
La organización sindical ha anunciado que vigilará de cerca la investigación en curso y exigirá responsabilidades si se detectan negligencias.
La alcaldesa de Alcalá de Guadaíra, Ana Isabel Jiménez, se desplazó hasta el lugar para mostrar su apoyo a las familias y aseguró que será la investigación la que determine qué ocurrió exactamente en la Casa Ibarra. “Los operarios llevaban ya un tiempo trabajando, habrá que ver qué ha sucedido”, señaló.
Mientras tanto, la estructura derruida permanece acordonada. El polvo aún se mezclaba con la humedad del mortero y el calor del mediodía pasadas las cinco de la tarde.
El accidente se suma, lamentablemente, a otros tantos siniestros mortales en el tajo en los últimos meses. En abril, el derrumbe de una nave agrícola en Coria del Río, a causa de un tornado, mató a tres trabajadores, dos de ellos hermanos de Dos Hermanas. El 23 de mayo, un joven de 28 años falleció tras caer desde unos nueve metros de altura en una nave del polígono El Pino, en Sevilla capital. El 23 de junio, un trabajador falleció tras volcarse el tractor que conducía en una finca de Villaverde del Río. Sólo tres días antes, en Camas, se produjo el derrumbe de una nave industrial en construcción. Un operario perdió la vida y al menos cuatro resultaron heridos. Pero los datos trágicos no se limitan sólo al sector agrícola o industrial. Además, a estas cifras se suman la trágica muerte de un técnico de placas solares de 42 años en Aznalcóllar, ocurrida el 25 de junio.
Con este panorama, a mediados de junio, CCOO y UGT alertaron de un repunte al superar ya los veintena de muertos en obras al registrar un colapso en otra nave de Camas, presuntamente en un día no laborable y bajo condiciones extremas de calor.
Estadísticas aparte, en Alcalá quedan por delante jornadas de investigación, responsabilidad institucional y, sobre todo, duelo. Porque más allá de los números, de las leyes y de las normativas, lo que deja este 16 de julio son dos familias rotas y dos pueblos devastados.
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