Andalucía

Neandertales: más humanos de lo que hoy pensamos

  • Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Huelva revela que fueron seres creativos. Tenían un espacio en una cueva gibraltareña.

Los neandertales tenían habilidades creativas, capacidades de abstracción y representación. Ése ha sido el descubrimiento que puede cambiar la percepción que teníamos de nuestros antepasados. Un hallazgo que ha sido toda una revolución en la comunidad científica, ya que abre la caja de pandora con cientos de preguntas sobre esta especie y puede modificar el concepto de humanidad.

Ésa es la principal conclusión del proyecto de investigación que durante varios años se ha realizado en la cueva de Gorham, en Gibraltar. Unos estudios con resultados de repercusión internacional que han sido publicados en la prestigiosa revista científica PNAS (Proceedings of the National American Society of USA) y en los que el profesor de la Universidad de Huelva, Joaquín Rodríguez Vidal, ha jugado un importante papel. El artículo ya ha sido mencionado en más de 230 citas, un hecho de suma importancia, ya que son muchos los científicos que han usado el estudio para reforzar sus proyectos de investigación.

El inicio de esta historia se remonta a 2005, año en el que se comenzó a excavar la parte más interna y elevada de la cueva de Gorham. Durante los años 2010 y 2011, las excavaciones arqueológicas consiguieron alcanzar el lecho rocoso, y ahí fue donde el arqueólogo Francisco Giles Pacheco, antiguo director del museo de El Puerto de Santa María y actual director de estas excavaciones, observó unas líneas entrecruzadas, grabadas en la roca, de aspecto poco natural. Con este hallazgo casual se procedió a investigar la naturaleza de dichas marcas de inmediato; una indagación que se ha prolongado durante dos años hasta el día de hoy.

La investigación ha sido coordinada por los responsables del Gibraltar Cave Project, el profesor de la Universidad de Huelva Joaquín Rodríguez Vidal y el director del Gibraltar Museum, el profesor Clive Finlayson. El trabajo demuestra de manera fehaciente que los últimos moradores neandertales de Gorham, hace 39.000 años, tenían un lugar privado de la cueva donde realizar sus representaciones gráficas, fruto de un pensamiento abstracto. Gracias a unos sedimentos que funcionaron como un barniz natural y conservaron el grabado preciso y maestro realizado sobre la piedra con una punta o filo de algún instrumento, se puede suponer que los neandertales ya eran creativos. Las pruebas analíticas realizadas por el profesor de la Universidad de Burdeos Francesco d'Errico demuestran que fueron necesarias entre 200 y 300 pasadas de buril hasta realizar el grabado completo. Una hora de trabajo continuo e intencionado de un neandertal, que, según afirma Rodríguez Vidal, "era diestro", y cuya finalidad por ahora se desconoce.

El grabado cubre una superficie de unos 300 centímetros cuadrados y se realizó sobre una pequeña plataforma horizontal de roca en el suelo. El dibujo es una trama rectangular incompleta de ocho líneas grabadas principales entrecruzadas, oblicuamente cortadas por otros grupos de líneas cortas, finas y menos profundas.

El doctor Juan José Negro, miembro del equipo investigador y director de la Estación Biológica de Doñana, que es experto en comunicación animal, afirma que este tipo de grabados son "impensables" en cualquier animal que no tenga la mente simbólica. En su opinión, es "muy probable" que nunca se sepa el significado del grabado porque es abstracto y falta información, aunque seguramente significaba algo para el grupo que vivió en el momento en el que fue realizada.

Para los investigadores holandeses, esto es "el último clavo del ataúd", porque supone una demostración evidente de que la especie neandertal pensaba de manera abstracta. El hallazgo es un descubrimiento largamente anhelado por una parte importante de la comunidad científica de paleoantropólogos y por los interesados en la evolución humana. Las investigaciones recientes, en estas y otras cuevas europeas, han estado cerrando un cerco estrecho alrededor de la idea de concebir a los neandertales como una especie humana inteligente, con habilidades e inquietudes semejantes a las nuestras, y con hábitos que posiblemente hemos heredado de ellos.

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