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Picardo, el inicio de una nueva etapa

  • El giro de 180 grados que ha sufrido el panorama político en España y Gibraltar influirá en las relaciones · El ministro principal socialista quiere continuar con el Foro pero el PP prevé cambiar su estructura

LAS elecciones generales celebradas en España y Gibraltar respectivamente han dado un giro de 180 grados al color político de sus gobernantes. Si el 20 de noviembre arrojó una abrumadora victoria del PP, los comicios del pasado jueves en el Peñón pusieron fin a los quince años del socialdemócrata Peter Caruana al frente del número 6 de Convent Place y convirtieron al socialista Fabian Picardo en el nuevo ministro principal.

Sin embargo, el del GSLP-GLP fue un triunfo ajustado, de apenas dos puntos sobre el GSD. Y es que las razones del mismo nada tienen que ver con las que motivaron la aplastante victoria del PP en España y la estrepitosa caída de los socialistas.

Frente a lo que está ocurriendo en gran parte de Europa, Caruana deja tras de sí una economía que sigue creciendo porque sus pilares fundamentales -servicios financieros, turismo y casas de apuestas, principalmente- no se han resentido. Además, Gibraltar tiene un 2% de paro, unos 420 desempleados, según el dato que el propio Picardo facilitó a este diario pocos días antes de los comicios, y ha pasado con nota el primer año de su nuevo régimen fiscal, que grava a todas las empresas ya sean offshore u onshore.

La derrota del socialdemócrata tiene otros motivos. El primero de ellos sea quizás el desgaste lógico que cualquier figura política sufre tras quince años en el poder. Por otro lado, el Ejecutivo del GSD se ha ido transformado con el paso del tiempo en un gobierno excesivamente centrado en la figura de su ministro principal. La inteligencia y la dureza negociadora de Peter Caruana son bien conocidas, al igual que su afán por controlarlo todo. De otra parte, las dificultades del GSD para atajar de forma contundente las listas de espera de acceso a una vivienda, así como el excesivo gasto en diversos proyectos, también pueden haberle pasado factura.

El hombre que ha conseguido vencerle en las urnas en su primer intento, Fabian Picardo, tenía la difícil tarea de sustituir al histórico Joe Bossano, cuyo tirón en el Peñón sigue siendo importante. Ahí están los más de 8.000 votos conseguidos el pasado jueves por el veterano socialista, que será ministro de Empleo.

Sin embargo, Picardo ha rejuvenecido la cara más visible del GSLP, que durante los últimos cuatro años ha realizado además un intenso trabajo de base para incrementar el número de militantes y propiciar la movilización de su electorado el día de los comicios.

Una de las grandes preguntas tras ambas citas electorales es cómo afrontarán el PP en España y Picardo en Gibraltar las relaciones. Aunque el GSLP-GLP se ha mostrado crítico con diversos aspectos de los acuerdos de Córdoba del Foro de Diálogo y nunca ha estado de acuerdo con la construcción de la nueva terminal aeroportuaria por su excesivo coste, el nuevo ministro principal apuesta por las buenas relaciones y la continuidad del proceso a tres bandas.

Sin embargo, el PP ya ha anunciado que quiere cambiar la estructura del Foro de Diálogo al considerar, y ésta es una máxima que los populares han mantenido desde su creación en 2004, que sitúa a las autoridades gibraltareñas al mismo nivel que las españolas y británicas.

El nuevo Gobierno de Rajoy todavía no ha echado a andar. Tampoco está claro quién será el titular de Asuntos Exteriores y Cooperación y los planes exactos para el Foro del PP, que al menos sí quiere diálogo con el Peñón, no son públicos.

Habrá que ver cómo reacciona Picardo al más que posible cambio de planteamiento del PP y al deseo de este partido de reactivar el Proceso de Bruselas o, lo que es lo mismo, retomar las negociaciones bilaterales sobre la soberanía con Londres. Una intención que ya fracasó en 2002 y sobre la que cabría preguntarse si habría disposición por parte del Gobierno británico, comprometido desde hace años en no entrar en conversaciones de ese tipo sin el consentimiento de Gibraltar.

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