Entrevista al director de la Real Academia Española e Hijo Predilecto de Andalucía

Santiago Muñoz Machado: "En Andalucía se ha hecho el mejor uso del idioma. Hay que tener mucho orgullo"

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE e Hijo Predilecto de Andalucía, en el hotel Alfonso XIII.

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE e Hijo Predilecto de Andalucía, en el hotel Alfonso XIII. / José Luis Montero

Intentar resumir el currículum de Santiago Muñoz Machado en el arranque de una entrevista es un esfuerzo condenado al fracaso. Catedrático de Derecho administrativo, abogado, escritor, académico, investigador y editor, su inquietud intelectual le ha llevado por múltiples caminos, el último el impulso del español en la revolución de la inteligencia artificial. Muestra de ello son el casi centenar de libros publicados, entre ellos un Premio Nacional de Ensayo y otro de Historia. El director de la Real Academia Española es también presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española y miembro nato del Consejo de Estado. Pero durante todo ese recorrido no ha dejado atrás al niño de Pozoblanco que heredó de su padre el amor por su tierra, un andaluz orgulloso de serlo que este 28-F será nombrado por ello Hijo Predilecto de Andalucía.

Recibirá en unas horas su reconocimiento como Hijo Predilecto de Andalucía. ¿Qué supone para usted?

Es un grandísimo honor, es un tópico decirlo, pero es lo que es. El más grande que he recibido nunca. Lo mejor que puede pasarle a una persona es que sea tu tierra la que te da un reconocimiento por el trabajo que has hecho a lo largo de tu vida. Andalucía representa mejor que ninguna región los valores de España, es muy grande, importante, amada. Que te elijan como alguien destacado en una comunidad tan rica es algo muy satisfactorio.

Un andaluz al frente de la Real Academia Española (ha habido cuatro anteriormente). Tiene algo de justicia poética dado el elevado número de críticas que escuchan los andaluces a su forma de hablar.

Realmente es una crítica muy poco justa. En Andalucía se ha hecho el mejor uso del idioma, ha habido grandísimos escritores nacidos en ella y otros que tuvieron una importante base de su educación en Andalucía. Esa es la lengua de Cervantes, una manera de ver la vida, de manifestarse, muy andaluza, muy sevillana porque vivió mucho tiempo en Sevilla. Qué decir de los poetas andaluces y de la proyección mundial del habla andaluza, solemos explicar que América sesea y cecea porque tiene la base que trasladaron los andaluces que emigraron. Hay que tener mucho orgullo, nada de complejos.

La última encuesta del Centra destaca que dos tercios de los andaluces se enfada cuando escucha críticas a su acento. Hay una nueva generación que hace bandera de él. ¿Nos estamos levantando en materia lingüística?

Me parece muy razonable. El español tiene muchos acentos y variedades y su defensa nos enriquece.

En el mundo hay ya 600 millones de hispanohablantes, un número al alza. En Estados Unidos la población hispana supone un 19% del total. ¿El español está de moda?

Está de moda, también en Europa. Por la enseñanza del idioma en diferentes países, también por algunas modas, porque la música moderna que se está haciendo en español genera interés por conocer la lengua. En el caso de América es distinto, porque se ha producido un crecimiento vegetativo muy importante en la población hispana. Vamos a llegar pronto a los 100 millones de hablantes en español en EEUU, será el segundo país en hispanohablantes. Será un fenómeno de una importancia política, económica y cultural muy importante. Tenemos que cuidar mucho en esos países que se mantenga la calidad del español en la segunda y tercera generación, porque hay sitios donde se va perdiendo la costumbre. La conclusión es optimista respecto a la situación de la lengua en crecimiento e importancia; ahora hay que hacerla más importante en materia de ciencia y nuevas tecnologías.

¿Se está aprovechando ese potencial económico del español?

Se aprovecha mucho. Acabo de hablar de la industria discográfica, en la que ha tenido un crecimiento enorme la música en español. El mundo audiovisual, la difusión de la literatura escrita en español. El hecho de que seamos una comunidad tan extensa facilita las transacciones comerciales. Ahora en la Academia también trabajamos en herramientas que pongan en común el lenguaje jurídico, con el Diccionario panhispánico del español jurídico con el vocabulario de ese mundo, porque eso facilitará la seguridad jurídica de todos los operadores.

Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española e Hijo Predilecto de Andalucía. Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española e Hijo Predilecto de Andalucía.

Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española e Hijo Predilecto de Andalucía. / José Luis Montero

La Academia está inmersa en un importante proyecto, bajo el nombre de Lengua Española e Inteligencia Artificial, con el que busca un uso correcto del español en las tecnologías que la emplean. Y ahora colaborará con el Gobierno central en la creación de un modelo de lenguaje de inteligencia artificial entrenado íntegramente en español y lenguas cooficiales. ¿En qué consiste esa colaboración?

Estamos muy implicados en aprovechar las nuevas tecnologías. En primer lugar nos estamos sirviendo de la inteligencia artificial para mejorar nuestros servicios. Por otra parte nos enfrentamos al problema de que la IA que domina el lenguaje está en inglés, son las grandes corporaciones americanas las que están trabajando la lengua inglesa, pero también la española. A la Academia le preocupa que cada vez hay más máquinas hablantes, se usa más la IA en diferentes herramientas y hay que conseguir que hable un español correcto. A lo largo de 310 años de vida, la RAE ha conseguido que los humanos nos hagan caso y hablen un español adecuado a las normas canónicas, al léxico del diccionario, a la ortografía y la gramática. Es necesario que las máquinas se adecúen a esa normativa y que no se inventen una variante del español que con el tiempo no lleguemos ni a entender. Someter a la inteligencia artificial a las mismas reglas era algo muy importante. Y un paso más es el que se ha anunciado estos días en el sentido de que hace falta crear un gran modelo de lenguaje entrenado en español. No existe uno ni en español, ni en alemán, ni en francés. Lo que queremos es que todos los fabricantes de productos de inteligencia artificial tengan una base de datos fiable y de dimensiones adecuadas, miles de millones de documentos, para que puedan trabajar con más seguridad y respeto a nuestro idioma.

Una gran innovación de la RAE.

La Academia cumple repetidamente un programa de actuación que es mantener al día el Diccionario, la gramática, la ortografía, resolver dudas de los ciudadanos. En ese trabajo nos mantenemos y le hemos sumado ahora la incorporación a la RAE a las nuevas tecnologías del lenguaje y de la RAE en ellas. Es una especie de refundación, es tan importante lo que está ocurriendo como la fundación hace 300 años.

La revolución que implica la inteligencia artificial abre también un debate ético o filosófico que se extiende a la lengua, si la IA acabará modelando el lenguaje con todo lo que ello implica.

Efectivamente, hay llamamientos sobre los peligros que conlleva. Pero eso no debe determinar un bloqueo de sus ventajas. Lo que obliga es a utilizarla con cuidado y mediando una regulación de qué se puede hacer y qué no con la inteligencia artificial. Me parece bien que la Unión Europea establezca a escala europea una ley que marque las pautas. Por ejemplo, al participar en ese modelo de lenguaje buscamos que no haya una ruptura de la igualdad, porque esos modelos incorporan muchas formas, expresiones, documentos, en los que hay que cuidar que no haya sesgos, derivaciones en el lenguaje. Hay que tener cuidado para que no se convierta en un lenguaje discriminatorio que no esté al alcance de todos los ciudadanos. En ese sentido, también trabajamos en la Academia en un programa de lenguaje claro en el que estamos comprometiendo a instituciones de todo el mundo a la utilización, en su relación con los ciudadanos, de un lenguaje comprensible y accesible para cualquier persona.

Hace un par de semanas la RAE emitió una nota sobre las Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administración parlamentaria aprobadas en las Cortes. En ella insistía en que el uso del masculino genérico es casi siempre inclusivo ¿Ve un escenario en el que el hablante medio acabe considerando que el género masculino es sexista?

El género masculino es normalmente inclusivo y se corresponde con la historia del idioma. Y no solo de nuestra lengua, sino del indoeuropeo. Pero la posición de la Academia aquí es clara. Lo que hacemos no es establecer cómo deben hablar los ciudadanos, sino que tomamos nota de cómo hablan. El método de la RAE es ese, tenemos establecidos en casi todos los países de habla hispana fuentes que nos remiten expresiones, palabras, con las que formamos el corpus, grandes bases de datos. Partiendo de ahí formamos nuestra normativa. Vuelvo al lenguaje inclusivo. Ocurre con esto que hay una pretensión por algunos grupos sociales y poderes públicos de que se imponga la manera de hablar por decreto. No se puede establecer cómo hay que hablar por decreto, la gente habla como le da la gana, en términos paladinos. El pueblo no ha desechado el masculino genérico, no sé si algún día triunfará el desdoblamiento continuo por razón de género, pero no lleva camino de ser así. Esto no tiene nada que ver con la absoluta convicción de la RAE de que existe una discriminación histórica de la mujer que hace falta superar.

En 2017, en un momento muy convulso, presentó junto a otros juristas Ideas para una reforma constitucional, en el que planteaban abrir un tiempo de reformas, ir introduciendo cambios poco a poco. Han pasado unos años, ¿se dan las condiciones en la situación política actual para ese periodo reformista o ha cambiado de perspectiva?

La perspectiva ha cambiado y mi posición personal también. He sido siempre favorable a una reforma constitucional por respeto a la Constitución. Ahora se tiende a no respetar la Constitución y cerrar los ojos ante la evidencia, esto ocurre porque en algunos aspectos se ha quedado anticuada y es natural. Se aprecian los problemas cuando las instituciones se utilizan. La mejor manera de respetar la Constitución es ir poniéndola al día y modificando los defectos que tiene, eso lo hemos dicho hasta desgañitarnos algunos especialistas. Pero es evidente que no está la clase política para esto, luego desisto. La misma frivolidad que se está empleando para no modificarla y preferir vulnerarla, y luego pedir al Tribunal Constitucional que avale esas modificaciones fuera de los cauces de reforma adecuados… todo esto me lleva a desistir, porque no hay voluntad política, no saldría nada bueno de la apertura de la reforma porque no hay posibilidad de conciliar las grandes fuerzas políticas. Además tenemos gente en el país que si se abre la reforma de la Constitución no sabemos qué disparates pedirían, propondrían una reconstrucción en regla del sistema constitucional.

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE e Hijo Predilecto de Andalucía Santiago Muñoz Machado, director de la RAE e Hijo Predilecto de Andalucía

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE e Hijo Predilecto de Andalucía / José Luis Montero

¿Qué reformas habría que hacer?

Los constitucionalistas lo que hemos pretendido es que se hagan reformas parciales que limpien la Constitución de artículos que no son los más adecuados. Hablando ahora de Andalucía, algunos que fueron disposiciones de la Constitución que están en el título VIII, por ejemplo, qué tienen que hacer las provincias para transformarse en comunidad autónoma. El 143, 144, 145 y siguientes se refieren a eso. Esto ya se hizo, ese tipo de cuestiones habría que sacarlas. O hemos descubierto que el 149 de reparto de competencias está mal hecho. O que hay derechos que después de 45 años han crecido en importancia y requieren más protagonismo en la Constitución, por ejemplo, todas las cuestiones medioambientales, o la salud pública. Pero esto ya se ha convertido en un ejercicio puramente teórico, desde luego no tengo ninguna esperanza ni postulo una reforma constitucional en el corto plazo.

Previamente, en su Informe sobre España. Repensar el Estado o destruirlo instaba ese debate sereno que ahora no es posible y hablaba de un déficit en la estructura de estado.

Fue un informe muy comentado en su día, obtuvo el Premio Nacional de Ensayo. Lo escribí con cierta rabia por lo que estaba ocurriendo. Yo lo digo siempre sin ninguna vergüenza, soy muy patriota, me gusta mucho España, amo mi país. Y me duele en el alma que maltraten las instituciones y me duele la historia constitucional de España que ha sido el manejo de las instituciones como de usar y tirar, como si fueran algo de lo que se pudiera prescindir cuando estamos hablando de la convivencia entre españoles. Hemos manejado muy mal todo el constitucionalismo. La Constitución de 1812 tuvo una vigencia 4 o 5 años. Y esa historia ha pesado mucho en mi formación. Y ante el temor de que la Constitución de 1978 pudiera pasar por ese mismo trance, que se fueran manoseando las instituciones hasta convertir su aplicación en algo sin seriedad, sin rigor, sin seguridad jurídica, escribí ese libro con dolor, con la posibilidad de que llegase a ocurrir. No obstante soy un ciudadano orgulloso de lo que ha significado la Constitución actual y de cómo ha funcionado el estado de las autonomías pese a que es la parte de la Constitución que ha sido más criticada. Hemos vivido un país que se ha descentralizado de forma casi milagrosa porque era muy complicado. Ha funcionado razonablemente bien. Aquel libro fue un grito de advertencia a que no sigamos por los caminos de destrozar nuestras instituciones.

Su última obra es un gran compendio sobre la vida, obra y época de Cervantes. ¿Ha finalizado su investigación o sigue trabajando en ella?

Ha sido una maravillosa excursión intelectual la que he hecho en ese libro, una inmersión en la vida, la obra y el tiempo de Miguel de Cervantes. A mí me ha fascinado siempre, he sido un cervantista humilde pero longevo, siempre he tenido su obra cerca de mí. Ahora mismo, mientras hablamos, aquí en la Academia hay a mi izquierda un busto de Cervantes y a mi derecha un autógrafo. Ha sido un esfuerzo grande pero lo enmarco en mis aficiones distintas de las de jurista teórico y práctico.

No me resisto a acabar la entrevista sin preguntar por algo que ha generado una reivindicación en Córdoba: ¿Se incluirá flamenquín en el Diccionario?

Después del debate con el flamenquín en Córdoba no me queda más remedio que plantearlo. Lo llevaré a la comisión correspondiente. No puedo prometer que vaya al Diccionario, pero sí que lo vamos a debatir.

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