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Anatomía del crimen de Almonte

  • El 6 de septiembre comienza el juicio por la muerte a puñaladas en abril de 2013 de un padre y su hija en la localidad onubense

  • El acusado se enfrenta a peticiones de 50 años de prisión

El sábado 27 de abril de 2013 era un día especial en Almonte: las puertas de la parroquia permanecieron abiertas toda la noche para velar a la Virgen del Rocío, presente en el pueblo tras la Venida. Era la jornada de la Sabatina, con los bares del centro llenos y miles de fieles acercándose a la iglesia de la Asunción. Fue la noche elegida por el asesino para matar a Miguel Ángel Domínguez Espinosa y a su hija María Domínguez Olmedo. A partir del 6 de septiembre un jurado popular juzgará al único acusado por estos hechos, el almonteño Francisco Javier Medina, ex compañero de trabajo de Domínguez y pareja de la madre de la niña.

Los hechos justiciables

El auto de la Audiencia Provincial de Huelva determina que la noche del 27 de abril de 2013, minutos antes de las 22:00, Medina accedió al piso del número 3 de la avenida de los Reyes de Almonte que habitaban la hija y el todavía marido de su novia, Marianela Olmedo. Ésta, que ejerce la acusación particular desde su detención, se había separado de Miguel Ángel y no convivía con él desde el 8 de abril, 19 días antes del crimen. Se había instalado con Medina en una vivienda de alquiler.

El procesado sorprendió a su víctima al salir de la ducha y le asestó puñaladas por todo el cuerpo con un cuchillo de 1,7 centímetros de anchura y entre 15 y 20 centímetros de longitud. El ataque comenzó en un pasillo y siguió en la habitación de matrimonio. Según el relato judicial, Medina causó a Domínguez 47 heridas, 15 de ellas inciso penetrantes y 16 cortes de diversa consideración, además de otras doce de carácter erosivo y cuatro contusiones. Las lesiones más graves fueron en el corazón y el cuello que le provocaron un choque hipovolémico tras desangrarse.

Su hija, María, de ocho años, estaba en la habitación de matrimonio cuando el atacante -con capucha y guantes- apuñalaba a su padre. La niña consiguió escapar, pero lejos de huir hacia la calle entró en la cocina y cogió un cuchillo. Corrió hacia su habitación y se refugió allí. El asesino no estaba dispuesto a dejarla con vida.

Presuntamente Medina asestó a la niña -según el relato de la Audiencia- "múltiples cuchilladas en el cuerpo, causándole 104 heridas". Se ensañó con ella. La agredió primero en la cama y luego en el suelo, donde le dio muerte. Su cadáver apareció tapado con una manta.

La Audiencia expone en su auto que Medina entró en la casa "para acabar con la vida de Miguel Ángel y su hija María, aprovechando las circunstancias de tiempo y lugar y con abuso de confianza" -lo que el jurado popular que lo juzgará puede estimar como agravantes el juicio, tal y como han solicitado las acusaciones particulares- "actuando premeditadamente y provisto de los preparativos necesarios para ejecutar su plan y no dejar pruebas que lo incriminaran". Ni siquiera le dio tiempo a Miguel Ángel para vestirse tras salir de la ducha. Quedó "atrapado e indefenso" ante su agresor.

El fiscal del caso, en su escrito de acusación, añade un detalle más de relevancia: el móvil para perpetrar los crímenes estuvo en "los celos". Medina, según su pareja, era un hombre controlador y celoso, con inquina hacia Domínguez -compañero de trabajo en un supermercado de Almonte-, que, a su pesar, seguía siendo el marido de su novia y el padre de la niña de ésta.

25 años por asesinato

Medina se enfrenta a penas de 50 años de reclusión por doble asesinato, 25 por cada una de sus víctimas. Es la máxima pena posible. Olmedo ejerce una de las dos acusaciones particulares y su abogada suma a la petición del fiscal las agravantes de abuso de superioridad y aprovechamiento de las circunstancias de tiempo y lugar, además de las de abuso de confianza y la de parentesco. Los padres y abuelos de los asesinados solicitan al tribunal que agregue a la condena, como agravantes, los de abuso de confianza y el de superioridad. La defensa considera que su cliente es inocente y pide su libre absolución.

jurado popular

Este procedimiento se ha llevado a cabo por la Ley del Jurado. Serán los ciudadanos elegidos previamente los que decidan si Medina es culpable o inocente. La primera jornada, el 6 de septiembre, se dedicará a la selección de los miembros del jurado y a la constitución del tribunal, que presidirá la magistrada de la Sección Primera de la Audiencia de Huelva, Carmen Orland.

calendario de la vista

Está previsto que la vista oral dure casi un mes. Los informes de las partes están fechados para los días 3 y 4 de octubre. Por la sala pasarán 116 declarantes (63 testigos e investigadores y 53 peritos).El jueves 7 será uno de los días más relevantes: se dedicará a la declaración del acusado. Medina ya testificó en sede judicial cuando fue detenido en junio de 2014. Insistió en su inocencia. La vista se retomará el día 11 con testificales como las de los padres de Marianela Olmedo -él descubrió los cadáveres-, de la propia madre y ex pareja de las víctimas, del amigo de Miguel Ángel que estuvo con él minutos antes de que lo asesinaran o de uno de los vecinos que escuchó la discusión entre víctima y verdugo cuando se produjo el suceso, entre otras. Desde el 12 al 18 se irán sucediendo el resto de testimonios.

indicios y pruebas

Medina está en prisión desde el 24 de junio de 2014. Sus constantes peticiones de libertad han sido atendidas, pues la juez instructora y los magistrados de la Audiencia consideran que hay riesgo de fuga y de destrucción de pruebas o de inferencia en los testigos. La clave para los investigadores fue el ADN del procesado, localizado a partir de las pequeñas escamas de piel que hallaron los expertos de la Guardia Civil en tres toallas de baño del piso en el que se produjo el doble asesinato.

El carácter del crimen, con numerosas puñaladas, es pasional, a juicio de los expertos. Un informe forense de la defensa, por contra, descarta que Medina tenga un perfil psicopático ni que tuviera celos de Miguel Ángel. Aunque este punto lo contradice la propia Marianela: era "muy celoso", la controlaba constantemente y no le permitía mantener una relación fluida con el padre de su hija. Cuando tuvo lugar el doble crimen, "los celos desaparecieron".

Los vecinos de la vivienda contaron a la Guardia Civil que oyeron frases como "hijo de puta, qué haces aquí" o "me tienes harto, lárgate" en boca de Miguel Ángel y de su asesino, al que describieron como un hombre con acento almonteño que conocía bien a las víctimas.

Y luego están las huellas ensangrentadas de los guantes, que se corresponden con los usados por los trabajadores del supermercado en que trabajaba Medina. Unos similares se encontraron en su taquilla. El cuchillo, de uso industrial, con punta angulosa y de dimensiones similares a los que emplean carniceros y pescaderos para filetear o deshuesar, también estaba al alcance del acusado en su trabajo.

Por último, lo más importante: Medina no parece tener coartada. La última vez que lo grabaron las cámaras de la superficie comercial en la que trabajaba esa tarde fue a las 21:01. Hasta las 22:08 una llamada no lo reubica fuera del centro de trabajo, cuando se reencuentra con su novia, Marianela. El crimen fue perpetrado "antes de las 22:00".

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