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Homenaje a Jesús Rosado Jiménez en Palomares

"Este año no hay tarta ni velas que soplar, pero siempre estarás en nuestras vidas"

  • Decenas de personas recuerdan a la víctima del crimen de Palomares del Río el día en que habría cumplido 19 años

  • El parque de la Mampela ya lleva el nombre de Jesús Rosado Jiménez

  • Se hizo el silencio en Palomares

Homenaje a Jesús Rosado Jiménez en Palomares del Río. / Antonio Pizarro

Nueve de la noche en el parque Jesús Rosado Jiménez de Palomares del Río. Decenas de personas se reunieron anoche para recordar, en el día de su décimo noveno cumpleaños, al joven asesinado la pasada noche de Halloween en la puerta de su casa, a escasos metros del parque que ya lleva su nombre, en el que tantos buenos ratos pasó.

La familia de Jesús convocó a sus amigos, parientes y allegados para rendirle un precioso e íntimo homenaje. Todos acudieron a la cita. Dejaron piedras con mensajes escritos a rotulador junto al monolito erigido en el parque, colocaron plantas en torno al monumento, encendieron velas que mantuvieron en sus manos durante un acto en el que era difícil no emocionarse.

Una mujer coloca unas flores en el monolito dedicado a Jesús Rosado Jiménez en Palomares. Una mujer coloca unas flores en el monolito dedicado a Jesús Rosado Jiménez en Palomares.

Una mujer coloca unas flores en el monolito dedicado a Jesús Rosado Jiménez en Palomares. / Antonio Pizarro

María del Carmen Jiménez, Mamen, tomó la palabra. Leyó una bellísima semblanza de su hijo, desde el día en que nació hasta el que fue vilmente asesinado por al menos dos personas (uno de ellos menor de edad) en la puerta de su casa, en la cercana calle Federico Moreno Torroba de la urbanización La Mampela. Recordó la madre el momento en que la enfermera le dijo "qué niño tan bonito" nada más nacer. "Revolucionaste nuestro mundo con esa vitalidad".

O aquella vez en que lo vistió de albañil en una fiesta de disfraces de la guardería. "Con tus vaqueritos, tu camisita de cuadros, el casco y tu caja de herramientas. Te pegué una pegatina en la espalda que ponía: 'si no te quieres aburrir, a Jesús has de acudir'. Y así era". O aquel viaje a Andévalo en Sexto de Primaria. O aquellas tardes de play station y wii con sus hermanos, Ángel y Bruno. "Mis tres mosqueteros". O los días en la piscina, "a ver quién saltaba mejor".

Fue repasando María del Carmen la etapa de Jesús en el instituto, cuando conoció a su primer amor, o sus momentos en el remo, deporte que practicaba. "Eras tan feliz, entre fiestas canciones y bailes, momentos mágicos que tus amigos pudieron disfrutar junto a ti. Miro por la ventana de tu dormitorio y te veo jugando al ordenador con tus amigos".

María del Carmen Jiménez pronuncia unas palabras de recuerdo hacia su hijo asesinado. María del Carmen Jiménez pronuncia unas palabras de recuerdo hacia su hijo asesinado.

María del Carmen Jiménez pronuncia unas palabras de recuerdo hacia su hijo asesinado. / Antonio Pizarro

Con el pellizco cogido, la madre recordó cómo fueron aquellas primeras Madrugadas de Semana Santa y las Ferias. "Siempre te gustó cuidarte y ponerte guapote, aunque con poco que hicieras enamorabas. Con tu perfume y tu ropita, estabas en la cresta de la ola. Siempre sencillo, brillabas, marcabas un antes y un después con tu presencia. Eras el amigo que sabía escuchar y al que gustaba pedir consejo".

Y esa madre sigue teniendo presente el pelo mojado de su hijo antes de dormir, o cuando le decía qué buena estaba la comida. O su música. O cuando le hablaba con ilusión de su gran amor, una chica con la que había empezado a salir meses antes de su muerte. Y empezó la Universidad el mismo día de su cumpleaños. "Y tú decías ¿qué mejor día, mamá? Si tuviera que describirte con una palabra, diría vitalidad. Esa energía que desprendías nos la sigues dando a todos".

Ofrenda floral en el monolito dedicado a Jesús Rosado Jiménez. Ofrenda floral en el monolito dedicado a Jesús Rosado Jiménez.

Ofrenda floral en el monolito dedicado a Jesús Rosado Jiménez. / Antonio Pizarro

Con esas letras, María del Carmen Jiménez quiso que los asistentes a este homenaje conocieran un poquito más a Jesús. "Seguro que está sonriendo. Este año no hay tarta ni velas que soplar, pero hemos encendido unas pequeñitas por ti. Te queremos en nuestras vidas y siempre vas a estar en ellas". Su regalo de este año es un árbol del amor plantado justo detrás del monolito donde figura su nombre y ese lema que ya presidió la manifestación celebrada el 15 de diciembre de 2022: "Que el mal no dure y el bien no se rinda".

Concluyó el acto con la canción favorita de Jesús, reproducida en un altavoz bluetooth con la suficiente fuerza para terminar de emocionar al más duro de los presentes. Mi estrella blanca, de Fondo Flamenco, sonó entre los árboles del antiguo parque de la Mampela, hoy parque Jesús Rosado Jiménez. Y alguien soltó una paloma, que alzó el vuelo hacia un cielo ya oscurecido.

Y mientras sonaba la música. "Y una casita en el barrio de Santa Cruz / un ventanal y un pequeño patio andaluz / enredaderas que suben por la escalera / por una reja se ve el sol y entra la luz / y cuando llega la noche a mi ventana todo jazmín / y huele la flor de mi dama / en mi vieja mecedora que he dormido / y al despertar del sueño todo se había ido". 

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