Concluye sin éxito el primer día de búsqueda con el georradar

Los agentes de la Policía sobrevuelan la finca de los abuelos paternos en un helicóptero en el que está incorporada una cámara termográfica · Las labores se pueden prolongar durante una o dos semanas.

Los agentes esperan a las puertas de la parcela el comienzo de la búsqueda.
Los agentes esperan a las puertas de la parcela el comienzo de la búsqueda.
Gema N. Jiménez

25 de junio 2012 - 01:00

La búsqueda en la finca cordobesa de Las Quemadillas concluyó ayer sin arrojar ningún dato relevante sobre el paradero de Ruth y José, desaparecidos desde hace más de ocho meses. Así lo confirmó ayer el hijo del letrado de José Bretón, Baldomero Sánchez de Puerta, quien confirmó que el georradar utilizado en esta nueva fase del registro de la parcela "no ha encontrado nada", a pesar de que los expertos desplazados hasta Córdoba se afanaron en peinar palmo a palmo parte de los terrenos colindantes a la finca, de unos 10.000 metros cuadrados.

Los agentes de la Policía Nacional encargados de la investigación retomaron ayer la búsqueda después de diez días de parón, coincidiendo con la llegada de un georradar para explorar el terreno de la finca de los abuelos, así como otras parcelas anexas, donde el operativo ya extrajo gran cantidad de tierra e incluso arrancó árboles. El letrado manifestó tras concluir las labores de rastreo, pasadas las 20:00, que un grupo de geólogos de la Universidad de Huelva, contando también con la colaboración de la Politécnica de Madrid, han "seguido buscando con total normalidad" en la zona de la parcela que han considerado "oportuno", pero sin obtener resultados. La Policía ya empleó este sistema de rastreo pocos días después de que se produjera la desaparición de los menores, el pasado 8 de octubre, para realizar prospecciones en el terreno sin obtener pistas de su paradero. Los agentes también sobrevolaron ayer la finca en un helicóptero que llevaba incorporada una cámara termográfica de alta sensibilidad, que detecta los cambios de temperatura del suelo. Sánchez de Puerta no quiso desvelar ningún detalle de este sistema, aunque reconoció que los trabajos se podrían alargar durante "una o dos semanas".

La jornada de ayer dio comienzo en torno a las 11:30, tras la llegada del furgón policial que trasladaba a José Bretón desde el centro penitenciario de Alcolea, donde se encuentra interno desde el pasado 21 de octubre. El rastreo comenzó dos horas y media más tarde lo fijado debido a que el juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz, no había redactado el auto necesario para el traslado del padre de los menores desaparecidos. En la búsqueda, al igual que hace dos semanas, también participaron dos máquinas excavadoras que estuvieron removiendo zonas del terreno próximo a la vivienda principal y limpiando la vegetación existente con el objetivo de que el georradar pudiera trabajar con normalidad.

Fuentes cercanas a la investigación informaron de que los expertos deben procesar todos los datos que arroje el georradar, aunque insistieron en que los únicos que pueden descartar al 100% si hay alguna irregularidad son los arqueólogos, ya que su metodología no se ve afectada por las interferencias de las líneas eléctricas, como ocurre con este sistema de rastreo.

El letrado además detalló que los agentes se centraron en exclusiva en el exterior de la finca, sin hacer ningún tipo de rastreo en el interior de la vivienda donde, según detalla el juez instructor, Bretón ideó su plan durante un mes. Hace un par de semanas los agentes emplearon cámaras térmicas para rastrear todas las dependencias de la casa principal de la finca, así como otra anexa de dimensiones inferiores. Estas labores se centraron especialmente en los puntos en los que la madre de los pequeños, Ruth Ortiz, detectó anomalías durante su visita a la finca, el pasado 11 de junio, en la que estuvo acompañada por Rodríguez Lainz. La exmujer de Bretón, en concreto, determinó dos cambios en las dependencias de la casa y uno en la zona de naranjos, donde el padre de los pequeños realizó el día de la desaparición una hoguera para quemar objetos personales que le recordaban a su relación matrimonial. Los agentes levantaron baldosas y analizaron falsos techos con el fin de encontrar un habitáculo en el que Bretón pudiera haber escondido los cuerpos de los menores, tal y como plantea el magistrado en su último auto.

Los abuelos paternos de los pequeños, Bartolomé y Antonia, intentaron un día más acceder a la finca de su propiedad sin llegar a conseguirlo. Los agentes de la Policía que custodian la zona les informaron de que no disponían de autorización para poder atravesar el cordón policial que impide el paso a la calle donde se encuentra la puerta de acceso a la parcela. Los abuelos, resignados y con lágrimas en sus ojos, esperaron subidos en el taxi que les trasladó desde su vivienda, situada en la zona de la Viñuela, hasta la finca, pero finalmente decidieron abandonar el lugar ante la negativa de los agentes.

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